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Congresistas de EEUU advierten que Noboa podría pretender alegar un fraude si no gana

Un viaje hace dos semanas a EEUU, el anuncio de que podría volver a permitir bases militares norteamericanas en el país y el contrato de asesoría con la empresa paramilitar norteamericana Blackwater, incrementan la preocupación de que el mandatario ecuatoriano pueda resistirse al ceder el poder si pierde en las elecciones del domingo.

Guayaquil, Ecuador

El mandatario derechista de Ecuador, Daniel Noboa, y su rival izquierdista Luisa González cierran este jueves sus campañas presidenciales en el violento puerto de Guayaquil, espejo de la cerrada diferencia que separa a los candidatos de cara al balotaje del domingo.

Tras una reñida primera vuelta el 9 de febrero, en la que Noboa se antepuso por menos de un punto porcentual, el mandatario denunció irregularidades en el conteo de los votos, pese a que observadores internacionales lo descartaron.

Este jueves, 14 congresistas de Estados Unidos enviaron una carta al secretario de Estado, Marcos Rubio, para alertar sobre la posibilidad de que Noboa «no reconozca los resultados si pierde».

El presidente ecuatoriano es uno de los principales aliados de Estados Unidos en la región. En la recta final, ha buscado el apoyo de su homólogo Donald Trump argumentando la lucha contra el crimen y apuesta por el regreso de bases militares extranjeras, hoy prohibidas en la Constitución.

«Vamos a hacer respetar nuestro derecho a la democracia y si ese Consejo Nacional Electoral no cumple con su trabajo (…) sabremos responderle si es necesario en las calles», advirtió por su parte la opositora Luisa González en Quito el miércoles.

Delfina del popular expresidente Correa (2007-2017), la izquierdista recibió el apoyo del mayor movimiento indígena de Ecuador, cuyo candidato fue tercero en la primera vuelta, así como el reciente respaldo del excandidato de derecha Jan Topic.

Polarización

Capital económica, centro de operaciones del narcotráfico, cuna de Noboa y bastión del expresidente socialista Rafael Correa -padrino político de González-, Guayaquil es el símbolo de un país divido y crispado donde los candidatos queman sus últimos cartuchos para cazar votos de indecisos en una nación donde el sufragio es obligatorio.

«Hubo más ataques que propuestas de los dos lados» de las campañas, se queja en Quito Roberto Cruz, un trabajador independiente de 50 años.

La desinformación impulsada por un uso sofisticado de la inteligencia artificial, enconados debates y los frecuentes dardos entre los candidatos, marcaron este periodo electoral. También una creciente violencia con un asesinato cada hora entre enero y febrero, el inicio de año más sangriento desde que se tiene registros.

«Hay delincuencia, hay drogas, crímenes, extorsiones», lamenta Alfredo Cucalón, un guía turístico en Guayaquil.

Voto a voto

Con 37 años y uno de los presidentes más jóvenes del mundo, Noboa ha usado las redes sociales como principal plataforma de propaganda política.

Trepado en un tanque de guerra con chaleco y casco antibalas, en una maratón de 10 kilómetros junto a su esposa, rasgueando la guitarra o en una sesión de tatuajes, el gobernante mezcla una imagen de mano de hierro contra el crimen y personalidad juvenil.

Aunque su programa de mano dura y estado de excepción no alcanzó el resultado esperado, Noboa ataca al correísmo como el culpable del crecimiento de la violencia por su trato indulgente contra las bandas.

«Este domingo es que vamos a acabar con el narcorterrorismo, vamos a quitarle todo chance a las mafias», dijo Noboa en Quito el miércoles en otro de sus brevísimos discursos.

Diez años mayor, González apela a su carrera hecha a pulso, mujer de pueblo y madre soltera que conoce las dificultades del ecuatoriano promedio. Con frecuencia critica el capital millonario de Noboa, hijo de un magnate bananero, y asegura que está desconectado de los problemas de los más pobres.

El próximo presidente debe atender «aparte de la seguridad, la salud y la educación, esos son los pilares», dijo en Quito la costurera Lisbeth Paucar, de 28 años.

La Sociedad Interamericana de Prensa y otras organizaciones internacionales de defensa de los periodistas, alertaron sobre el «alto riesgo» para el ejercicio del oficio antes de las elecciones: agresiones, «estigmatización desde el poder», acoso judicial, censura y en algunos casos asesinatos.

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