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Con Yamandú Orsi, un Uruguay sin polarizaciones vuelve a la izquierda

Yamandú Orsi asumió este sábado como presidente de Uruguay, recogiendo la antorcha de su mentor y padrino político, el popular exmandatario José "Pepe" Mujica, en el retorno de la izquierda al poder tras cinco años de gobierno de centroderecha.

Montevideo, Uruguay

Yamandú Orsi, presidente de Uruguay desde este sábado, es el heredero del legado político del exmandatario José «Pepe» Mujica, que permitió el retorno al poder de la izquierda.

Orsi, un profesor de historia de 57 años que gobernó durante una década Canelones, el departamento más poblado del país después de Montevideo, sucedió al centroderechista Luis Lacalle Pou para el periodo 2025-2030.

Mujica apostó fuerte a su carismático discípulo, afable y dialoguista, para conducir al Frente Amplio, que gobernó entre 2005 y 2020, de regreso a la Torre Ejecutiva.

Su triunfo «tiene algo de premio de despedida», confesó a la AFP el expresidente (2010-2015), de 89 años y enfermo de un cáncer irreversible.

Orsi liderará hasta 2030 ese país suramericano de 3,4 millones de habitantes, uno de los más estables y prósperos de la región, que este 1 de marzo celebra cuatro décadas de democracia ininterrumpida.

El tercer mandatario de izquierda uruguayo después de Mujica (2010-2015), y el fallecido Tabaré Vázquez (2005-2010 y 2015-2020), un 44% de expectativas favorables sobre su gestión, según una encuesta de Opción Consultores.

En lo político, lidiará con un Parlamento dividido, en el que el gobernante Frente Amplio (FA) solo controlará el Senado y habrá voces antisistema en la Cámara baja. Pero, según analistas, la interna del oficialismo le generará aún más problemas.

«Dedicará más tiempo y energía a gestionar a sus partidarios más acérrimos que a tratar con sus oponentes políticos», escribió el economista Arturo Porzecanski en la revista Americas Quarterly, advirtiendo tensiones con la «poderosa» central sindical Pit-CNT, afín al FA.

Orsi, conocido por su talante negociador, deberá atender las demandas sociales sin incrementar el déficit fiscal, que alcanzó en 2024 el 4,1% del PIB, y en momentos en que la falta de lluvias amenaza con afectar el crecimiento, estimado en 3% para este año.

El nuevo presidente tendrá el reto de abatir la criminalidad vinculada en gran parte al narcotráfico, algo que pese a intentarlo no logró Lacalle Pou. Uruguay tiene una tasa de homicidios de 10,5 cada 100.000 habitantes, y unos 16.000 presos con difícil perspectiva de reinserción social.

Según Porzecanski, «Orsi hereda una economía y un país cuyos fundamentos son muy sólidos».

«Estoy a las órdenes», le dijo Lacalle Pou a Orsi al darle un abrazo antes de retirarse.

La víspera, en su último día al mando, el presidente saliente aseguró que «cuidó los recursos públicos», fue «humanista» y buscó ir «a todos los rincones del país».

Lacalle Pou, un abogado de 51 años que deja el cargo con 54% de popularidad, no pudo aspirar a la reelección consecutiva porque no está previsto en la legislación uruguaya.

Un hombre sencillo

La semana pasada, Orsi visitó a su mentor en su chacra (granja) en las afueras de Montevideo. Según el diario argentino Ámbito Financiero, sentados en el icónico banco hecho de tapitas de refresco, el exguerrillero, que ganó fama mundial por su discurso anticonsumo, le aconsejó mantener una «austeridad republicana».

Orsi, descendiente de españoles e italianos, educado en la escuela pública y comprometido con la igualdad social promovida por el Estado, encarna mucho de la idiosincrasia uruguaya.

«No cabe duda de que representa un promedio de orientalidad claro», dijo días atrás al diario El Observador el publicista Claudio Invernizzi, en referencia a los ciudadanos de la República Oriental del Uruguay.

Mujica también ha destacado una «ventaja» del nuevo mandatario: su capacidad para comprender el país urbano y el país rural.

Orsi será el primer presidente uruguayo elegido por vía constitucional en más de 100 años que no proviene de Montevideo.

«Demasiado bueno»

Yamandú Ramón Antonio Orsi Martínez nació en una zona rural de Canelones el 13 de junio de 1967 en una modesta casa sin luz eléctrica y se mudó a la capital departamental a los cinco años, cuando su padre se enfermó y no pudo seguir trabajando en el campo.

Suele decir que se crió en un hogar en el que «no sobraba nada» pero tampoco «faltaba nada».

Su hermana María del Luján, siete años mayor que él, recordó sus travesuras de niño y cómo ayudaba a las vecinas del barrio.

«¿Sus debilidades? Coincido con lo que dijo ‘el Pepe’: ser demasiado bueno», comentó a Canal 10.

Pablo Zeballos, un amigo de la infancia, nunca pensó que Orsi sería presidente. «Éramos muy tranquilos los dos, de jugar al fútbol en la calle. Todo muy sano», aseguró.

Orsi se graduó de profesor de historia en 1991 y enseñó en liceos de pueblos y ciudades pequeñas hasta 2005, cuando inició su trayectoria en el gobierno de Canelones, primero como secretario general y desde 2015 como intendente, la máxima autoridad.

En junio pasado renunció para competir en las internas del Frente Amplio, que ganó con más del 60% de los votos, superando ampliamente a la exintendenta de Montevideo Carolina Cosse, que tenía el apoyo de comunistas y socialistas y se convirtió en su compañera de fórmula.

Antes, Orsi fue objeto de lo que consideró una «maniobra política» para dañar su postulación, cuando una trabajadora sexual trans lo acusó de haberla agredido en 2014, una denuncia que resultó falsa y promovida por otra mujer trans, militante del Partido Nacional de Lacalle Pou. Ambas cumplen condenas judiciales.

«Gran sensibilidad»

De joven, Orsi atendía el almacén de su familia y también fue monaguillo de la Iglesia católica y bailarín de folclore.

En su casa no se hablaba de política, pero la restauración democrática tras la dictadura cívico-militar (1973-1985) lo llevó a militar en la izquierda. En 1989 se sumó al Movimiento de Participación Popular fundado por Mujica, hoy el principal sector del Frente Amplio.

Además de Mujica, Orsi tuvo como referentes a Lucía Topolansky, esposa del expresidente, exguerrillera y vicepresidenta de la República de 2017 a 2020; y a Marcos Carámbula, su predecesor en la intendencia de Canelones.

«Yamandú es un hombre muy inteligente» y de «gran sensibilidad», opinó Carámbula.

Orsi se casó dos veces, la última en 2008 con Laura Alonsopérez, una bailarina contemporánea y actriz que mantiene un muy bajo perfil. Con ella fue padre, a los 45 años, de los mellizos Victorio y Lucía.

Como sus antecesores de izquierda, Mujica y Tabaré Vázquez (2005-2010, 2015-2020), Orsi no se mudará a la mansión oficial en Montevideo, sino que seguirá viviendo en Salinas, un balneario 40 km al este de la capital. «Tiene que ver con el arraigo de mis hijos», aclaró.

Es hincha del equipo de fútbol Peñarol y amante de la música.

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