La recta final electoral colombiana mantiene la mayor tensión en los observadores dentro y fuera del país, ante un proceso que ha polarizado la sociedad y muestra una tendencia al inédito ascenso de la izquierda al poder.
El ambiente de gran expectación en Colombia se enrarece con amenazas de muerte a los candidatos de izquierda, el fantasma del magnicidio en el país ha obligado a extremas medidas de seguridad para los candidatos del favorito Pacto Histórico.
Además, existe desconfianza en el sistema electoral que ha llevado a que el candidato Gustavo Petro denunciara el lunes 23 un eventual intento del Gobierno de suspender el proceso electoral, lo cual fue desmentido por las autoridades.
Mientras, la violencia en zonas apartadas crece en las vísperas de los comicios del próximo domingo.
Todas las encuestas coinciden en mostrar al izquierdista Gustavo Petro y su partido Pacto Histórico como favoritos para ganar las elecciones, aunque señalan también que no lo conseguiría en la primera vuelta.
“Algunos sectores empresariales identifican en el candidato izquierdista una opción que contenga el disgusto popular que en las protestas de 2019 y 2021 llegó a peligrosos estallidos en los que incluso la estabilidad institucional se vio amenazada.”
Petro no descarta la posibilidad de ganar en la primera ronda y alienta a sus seguidores a salir a votar y no tener miedo, pero sabe que un balotaje lo enfrentaría a un bloque sustentado en la polarización y a un discurso radical anti izquierdista.
La incógnita es con quién se jugará la segunda vuelta, si con Federico Gutiérrez o con Rodolfo Hernández. Pues, aunque hasta la última semana su más seguro contrincante era el derechista Gutiérrez, este se estancó en los 24 puntos, mientras el populista Hernández creció rápidamente hasta los 20. Otras encuestas aseguran un empate técnico de estos dos en el segundo lugar.
Este domingo 22, último día permitido por la ley electoral para actos en sitios públicos, Petro y su candidata a la vicepresidencia Francia Márquez cerraron su campaña electoral en Bogotá, donde en una abarrotada Plaza de Bolívar, el candidato de Pacto Histórico, alentado por un súbito crecimiento en los últimos días de 4 puntos, manifestó estar seguro de su victoria el próximo 29 mayo.
El inédito proceso colombiano no deja de dar sorpresas. Aunque Fico parecía el candidato predilecto para disputarle a Petro la presidencia en la segunda ronda del 19 de junio, en las últimas semanas el ascenso de Hernández marca una tendencia difícil de revertir en los próximos días y ya sin posibilidades de actos públicos, que han sido el fuerte del derechista Gutiérrez.
El techo del candidato de Equipo por Colombia se manifestó desde hace varias semanas y pese a todos los esfuerzos por señalar a Petro y su eventual gobierno de izquierda como una amenaza para la democracia y la estabilidad en Colombia, no logró sumar seguidores.

Por su parte, el candidato de la Liga de Gobernantes Anticorrupción, quien fuera alcalde de Bucaramanga en 2015, se presenta como un personaje desenfadado, enemigo acérrimo de la corrupción, que dice las cosas de frente y se ríe de que le digan “el viejito del Tiktok” ya que es el mayor de los aspirantes, con 76 años de edad.
Si el candidato a segunda ronda fuera Hernández, algunos analistas lo consideran con mejores posibilidades frente a Petro.
La encuestadora Invamer, que consultó a 2.000 personas entre el 13 y el 18 de mayo, tiene un margen de error del 1,5%, prevé que Petro se impondría en la segunda vuelta presidencial ya sea contra Gutiérrez (52,7% vs. 44,2%) o Hernández (50%, vs. 47,4%).
Rodolfo Hernández cumple con un modelo de candidato de apoyo creciente que ya se ha visto en otros países con sistemas políticos tradicionales en crisis. Su discurso populista antisistema busca canalizar el descontento hacia la necesidad de un cambio y de un gobierno que sí sepa hacer las cosas, aunque nunca diga cómo. También juega a la carta de ser un advenedizo que, aunque en este caso presenta su experiencia como exalcalde de Bucaramanga, no pertenece a las fuerzas políticas tradicionales.
El sorpresivo ascenso de Hernández le resta apoyos a Fico Gutiérrez, quien además carga el lastre de ser un candidato apoyado por el oficialismo del uribista Iván Duque, cuyo respaldo popular cayó hasta ser el más bajo en tiempo recientes.
En su mitin de cierre el domingo en Medellín, el exalcalde de esa ciudad Fico Gutiérrez dijo que: «Aquí vamos a hacer cambios, pero no pueden ser un salto al vacío como le pasó a Venezuela o a Nicaragua (…) No le vamos a entregar a Colombia al populismo», con lo que señalaba a sus dos contendientes.
Los candidatos populares
Una figura que marca un cambio en la política colombiana es la candidata a vicepresidente de Pacto Histórico, Francia Márquez.
Nacida en el Cauca, el departamento al suroccidente de Colombia, esta abogada afrodescendiente es una activista muy reconocida de los derechos humanos y ambientalista. Le disputó a Petro la candidatura del Pacto Histórico y luego aceptó la invitación de este para ser su compañera de fórmula.
«Soy parte de un proceso, de una historia de lucha y resistencia que empezó con mis ancestros traídos en condición de esclavitud. Soy parte de la lucha contra el racismo estructural, soy parte de los que luchan por seguir pariendo la libertad y justicia. De quienes conservan la esperanza por un mejor vivir, de aquellas mujeres que usan el amor maternal para cuidar su territorio como espacio de vida, de quienes alzan la voz para parar la destrucción de los ríos, de los bosques, de los páramos», se describe a sí misma.
Ha levantado la bandera de ser la candidata de los “nadies” esa gente marginada y olvidada en muchas zonas rurales de Colombia, pero también de los más pobres y excluidos. Su discurso ha calado hasta convertirla en una representante auténticamente popular.

En otros hechos de la campaña del Pacto Histórico en que han reiterado las amenazas de muerte a ambos líderes, la candidata a la vicepresidencia tuvo que ser escoltada y sacada de la tarima donde daba su discurso de cierre, en Bogotá, el sábado. La activista afrocolombiana fue apuntada por un láser verde y debió terminar su discurso mientras la cubrían con escudos de protección.
Por su parte, Gustavo Petro nació en 1960 en Ciénaga de Oro, en el Caribe colombiano. Petro siempre hace alusión a sus orígenes, aunque la mayoría de su vida la haya pasado cerca de Bogotá. Cuando apenas tenía unos meses, su familia se trasladó a Zipaquirá, una ciudad fría donde la vida es muy diferente a la del Caribe. Algo similar a lo que había vivido el escritor Gabriel García Márquez, quien también estudió la secundaria en el colegio La Salle de esa localidad.
Desde joven se interesó por la política y la justicia social por lo que se integró al movimiento revolucionario M-19 que era principalmente urbano y de estudiantes.
Con el seudónimo de Aureliano, militó por 12 años en esa organización de los cuales estuvo preso 2. Durante su tiempo de militancia estudió Economía en la Universidad Externado de Colombia y en 1994 tras recibir amenazas de muerte y tener que exiliarse en Bélgica, estudió una especialización en Medioambiente en la Universidad de Lovaina.
Su gran aprendizaje político fue su etapa como congresista (1991-1994 y 1998-2006), donde demostró sus dotes de gran orador y de un político coherente y claro. Más adelante, al frente de la alcaldía de Bogotá (2011), debió enfrentar fuertes desafíos de la oposición al tratarse del segundo puesto político más importante del país.
Entonces, impulsó proyectos importantes en salud pública, servicios públicos, seguridad social y educación pública.
Sus rivales lo acusan de no completar la mayoría de los proyectos y sus defensores aseguran que no lo dejaron gobernar.
En 2018 disputó en segunda ronda con el candidato de la derecha Iván Duque y perdió.
Sin embargo, la crisis provocada por la pandemia evidenció que el sistema no funciona y que la desigualdad es una falla que amenaza la democracia y la estabilidad social.
Mientras la imagen del presidente Duque caía estrepitosamente, la bandera del cambio, pero no de la improvisación, impulsó la figura de Petro, un hombre con experiencia política de más de 30 años.
Algunos sectores empresariales identifican en el candidato izquierdista una opción que contenga el disgusto popular que en las protestas de 2019 y 2021 llegó a peligrosos estallidos en los que incluso la estabilidad institucional se vio amenazada.
Otro sector conservador de la derecha lo ha atacado ferozmente y ha dado a la campaña política expresiones de odio y han querido difundir campañas de miedo comparándolo con el gobierno de Venezuela y apelando a su pasado como miembro del grupo guerrillero M-19, que se desmovilizó en 1989.
De los casi 40 millones de colombianos convocados a ejercer el voto este 29 de mayo, se espera que lo hagan al menos un 55%. El candidato ganador sería el que obtenga la mitad más uno de los votos, pero de no lograrlo ninguno, tres semanas después se disputarían en segunda ronda los dos que alcancen el mayor respaldo.
El abstencionismo alto ha sido tradicional en las elecciones colombianas, en la de 2018 alcanzó el 47%. Para algunos analistas el entusiasmo que se ha presentado en esta contienda podría reducir esa cifra y dar una sorpresa más, para otros, los incidentes violentos y la campaña de miedo podrían producir lo contrario.
De cualquier manera, las elecciones de este domingo 29 de mayo son un hecho histórico en la vida política de Colombia.
