Centroamérica

Reactivar la negociación: necesidad de una Nicaragua en profunda crisis

Reanudación del diálogo, suspendido hace ocho meses, depende de la liberación de más de 750 opositores presos por participar en las protestas.

A 10 meses del estallido de las protestas contra el gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua, que dejaron cientos de muertos, detenidos y una economía en picada, se hace cada vez más urgente reactivar una negociación para encontrar una salida a la crisis, estimaron expertos.

Todos los sectores, incluido el gobierno, coinciden en la necesidad de comenzar alguna negociación. Sin embargo, políticos y organizaciones civiles destacan que la desconfianza ha impedido hasta ahora dar este paso, en medio del continuo encarcelamiento de opositores y las amenazas a las libertades públicas, que prohíben incluso ejercer el derecho a la manifestación.

Ortega, un exguerrillero de 73 años en el poder por segunda vez desde 2007, reconoció el sábado pasado la necesidad de buscar un entendimiento para resolver la crisis mediante un diálogo “incluyente y serio”, tras reunirse con un sector empresarial y en presencia del cardenal Leopoldo Brenes.

La inesperada cita tuvo lugar después de que el gobierno decidiera reanudar contactos con la Organización de Estados Americanos (OEA) y ambas partes acordaran mantener abierto un canal de comunicación.

La apertura de Ortega se produce luego de que el secretario general de la OEA, Luis Almagro, considerara en diciembre que existen condiciones para aplicar la Carta Democrática a Nicaragua, una medida que podría desencadenar la supresión del país del organismo.

Coincide, además, con la crisis en Venezuela, un aliado que le proporcionó más de 4.800 millones de dólares en cooperación petrolera e inversiones entre 2008 y junio de 2018, según datos del Banco Central.

Crisis económica y escepticismo

Organizaciones no gubernamentales, opositores y la misma iglesia coinciden sin embargo en que la reanudación del diálogo, suspendido hace ocho meses, parte de la liberación de más de 750 opositores presos por participar en las protestas.

Las manifestaciones estallaron en abril a causa de una reforma al seguro social, pero evolucionaron en una demanda de salida de Ortega.

La represión a las protestas dejó 325 muertos, una contracción económica del 4% en 2018 y un hueco fiscal este año de 317 millones de dólares, que otrora era cubierto con donaciones y créditos de organismos multilaterales, a los que Managua ya no tiene acceso tras la aprobación de la denominada Nica Act en Estados Unidos.

No obstante, un banco de Taiwán salió en apoyo al alicaído presupuesto y ofreció un crédito de 100 millones de dólares para soportar el gasto de inversiones públicas.

El Ejecutivo se dispone asimismo a aprobar un proyecto de reformas fiscales, que los empresarios advierten tendría un efecto “devastador” en la economía.

Ortega cree que “la crisis económica no es problema de él sino de los empresarios y espera que éstos cedan primero”, aseguró el exdiputado liberal, Eliseo Núñez.

La diputada liberal y exministra de Economía Azucena Castillo expuso en tanto en la plenaria del Parlamento que las reformas son “inapropiadas” porque se imponen “en medio de un panorama de luto, encarcelamientos políticos, represión e incertidumbre”.

Ese ambiente no “abona a mostrar buena fe” para un posible diálogo y profundiza la desconfianza, especialmente cuando esta semana se condenó a “dos siglos de prisión” a dirigentes campesinos que participaron en las protestas, mencionó el excanciller Luis Pallais.

Venezuela como agravante

Como agravante a la situación del país centroamericano, expertos estiman que un posible resultado adverso para el presidente venezolano Nicolás Maduro retado en el poder por el opositor Juan Guaidó, impactará en Nicaragua.

El exmagistrado Rafael Solís, quien fuera uno de los principales consejeros de Ortega, estimó que una “caída violenta o pacífica” de Maduro en Venezuela “traerá consecuencias directas sobre Nicaragua”.

Solís, que renunció a su cargo como magistrado a comienzos de enero, dijo también que ninguna medida será suficiente para evitar “el derrumbe económico” y que eso obligará a Ortega a dialogar.

“Ortega va a esperar lo que pase en Venezuela y medir lo que haga la comunidad internacional para tomar su decisión”, pero también apostará a que se olviden de él para quedarse hasta el fin de su mandato en 2021, apuntó en tanto Núñez.

Pero Venezuela, Cuba y Nicaragua, “se han convertido en un tema electoral” para el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que buscará su reelección en 2020, siguió el experto.

Trump, durante un discurso enfocado en la crisis de Venezuela, se refirió esta semana directamente a Nicaragua.

“Un día, pronto, con la ayuda de Dios, veremos lo que la gente hará en Caracas (Venezuela), en Managua y La Habana (Cuba); y cuando Venezuela sea libre, y Cuba y Nicaragua sean libres, este será el primer hemisferio libre en toda la historia de la humanidad”, sostuvo Trump.

Esta inclusión en la campaña estadounidense podría dar a Ortega una indeseada notoriedad y agravar su aislamiento internacional, apuntaron los expertos.

por Julia Ríos

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