Sin dar ninguna explicación sobre su prolongada ausencia de la vida pública, el presidente nicaragüense Daniel Ortega reapareció esta tarde en una alocusión televisada, supuestamente en vivo, en la que se refirió a la respuesta del país a la pandemia del coronavirus.
Según dijo, desde el 11 de marzo en Nicaragua se han dado 1.237 decesos, de los cuales sólo uno se debe a COVID-19. Añadió que es el país con menor número de casos de la región.
La última aparición pública del exguerrillero fue el 12 de marzo, cuando participó por videoconferencia en una reunión de mandatarios del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), para coordinar la respuesta a la pandemia.
Al inicio de su discurso, Ortega dijo que la crisis global sanitaria “nos llama a la solidaridad, a la paz” ya que “sólo un mundo en paz nos va a permitir, sobre todo a los países desarrollados, crear las condiciones para que no nos encontremos situaciones dramáticas en los países desarrollados, simplemente porque los servicios de salud no llegan al pueblo, a los pobres, a los trabajadores”.
Desde que se reportó la llegada del coronavirus, el régimen de Ortega y Murillo buscó bajar el perfil de peligrosidad, incluso organizando una marcha masiva.
“Señal de Dios”
La intervención de Ortega fue anunciada de manera sorpresiva hoy mismo, primero a través de un comunicado del Instituto Nicaragüense de Telecomunicaciones y Correos (Telcor), que básicamente ordenaba a los medios de comunicación reproducir la señal de los canales oficialistas 4 y 6, a partir de las 2 p.m.
Posteriormente, alrededor de la 1 p.m. la primera dama y vicepresidenta Rosario Murillo anunció que la transmisión se realizaría “al final de la tarde”, en una larga comunicación telefónica en los medios oficialistas plagada de referencias cristianas, como es su costumbre.
El discurso de Ortega se esperaba para las 4 p.m. pero finalmente dio inicio poco antes de las 6 p.m. En él, tras criticar al sistema de salud de Estados Unidos, aseveró que Nicaragua ha enfrentado la pandemia con “paciencia y disciplina”.
En una aparente justificación de la ausencia de medidas de confinamiento y distanciamiento social, Ortega dijo que “en medio de la pandemia no se ha dejado de trabajar, porque si se deja de trabajar, el país se muere”.
Finalmente, dijo que es el momento “de que se produzcan cambios en el mundo”, pues la pandemia es “una señal de Dios, que nos dice que ‘ustedes van por mal camino’”, por el nivel de los gastos en armamento y llamó a que la Organizacipon de las Naciones Unidas (ONU) sea “refundada”.
