Esta mañana la Asamblea Nacional de Nicaragua, controlada por el oficialismo, emitió una declaración que en términos muy fuertes reaccionó a la solicitud hecha un día antes por la Asamblea Legislativa de Costa Rica a la Organización Panamericana de la Salud (OPS) para que interviniera de alguna manera en ese país.
El documento no incluye ninguna firma y fue leído esta mañana por Gustavo Porras, presidente de esa Asamblea. Desde el inicio recurre a una retórica conflictiva y agresiva, pues apunta que la carta enviada por 52 diputados y diputadas costarricenses planteó “demandas políticas que evidentemente reflejan posiciones xenofóbicas y racistas que no es la primera vez que se manifiestan contra Nicaragua”.
Tras afirmar que “Nicaragua tiene sus propias consideraciones sobre los problemas internos de Costa Rica” pero que “no nos involucramos por respeto”; el texto reitera el rechazo a “actitudes y declaraciones arrogantes, injerencistas y descaradas, de Diputados costarricenses de la más atrasada y rancia Derecha, soberbia y presuntuosa, que en todos los Tiempos y desde visiones y prácticas fascistas, coinciden en subordinarse a los Imperios”.
¿La mano de Rosario?
Notoriamente, el régimen de Daniel Ortega desde un inicio ha bajado el perfil al avance de la COVID-19 en el país y se han multiplicado denuncias en el sentido de que incluso se presiona a los profesionales del sistema de salud para que encubran la realidad.
Así lo informó UNIVERSIDAD cuando cuatro exministras y un exministro de Salud de ese país hicieron pública una carta dirigida a las autoridades de la OPS y de la Organización Mundial para la Salud (OMS) en que denunciaron que el país enfrenta una situación de “riesgo extremo”.
Este jueves 14 de mayo, 52 de los 57 legisladores costarricenses rubricaron una carta dirigida a la directora de la OPS, Carissa Etienne, en la que cuestionaron cifras oficiales del régimen de Ortega, que a ese momento situaba los contagios en 25 en todo el país, con ocho decesos.
La misiva de la Asamblea Legislativa contrastó ello con datos de una instancia independiente denominada Observatorio Ciudadano de la COVID-19, que apunta unos 1.033 casos y 188 muertes. Además calificó como “temerario” el manejo que el régimen de Ortega ha dado a la pandemia, sin implementar medidas de contención y más bien insistiendo en convocatorias a encuentros masivos, que podría tener efectos negativos sobre los países vecinos.
La declaración leída esta mañana por Porras repite mucho de la retórica acostumbrada por Rosario Murillo en sus cotidianas alocuciones, en la que mezcla referencias religiosas con consignas políticas y virulentos ataques a sus detractores.
Por ejemplo, luego del citado párrafo que habla de “subordinación a los imperios”, el texto apunta “Nuestra Nicaragua, Digna, Soberana, Independiente, Siempre Bendita, Siempre Libre, ha sabido enfrentar con Educación y Sentimientos propios de Vecinos Centroamericanos, cada ataque, en cada circunstancia, dejando claro en todo momento, que no somos Colonia, o súbditos de nadie”.
De seguido criticó el hecho de que se citara al mencionado Observatorio Ciudadano de la COVID-19, por considerarlo parte de la “Oposición nicaragüense golpista, criminal, terrorista y fracasada”, y dijo que ello es “seguir pretendiendo, en pleno Siglo XXI, la absurda anexión a Costa Rica de nuestro Río San Juan, de nuestros Lagos, e incluso evidenciar la insultante intención de convertir nuestra Bella Ciudad de Granada, Patrimonio Cultural de la Humanidad, en Provincia de ese rostro de Costa Rica, colonialista y rapaz”.
Hacia el cierre del pronunciamiento, se apunta que “en Costa Rica, según sabemos, ha habido muchos más contagios de COVID-19 que en nuestra Nicaragua. Si no fuera sórdidos sirvientes imperiales, como esa Carta entreguista demuestra, tendrían que verlo, aceptarlo, y trabajarlo con humildad”.
