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CELAC: Una nueva izquierda frente a una vieja derecha

Una América Latina urgida de una posición consensuada e integrada frente al reordenamiento geopolítico mundial se ve las caras para hablar con franqueza de sus necesidades, sus amenazas, sus crisis y sus posibilidades, en la VII cumbre de la Comunidad de Estados de Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

La VII cumbre de la CELAC, mecanismo creado en 2010 a instancias de Brasil durante la presidencia de Lula y de la Venezuela de Hugo Chávez, reunió esta semana en Buenos Aires a 14 presidentes o jefes de Estado de la región, así como otros representantes de los 33 países que la integran.

“¿Por qué presidentes elegidos popularmente tienen que estar presos, cuando deberían estar en esta mesa?”, Gustavo Petro.

Constituye la cita más importante de la región ante la urgencia de América Latina de insertarse en el mundo de forma colectiva, ante el proceso de reordenamiento geopolítico actual.

La cumbre de la CELAC, que preside pro tempore Argentina, tiene lugar en un contexto de múltiples crisis internas en los países latinoamericanos, e incluso de tensiones entre vecinos y socios.

 

Integración y conciliación

Pese a que se ha resaltado que el remozamiento de la CELAC responde a la presencia de gobiernos de izquierda recientemente electos en Latinoamérica, otros factores marcan su importancia.

La necesidad de cohesión en el reordenamiento geopolítico mundial es uno de los principales, pero también la búsqueda de alianzas económicas y el fortalecimiento de mercados regionales, para enfrentar crisis como la inflación o la eventual recesión mundial.

El presidente argentino, Alberto Fernández, terminará su mandato a finales de este año, aunque la Constitución lo autoriza a postularse para un segundo mandato.

Los gobiernos de izquierda recientes tienen como denominadores comunes su interés por programas sociales, respeto a la soberanía tanto política como de recursos, oposición al intercambio económico imperialista y respeto a la institucionalidad democrática y los derechos humanos y el medio ambiente.

Contrario a lo que acusaban algunos opositores de un adoctrinamiento o línea dura antisistema, la VII Cumbre de la CELAC dejó ver posturas distintas e incluso antagónicas, pero, al mismo tiempo la disposición de buscar soluciones conjuntas en el ámbito del respeto.

“La oportunidad de unir a la región es un imperativo”, dijo el presidente de Argentina Alberto Fernández, en el discurso inaugural y ese propósito marcó el desarrollo de la cumbre.

El anfitrión

“Todos los que están aquí han sido elegidos por sus pueblos y sus pueblos los legitiman como gobernantes. Y, por lo tanto, más allá de cómo cada pueblo decida, en la diversidad debemos respetarnos y en la diversidad debemos crecer juntos”, sentenció el presidente argentino.

“Tenemos que trabajar para garantizar y fortalecer la institucionalidad de nuestra región. (…) La democracia está definitivamente en riesgo. Después de la pandemia hemos visto cómo sectores de ultraderecha se han puesto de pie y amenazan a cada uno de nuestros pueblos”, sentenció Fernández, en velada alusión a hechos recientes como el intento de golpe en Brasil y los intentos de asesinato a su vicepresidenta Cristina Kirchner y a la vicepresidenta de Colombia, Francia Márquez.

“La democracia se debe respetar, especialmente cuando gana en elecciones libres aquel con quien no estoy de acuerdo”, dijo el presidente chileno.

Brasil está de vuelta

En la primera actividad de política internacional fuera de su país, Luiz Inácio Lula da Silva en su tercer mandato como presidente de Brasil, cargo que asumió el pasado 1 de enero, viajó a Buenos Aires el lunes, primero para una reunión bilateral con su homólogo y luego para participar en la cumbre.

El liderazgo internacional y regional se hizo palpable desde su llegada a Argentina.

En la cumbre de la CELAC, no se guardó entusiasmo, con lo que demuestra la vitalidad que, a sus 77 años, lo caracteriza y su decisión de avanzar en sus proyectos.

“Brasil está de vuelta en la región y listo para trabajar lado a lado con todos ustedes, con un sentido muy fuerte de solidaridad y proximidad”, dijo Lula, en relación con el abandono de la organización en 2020, por decisión del entonces presidente Jair Bolsonaro, quien también en ese momento rompió relaciones con Venezuela.

“Somos una región pacífica, que repudia el extremismo, el terrorismo y la violencia política”, sostuvo Lula, quien abogó por reforzar el “multilateralismo”.

En ese sentido, consideró “esencial el desarrollo y profundización del diálogo con socios extrarregionales como la Unión Europea, China o India”, entre otros.

Lula reiteró además que el Banco de Desarrollo Económico y Social (BNDES) brasileño, que fue buque insignia del apoyo financiero que Brasil dio a países emergentes durante sus dos primeros mandatos (2003-2010), estará a la orden de las naciones de la región.

“Es necesario que Brasil ayude a sus socios y es lo que vamos a hacer”, enfatizó.

La crisis política que vivió Brasil hace dos semanas, con un intento de asonada en Brasilia, por parte de los bolsonaristas, devino en un fortalecimiento del nuevo gobierno. Tanto en el ámbito internacional como interno, Lula sumó apoyos y logró consolidación, pese a que enfrenta una fuerte oposición en el Congreso.

Sobre la economía

Lula enfatizó su interés en recuperar la participación de Brasil en organismos regionales como Mercosur, Unasur y la misma CELAC, por lo cual, se reuniría luego de manera bilateral con el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, para buscar una salida a la crisis en el Mercosur tras la decisión de Uruguay de negociar un TLC bilateral con China y solicitar el ingreso al Acuerdo Transpacífico sin la anuencia de los demás socios.

Sin embargo, lo que sí quedó claro fue la proximidad con Argentina con la que buscaron retomar mecanismos que agilicen y favorezcan el intercambio comercial como socios principales que son uno del otro.

“Queremos que nuestros ministros de Hacienda, cada uno con sus equipos, puedan hacernos una propuesta de comercio exterior y transacciones entre los dos países que se hagan en una moneda común, que deberá construirse con mucho debate y muchas reuniones”, explicó Lula en rueda de prensa, luego de su reunión del lunes.

Para el mandatario de la mayor economía latinoamericana, el intercambio entre dos o tres países no tiene que depender de la moneda de otro país, por lo que se debe buscar la soberanía monetaria y cambiaria, como primer paso hacia una moneda regional.

“No sabemos cómo podría funcionar una moneda común entre Brasil y Argentina o en la región. Pero sabemos cómo funcionan las economías nacionales con monedas extranjeras”, criticó de su lado Alberto Fernández.

La iniciativa ha sido considerada muchas veces en el tiempo. Incluso Bolsonaro y Macri, lo habrían contemplado.

La ausencia de Nicolás Maduro evitó que grupos de derecha deslucieran la actividad.

Los ruidos de la moneda

Aunque para algunos economistas y analistas económicos puede parecer un exabrupto, como ocurrió con las criptomonedas, para otros, ante un mundo cambiante y en contexto del reordenamiento geopolítico mundial, la idea no puede dejar de analizarse.

El tema del SUR, como moneda de la región latinoamericana que desplazará la dependencia del dólar, fue motivo de muchas especulaciones alrededor de la cumbre esta semana, así como de inmediatos comentarios y críticas en todo el mundo. Algunos lo clasificaban como descabellado, otros como un sueño antiimperialista, otros como una provocación a EE. UU., incluso para algunos fue en respuesta a lo dicho el 19 de enero por la general Laura Richardson, jefa del Comando Sur de EE. UU., ante el Atlantic Council, donde hacía ver la gran cantidad de recursos que América Latina tiene y que son estratégicos para su país y llamaba a una acción rápida al respecto.

Mientras Nicolás Maduro lo aplaudía desde Caracas, Chile y México lo ven con mucha más cautela.

“Nosotros no estaríamos de acuerdo. Nosotros por muchas razones tenemos que seguir manteniendo como referencia al dólar”, dijo el mandatario mexicano durante su conferencia de prensa matutina el martes, y aclaró que no existe ninguna propuesta formal en ese sentido.

Pese a constituir el 5% del PIB mundial, la idea de una moneda única en América Latina, que le ayude a superar su dependencia financiera, particularmente con EE. UU., es una meta lejana. El caso del euro que es el 14% del PIB mundial, tardó más de 3 décadas y finalmente lo que hizo fue evidenciar e incrementar fuertes desigualdades entre los países europeos.

Además, es claro que la inestabilidad política latinoamericana es uno de los motivos principales de su debilidad económica.

No obstante, los gobernantes parecen entender, ante los actuales escenarios políticos internacionales, que los mecanismos de entendimiento, respeto, colaboración e intercambio son urgentes.

Boric, el valor de la democracia

El presidente de Chile, Gabriel Boric, en su alocución emplazó a sus pares latinoamericanos a comprometerse con el respeto a los derechos humanos y resguardar la democracia.

Boric, que ha sido fuerte crítico del gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua por el irrespeto a los derechos humanos y los presos políticos, también señaló otras amenazas a la institucionalidad democrática, a la que dijo que había que preservar.

“La democracia se debe respetar, especialmente cuando gana en elecciones libres aquel con quien no estoy de acuerdo”, dijo Boric.

“Profundizar la democracia es un ejercicio permanente que demanda a quienes somos líderes políticos a amplificar nuestra capacidad de escuchar al pueblo”, agregó.

Más allá de la retórica

Por su parte, el mandatario de Colombia, Gustavo Petro, demandó en su elocuente discurso una actitud más resolutiva ante la urgencia de algunas acciones concretas: “¿por qué tiene que haber golpes parlamentarios y violencia?, ¿por qué presidentes elegidos popularmente tienen que estar presos, cuando deberían estar en esta mesa?”, aseguró definiendo, aunque sin mencionarlo, su opinión respecto a los recientes acontecimientos y la crisis en Perú.

Luego matizó, “si llegamos al poder desde las izquierdas no es para encarcelar derechas. En América Latina no tiene que haber un solo preso político”. “Desde aquí deberíamos, antes de dejarnos presionar por alinderamientos militares, exigir la paz. El mundo necesita la paz. Mientras se matan ucranianos y rusos, la crisis climática y el hambre van por el mundo como ese fantasma que va matando muchísimas más personas que la misma guerra”, sostuvo.

La CELAC “puede ser ya el espacio definitivo de integración de América Latina, si le damos poder vinculante”. Pero “hay una gran distancia entre la retórica de la integración latinoamericana y la realidad. Hablamos mucho, pero hacemos poco. Y yo creo que esta historia tiene que cambiar. De la retórica tenemos que pasar a la realidad”, puntualizó.

Uruguay, el disenso

Mientras el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, planteó que la CELAC debería impulsar la creación de una zona de libre comercio regional, no dejó de señalar sus objeciones a algunos gobiernos miembros de la organización. “Hay países acá que no respetan la democracia, los derechos humanos ni las instituciones. No tengamos una visión hemipléjica según afinidad ideológica”, dijo el presidente uruguayo.

Lacalle Pou insistió:”¿No será momento de sincerar estas relaciones y que desde la CELAC se impulse una zona de libre comercio entre nuestros países? Tenemos la posibilidad de comerciar libremente. Cuidado con la tentación ideológica en los foros internacionales”, comentó.

Aunque no estuvo presente la figura del presidente de México, segunda economía latinoamericana, pesó como un importante aval al encuentro.

López Obrador y Maduro, dos ausencias

En su conferencia de prensa matutina del martes, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, explicó que su apretada agenda interna no le permitía asistir a la cumbre, la presidió hace dos años, pero que la saludaba como un foro esencial en el escenario contemporáneo para la integración latinoamericana.

“Fue también prudente la postura del presidente Maduro de no asistir, porque la derecha, el conservadurismo muy beligerante de Argentina, tenían preparado un show mediático y ahora sí que, como diría el finado Juan Gabriel: pero qué necesidad”, expresó AMLO ante los periodistas, en relación con la ausencia de su homólogo venezolano a la cita.

Satanizado, Nicolás Maduro, sobreviviente del intento de golpe de estado de 2019, que tramó el gobierno de Donald Trump y que tuvo como jugada de política internacional el gobierno espurio de Juan Guaidó, que los aliados de EE. UU. acogieron, decidió no participar de la cumbre, aunque también la saludó a la distancia.

El reordenamiento geopolítico internacional le ha dado un respiro al gobierno de Venezuela que, de haber sido el líder regional de los gobiernos progresistas en la primera década de este siglo pasó a ser casi un paria, agobiado por sanciones y aislamiento. Ahora ve una segunda oportunidad de avanzar con el resto de Latinoamérica.

La no presencia de Maduro en la cumbre obedeció, según fuentes oficiales, a evitar una serie de hostigamientos por parte de grupos de extrema derecha argentina, y resultó un acierto diplomático para no dar elementos que pudieran deslucir el encuentro.

El mandatario fue denunciado ante la Justicia argentina por organizaciones civiles y particulares por violación de los derechos humanos, en un intento de que fuera indagado si llegaba al país.

Disputa Bolivia y Perú

Uno de los desafíos por resolver en esta cumbre es la creciente tensión entre los gobiernos de Bolivia y Perú a raíz de las protestas recientes. En varias ocasiones el gobierno de Dina Boluarte ha querido señalar al expresidente boliviano Evo Morales, de injerencia en el conflicto y de alentar a los manifestantes en la región fronteriza del sur del Perú. Incluso llegó a negarle el ingreso al país.

El domingo, el actual presidente de Bolivia, Luis Arce, afirmó: “No por nada tenemos los conflictos aquí cerquita a nuestro país, en el Perú, donde tenemos al pueblo peruano en una lucha por recuperar su democracia y también por recuperar el derecho a elegir un gobierno que los represente”.

Esto fue considerado como injerencia. “El Ministerio de Relaciones Exteriores entregó una nota al embajador de Bolivia mediante la cual transmite una enérgica protesta por las declaraciones del presidente Luis Arce sobre temas de política interna”, decía. Por su parte, la cancillería boliviana respondió: “No aceptamos la insinuación sobre una supuesta injerencia en asuntos internos de la República del Perú”.

CELAC social

La CELAC social se conformó el lunes, en paralelo a la cumbre. Sesionaron 500 referentes de movimientos sociales, sindicales, ambientalistas y de pueblos originarios de América Latina y el Caribe, incluido el expresidente boliviano Evo Morales, en Buenos Aires, en simultáneo con la cumbre de presidentes. Elaboraron un documento, que el martes llevaron, con una marcha hasta las puertas del hotel Sheraton, sede, a los mandatarios. En el texto plantearon las necesidades económicas, laborales, sociales y ambientales de la región, y condenaron las operaciones desestabilizadoras contra los gobiernos elegidos por el voto de las mayorías: el golpe de Estado en Perú, el intento de golpe en Brasil y los intento de asesinato a Cristina Kirchner y a la vicepresidenta de Colombia, Francia Márquez.

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