El escándalo por aparentes abusos sexuales en la iglesia Generación 3:16 de Costa Rica involucra a un nuevo miembro y salpica a su líder, el pastor Carlos Chavarría Fonseca, quien al parecer optó por callar la agresión.
Una mujer de apellido Gómez denunció penalmente a un feligrés de G3:16, por supuestos abusos sexuales cometidos en abril del 2017, y declaró que al enterarse de los hechos el pastor Chavarría le pidió perdonar al agresor y no denunciar para no dañar la imagen de esta iglesia evangélica.
Otros dos miembros de la iglesia, a los cuales acudió la víctima para quejarse, más bien la culparon y le pidieron no acudir a la justicia, detalló la mujer.
Los hechos están descritos en una denuncia penal presentada el pasado 1° de agosto en la Plataforma Integral de Servicios de Atención a Víctimas (PISAV) de la Fiscalía de Pavas, contra un sujeto de apellidos Pérez Jiménez.
UNIVERSIDAD intentó obtener una versión de Pérez, pero no contestó ni a las llamadas ni a los mensajes enviados a su celular.
Chavarría, conocido como “el pastor de los ricos” y quien fue figura clave en la campaña del candidato de Restauración Nacional, Fabricio Alvarado; descuenta dos meses de prisión preventiva, mientras se le investiga por supuestos abusos sexuales cometidos contra siete mujeres.
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Este miércoles el pastor acudirá a la Fiscalía de Pavas a una audiencia donde se definirá si continúa en la cárcel o si se le cambian las medidas cautelares, tal y como solicitó su defensa.
Aunque se ha intentado en reiteradas ocasiones obtener la posición de su abogado defensor, éste no contesta los mensajes dejado por este semanario.
La oferta del masaje
De acuerdo con el relato dado por Gómez a UNIVERSIDAD y consignado en la denuncia penal, Pérez le aseguró ser fisioterapeuta y masajista, por lo que habría aprovechado que ella aceptó recibir un masaje en la espalda, para abusarla.
Ella asistía a la célula de la iglesia G3:16 de Momentum, en Pinares de Curridabat, y ahí conoció al supuesto agresor.
Según declaró la mujer, el 6 de abril de 2017 cuando ella celebraba su cumpleaños en la casa de un amigo, les comentó que tenía una contractura en la espalda. En ese momento, Pérez le dijo que él era fisioterapeuta y le ofreció un masaje, a lo cual ella accedió de inmediato. El masaje se lo dio en presencia de sus amigos y sin ningún inconveniente.
A partir de ese día, el feligrés empezó a enviarle mensajes con pasajes bíblicos a su teléfono celular, pero nada fuera de tono.
El 20 de abril, Gómez se volvió a juntar con unos amigos en su propia casa, en Montes de Oca, para celebrar el cumpleaños de una amiga y del propio Pérez.
Durante la cena, relató la mujer, Pérez le preguntó cómo seguía de la espalda y ella le contestó que mal, él le dijo que le había preparado un aceite especial para masajes. Al finalizar la fiesta, los invitados empezaron a marcharse y solo quedó ella con el supuesto fisioterapeuta.
“Estando en la sala de mi casa (…) él comenzó a hacer el masaje (yo estaba con ropa), recuerdo que él me preguntó si me podía quitar la blusa para que pasara bien el aceite, yo no le vi nada de malo, y me quité la blusa. Estaba boca abajo, posteriormente, me pidió que me quitara el brasier, yo me lo quité”.
“Él me comenzó a realizar el masaje, no le había visto nada malo en ese instante, luego me dijo que me bajara un poco el pantalón (yo andaba ropa interior) y me empezó a hacer un masaje como en la colita. De repente subió a la zona de la espalda y realizó un movimiento fuerte y brusco como para quedar de frente y me agarró de los senos con ambas manos. Yo de inmediato reaccioné y le quité las manos y enojada le dije que qué le pasaba, él solo me contestó que eso era normal. Le dije que eso no es normal y que se fuera de mi casa”, describió la feligrés en la denuncia penal.
Sin embargo, el hombre no se marchó. Ella se cubrió el pecho con el paño sobre el que se había acostado, abrió el portón eléctrico de la casa y bajó las gradas, pues vive en un segundo piso. “Recuerdo que en medio de las escaleras él me agarró del brazo, me metió en mi casa, me tiró a la alfombra de la sala, se acostó encima mío y me tocó la vagina con su mano, encima de mi ropa. Yo me lo quité de encima y lo empujé, como el portón eléctrico estaba abierto, un carro iba pasando en ese momento y pitó, asumo que ese pito lo asustó y se fue de mi casa”, narró ante la Fiscalía.
Gómez dio cuenta de lo ocurrido a su maestra de discipulado, una mujer de apellido Moya, pero ésta le dijo que había sido su culpa, pues no debió quedarse sola con el hombre.
Como no encontró respaldo en su maestra, acudió a otro miembro de G3:16 de apellido Corrales, quien era el maestro de discipulado de Pérez.
“Le comenté lo que había ocurrido en mi casa, además le dije que quería interponer una denuncia penal, pero me dijo que primero iba a conversar con él, que no pusiera ninguna denuncia”, declaró la mujer.
Corrales dijo a UNIVERSIDAD que conoció el asunto, pero no con la gravedad descrita en la denuncia y que tampoco conoció sobre la intención de Gómez de acudir a las autoridades. “Hasta ahorita me estoy dando cuenta de que fue una especie de abuso sexual, porque en su momento cuando ella me llama y me cuenta lo que me dice es que este muchacho le había ofrecido hacer un masaje, ella aceptó y sintió que él se había propasado”, comentó.
Al no tener una respuesta de los dos maestros de discípulado, Gómez escaló el asunto a la máxima autoridad de la iglesia: el pastor Carlos Chavarría. “Lo que me dijo fue que yo tenía que perdonar. Que con la misma misericordia que Dios perdonó mis pecados yo tenía que perdonar al agresor, que me encargara de perdonar y restaurar mi corazón, y que él lo iba a expulsar, que no pusiera denuncia para no dañar la imagen de la iglesia”, relató.
Pérez continuó sirviendo en la iglesia y ella, por sugerencia del pastor, se pasó a la célula del grupo religioso con sede en Escazú.
Añadió que días después de que ella le compartiera lo ocurrido, Carlos Chavarría le hacía preguntas incómodas sobre su sexualidad. Por ejemplo, le preguntaba si ella se masturbaba y le decía que debía vestir con ropa más ajustada a su cuerpo. Él nunca abusó de ella, según aclaró Gómez.
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De acuerdo con la feligrés, 15 días antes de presentar la denuncia supo que Pérez nunca fue expulsado de la iglesia. “Luego me enteré de que Carlos Chavarría había abusado de otras muchachas de la iglesia, y me di cuenta de que lo que hizo fue encubrirlo para protegerse él mismo”, añadió.
La oficina de prensa del Ministerio Público informó que el expediente asignado al caso (19-000432-1197-PE) fue remitido el 9 de agosto anterior a la Fiscalía del II Circuito Judicial de San José a la cual le corresponde la investigación, según la distribución territorial.