Debido al aumento de los impuestos, el fin de las ayudas al coste de la vida, el aumento de la vivienda y las subidas de las tasas de interés del Banco de Inglaterra para intentar contener la inflación, en los últimos años los habitantes de la sexta mayor economía del mundo han visto caer drásticamente su nivel de vida.
La crisis política británica agrava la incapacidad del gobierno de enfrentar la creciente crisis económica y social que se ha precipitado desde el brexit.
Las denuncias de Frances Haugen, una ingeniera y exempleada de Facebook que acusa a la empresa de poner sus intereses económicos por encima de los de la sociedad, ha renovado las discusiones sobre el papel de esos medios en la promoción de un ambiente social de odios y tensiones.
Los cambios políticos en tres grandes países europeos dejan en evidencia los desafíos que enfrenta el continente y las dificultades para mantener la unidad en la UE y definir políticas tanto hacia su gran socio, los Estados Unidos, como a los rivales rusos y chinos.
El miércoles se registró una sexta noche consecutiva de disturbios, con el lanzamiento de proyectiles y el incendio de vehículos, que demuestran el creciente conflicto existente desde la salida del Reino Unido de la Unión Europea.
Mientras, por un lado, en Inglaterra aparecía una nueva cepa del virus que cerraba negocios e imponía restricciones a los viajes, por otro lado, entraba en vigencia el Brexit. Dos problemas perfectamente alineados en una desastrosa coincidencia para Gran Bretaña, decía The Guardian.
Analistas estiman que con los británicos ni siquiera se habría podido acordar el multimillonario plan de reactivación para enfrentar la crisis económica generada por el COVID-19, porque siempre se opusieron a los proteccionismos comerciales y a las políticas integración, como la moneda única.
El ministro de Sanidad británico, Matt Hancock, aunque dijo que la mutación del coronavirus no parece más letal que las anteriores, esta variante es hasta un 70% más contagiosa.
El Reino Unido se retiró de la UE este año y se acordó un período de transición hasta el 31 de diciembre, cuando saldrá del mercado único y unión aduanera, con el fin de negociar un acuerdo comercial que rija a partir del 1 de enero, pero hasta ahora los esfuerzos han sido infructuosos.
Las conversaciones entre Londres y Bruselas para concluir un tratado de libre comercio - que deberia entrar en vigor al final de año- se han complicado al punto de que se corre el riesgo no llegar a un acuerdo, lo que podría resultar devastador para la economía.
