País

Primer informe anual de Alvarado: un reporte plano sobre problemas escabrosos

El mayor problema: el desempleo. Una gran preocupación: la polarización social. Su mejor logro en este año: evitar que el país quebrara. Lo que falta: casi todo. El mandatario rindió un crudo reporte presidencial con pocos disimulos retóricos.

Un reporte plano sobre problemas complejos y soluciones impopulares en una Costa Rica que bordeaba la quiebra cuándo él empezó a gobernar. Y las que faltan.

Así se resume el primer informe de labores que el presidente Carlos Alvarado rindió esta tarde ante la Asamblea Legislativa, ante la cual aceptó el desempleo como primer problema nacional y la polarización social como una de sus mayores preocupaciones.

Durante dos horas y con un estilo ajeno a cualquier esfuerzo retórico, el mandatario resaltó como méritos haber evitado que se agravara la crisis fiscal y haber revertido la tendencia creciente de homicidios que venía desde 2014, cuando comenzó a gobernar Luis Guillermo Solís como primer mandatario del Partido Acción Ciudadana (PAC).

Ataviado con la banda tricolor, corbata gris y traje negro, el segundo mandatario del PAC evitó pintar un cuadro feliz e incluso prometer ideas agradables, pues enumeró problemas complicados que asegura haber heredado.

“Me correspondió gobernar en tiempos donde presidir con responsabilidad obliga a resolver, no a complacer”, dijo cuando ya había enumerado el diagnóstico nacional y mencionado algunos planes que tiene para los restantes tres años.

Al borde de la quiebra

Aceptó que dedicó buena parte de sus esfuerzos en este primer año de gobierno a enfrentar los problemas financieros del país arrastrados por más de una década (aunque evitó mencionar específicamente al gobierno de su predecesor Luis Guillermo Solís 2014-2018), sobre todo mediante el impulso de la reforma fiscal que los diputados aprobaron en diciembre.

“Los impactos en la devaluación, la inflación, el desempleo o la inversión en programas sociales habrían sido una tragedia y un retroceso histórico. Estuvimos al borde de la quiebra, pero Costa Rica fue capaz de tomar una decisión valiente, un cambio difícil pero necesario”, dijo Alvarado sobre la política fiscal.

El problema no está para nada solucionado, pero aseguró que hay señales de relativo optimismo: “al terminar este gobierno el país no tendrá el problema de un déficit fiscal creciente como el que nos tocó afrontar”. Se refería a un déficit primario que estaba en 3% del PIB en 2017, llegó a 2,4% del PIB en 2018 y podría llegar a 2,1% en el 2019 y a 1,2% en el 2020, según sus citas basadas en el Banco Central.

Aún así, Alvarado dijo que hay necesidad de mayor financiamiento y por eso insistió en la necesidad de que el Congreso  apruebe los “Eurobonos”, un mecanismo millonario de crédito externo que permitiría readecuar la deuda pública y que despierta escepticismo entre los diputados.

El nudo del desempleo

Pasada la alusión al incendio fiscal del 2018, Alvarado hizo apenas una mención a las polémicas reformas al empleo público planteadas para el 2019 y entró de lleno en el desempleo que afecta al 12% de la población y que alcanza el punto más crítico de los últimos 10 años.

Dijo que es un “problema estructural” y que exige soluciones desde el sistema educativo, la capacitación para mejorar las posibilidades de las personas de conseguir trabajo y las mejoras de condiciones para la producción, como el acceso al crédito. Antes había advertido de que será difícil reducir las tasas de interés mientras no disminuyan más las necesidades de financiamiento del Gobierno.

La reducción del desempleo pasa en gran medida por la dinamización de la economía, reconoció el mandatario, pero aseguró que se deben diseñar políticas públicas para que los réditos de ese crecimiento no se queden solo en la población que ya vive mejor.

Los encargos

El enfoque de inclusión social se mezcla con el desarrollo regional, piensa Alvarado. Por eso dedicó varios minutos a hablar de cada una de las regiones periféricas del país, a cargo de distintas autoridades de su gobierno y de la Primera Dama, Claudia Dobles, a quien encargó la región Chorotega.

El mandatario dijo que comisionó a las ministras de Economía, Industria y Comercio y de Planificación para en un plazo de tres meses presenten una propuesta de mejora institucional y otras medidas para impulsar sectores que generan más empleo pero crecen menos, como el agro, el comercio y la manufactura.

Este no es el único plan que espera Alvarado en un plazo de un trimestre. Lo mismo pidió a las autoridades del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) y la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope), para que propongan cómo modernizar y dar sostenibilidad a ambas instituciones. No citó Alvarado, sin embargo, proyecto alguno que implique reformas legales, de momento.

Varios países dentro de uno solo

Solo al final de su discurso Alvarado se permitió salirse del estilo de reporte. Así se permitió aludir a sí mismo: “He abordado mis tareas durante este año buscando ser la mejor versión de mí mismo, como me comprometí con el país. Y si bien puedo cometer errores, muy lejos de mí han estado la avidez o la mala fe”.

Reconoció que su afán ha sido trascender la polarización social. Aunque no la atribuyó directamente a la campaña electoral del 2018, sí hizo una alusión a esa discusión entre lo civil y lo religioso: “Una casa dividida no permanecerá en pie”, citó sin distingos de quienes se inspiran por Abraham Lincoln o por la Biblia misma.

Es que es un mundo más complejo, acusó Alvarado, que recurrió al habitual llamado de todos los presidentes de unirse para enfrentar las dificultades, a pesar de las diversidades. Por esto mismo no pretende quedar bien, dijo, como si recordara que las encuestas le atribuyen una carga de impopularidad.

Por eso su frase de que lo necesario es traer soluciones, no aplausos, aunque el tiempo apremia y a menudo lo enfrenta “en la soledad del cargo”. Ese tiempo dado ya consumió el primer año. Faltan tres.

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