País

Cacería a fuego lento en áreas silvestres protegidas

Los incendios forestales están devastando grandes extensiones del país y una parte importante están ubicadas dentro de áreas silvestres protegidas.

Los incendios forestales están  devastando grandes extensiones del país y una parte  importante están ubicadas  dentro de áreas silvestres protegidas.

¿Qué provoca las llamas?

Según funcionarios de conservación, en gran  medida obedece a cazadores ilegales.  Julio Díaz, encargado del Programa de Protección e Incendios  del Área de Conservación Guanacaste (ACG) –la zona más afectada  por incendios forestales en lo que  llevamos del año– sostiene que la  mano malintencionada e irracional  del ser humano tiene el 99% de la  responsabilidad por las gravísimas  consecuencias a la flora y la fauna  de las áreas silvestres protegidas.

Fuego

Utilizar los incendios como mé-  todo para cazar es muestra real de  la indiferencia existente en quienes  desarrollan este tipo de actividades  ilegales.

El método se caracteriza por  utilizar el fuego para arrinconar a los  animales y así facilitar las prácticas  de cacería, ya sea para matarlos y  aprovechar su carne y su piel, o bien,  para el tráfico de especies silvestres.

Las llamadas especies mayores  son las que más se ven afectadas,  pues son las más perseguidas.

El  venado cola blanca, saínos, dantas  e incluso jaguares y pumas son los  más castigados por los cazadores,  pero en el camino de las llamas, los  reptiles, las aves, la microfauna se  destruye por completo.

Otros animales que se ven afec- tados son las loras y pericos, cuya  anidación se ve alterada por el robo  y tráfico de sus polluelos. Según in- formación del Área de Conservación  Guanacaste (ACG), esta actividad es  muy común en Semana Santa y días  posteriores, ya que estas fechas coin- ciden con la anidación y reproducción  de muchas especies.

Para Martha Cordero, directora  del Centro de Rescate Las Pumas,  ubicado en Cañas, Guanacaste, el pro- blema va más allá de la irresponsabilidad, muchas veces se relaciona con  cuestiones meramente culturales.

“Es más que una situación de sentir lástima.

Todo mundo se lamenta,  pero las medidas para prevenir los  incendios forestales no son tan fuer- tes, son muchos los finqueros que no  hacen rondas cortafuego. Sí, la gente  expresa su lamento, pero a la hora de  tomar medidas preventivas se nota la  pasividad.

Es un problema cultural  y agrícola”, aseguró.

Además, Cordero explicó que actividades como barrer las hojas secas  del patio y quemarlas es una práctica  muy cotidiana en los guanacastecos  y muchas veces no se toma en cuenta  que una simple chispa puede ser una  bomba que desencadene una tragedia  forestal.

CACERÍA E INCENDIO SON DELITOS 

Cazar en zona protegida es ca- talogado un delito, según la Ley de  Conservación de la Vida Silvestre  (Ley 7.031).

Las sanciones van desde  multas de 20 mil a 40 mil colones has- ta una condena de prisión de cuatro  a ocho meses.  Además, causar incendios es parte de las actividades ilegales que contempla la ley.

La persona que “emplee  venenos, explosivos, plaguicidas o  cualquier otro método capaz de eli- minar animales silvestres, en forma  tal, que ponga en peligro la subsis- tencia en la región zoogeográfica del  suceso”, podría ser sancionado con  una multa que va desde los 50 mil  hasta los 100 mil colones, o pena de  prisión de uno a dos años.

“Tristeza, falta de conciencia,  irrespeto, irracionalidad”, es parte  de lo expresado por Melissa Espinoza, encargada de prensa del Área de  Conservación Guanacaste (ACG),  quien además asegura que es sorprendente ver el panorama actual, el  bosque seco y negro, racionamientos  y nacientes de agua secándose y la indiferencia de las personas al no  acatar las medidas preventivas.

En el Centro de Rescate Las Pumas, son pocos los animales que  llegan, pues la mayoría quedan carbonizados en los miles de hectáreas  color negro grisáceo.  La directora del centro asegura  que los animales que ingresan por lo  general son crías que quedan huér- fanos por la muerte de sus padres en  incendios forestales o por causa de  los cazadores.

También han recibido  pizotes en carne viva a causa de los  incendios e incluso comentó que la  semana anterior recibieron a un armadillo hembra preñada a quien se  le aplicó la eutanasia precisamente  por las graves quemaduras que tenía.

Otro problema recurrente es que a  causa de los incendios, los animales  huyen para escapar de las llamas, la  mayoría del tiempo les corresponde  cruzar una carretera y si no los mata  el incendio, mueren atropellados.

“Las personas no detienen el  carro, no disminuyen la velocidad,  esa es otra realidad donde se ve la  indiferencia por la vida y el daño que  no logran ver muchos habitantes”,  aseveró Melissa Espinoza, del Área  de Conservación Guanacaste (ACG).

Datos del Sistema Nacional de  Áreas de Conservación (Sinac) arro- jan al vandalismo y la venganza como  el causante del 38% de los incendios  presentados durante el año, la cacería entra en este porcentaje y se ve  ligada a otras actividades delictivas.

Las quemas agrícolas y de pasto han  ocasionado el 46% de los incendios,  un 4% corresponde a basura y hojas  secas y un 12% por otras causas.  Son muchos los casos y características, desde los campesinos que  queman el pasto en Parques Nacionales para luego introducir ganado  ilegalmente, hasta las personas que  queman por venganza o resentimiento contra las áreas protegidas.

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