Deportes Universidad de Costa Rica gana uno de los cuatro ascensos a Segunda B de Linafa

UCR da el primer paso hacia el fútbol federado

El equipo está conformado por estudiantes y tiene un promedio de edad inferior a 19 años.

Tras superar un torneo larguísimo que tomó literalmente un año completo desde las etapas regionales hasta la nacional, la Universidad de Costa Rica logró ser uno de los cuatro representativos masculinos de fútbol que se ganó su ascenso desde la Tercera División hasta la Segunda División B, nuevo nombre que tiene la Primera División Aficionada perteneciente a la Liga Nacional de Fútbol Aficionado (Linafa).

La importancia de la nueva categoría radica en que está por debajo de la Liga de Ascenso y con más razón, de la Primera División administrada por la Unafut.

Por otro lado, hay que hacer una salvedad. Este club es el de representación estudiantil, administrado por la Asociación Deportiva Universitaria o Unidad de Programas Deportivos y Recreativos de la Universidad de Costa Rica y no guarda relación alguna con la antigua Asociación Deportiva Filial Club de Fútbol UCR, cuya franquicia fue renombrada luego U Universitarios en su último año en la categoría dorada, Marineros de Puntarenas tras su descenso a la categoría de plata desde 2020 hasta junio de 2022 y hoy Limón Black Star.

Hecho todo este contexto, el equipo estudiantil con 25 futbolistas de diferentes carreras universitarias (deben cumplir con los requisitos exigidos por la UPDRA-UCR) jugó un total de 26 compromisos contando regionales y nacionales. Gracias a su gran trabajo concluyó invicto en la región 5 metropolitana donde estaba con clubes de Goicoechea, Montes de Oca y Curridabat. Luego, en la etapa nacional superó a San Miguel de Escazú con una amplia autoridad 0-3 en territorio escazuceño y luego 5-1 en un Ecológico que se convirtió en su fortaleza, y para cerrar en su última serie disiparon cualquier analogía con las reses que pudiera surgir desde afuera del camerino tras haber sufrido su única derrota del torneo contra la Academia San Migool en San Sebastián 3-2, pues en el Ecológico lograron el 2-0 que necesitaban para su ascenso a la categoría de bronce.

“Vamos a trabajar como un equipo de Segunda en la Segunda B, comportarnos como un equipo profesional”, José Fabio Rowe.

Pero apenas les quedó tiempo a los dirigidos por José Fabio Rowe para celebrar unos cuantos días y a entrenar de nuevo y a reclutar a los nuevos talentos que estarán para la temporada 2022-2023 de la Segunda B, la cual tendrá una exigencia mayor, más que para el gran número de aspirantes, superior a los 60 equipos en todo el país, solo hay un cupo para la liga de ascenso.

Al cierre de esta edición, estaba por dirimirse la ubicación del grupo de los celestes a partir de un congresillo técnico. Sin embargo, para Rowe y sus jugadores la misión Liga de ascenso ya inició con una semana de reclutamientos para buscar a 7 jugadores nuevos que igualmente satisfagan las exigencias de la UPDRA para todos sus clubes.

El timonel compartió con UNIVERSIDAD sus impresiones sobre los porqués del ascenso: “Trabajamos muy duro desde que comenzó el año, desde que volvimos de la pandemia esta era la meta, los jugadores son tácticamente muy inteligentes, aplicados; entonces, es muy fácil trabajar con un equipo así. Físicamente trabajamos muy duro para lograr  el objetivo y todo se prestó para que se diera”.

Rowe resaltó el apoyo de la oficina y de las propias autoridades universitarias, así como el compromiso de sus dirigidos para lograr compaginar las exigencias académicas con las deportivas tanto dentro de los partidos y entrenamientos como fuera de ellos, así como de sus fisioterapeutas y del trabajo de inteligencia hecho por su cuerpo técnico: “Nosotros conocíamos los de nuestro grupo, los de la etapa final no teníamos idea cómo jugaban, entonces nos metimos mucho a Facebook a ver más o menos cómo jugaban, vídeos que les hacían, y ahí fuimos armando el plan y gracias a Dios resultó perfecto por así decirlo”.

Pese a la gran temporada, enumeró un empate en Mata de Plátano contra el club Goico-El Carmen y la caída en San Sebastián como los momentos que les ayudaron a poner los pies en la tierra y recordarles su objetivo. Y ahora, para la nueva categoría, tiene diferentes planes. “Vamos a cambiar la metodología, comportarnos como un equipo diferente, si ya veníamos  bien, queremos siempre más, no podemos estacionarnos ahí sino trabajar como un equipo de  Segunda en Segunda B; cambiar la manera de trabajar, vamos a  exigirles aún más, yo les dije que hay que ganar y no solo participar. Vamos a trabajar a los muchachos como jugadores profesionales, que vengan a entrenar las veces necesarias, si tienen que hacer trabajo extracancha que lo hagan, meter nutrición, fisioterapia, medicina, aquí la Universidad tiene todo eso, hay dos canchas para eso”.

Al entrenador le interesa encontrar versatilidad en sus jugadores nuevos, donde deberá elegir a 8 para la lista de 25 y completarla con jugadores sub 20.

Por su parte, Marlon Taylor resaltó el apoyo que él y sus compañeros sintieron a lo largo de la temporada: “La unión del equipo, más allá de los jugadores y entrenador, tuvo que ver con el apoyo de la afición, principalmente, del rector (Gustavo Gutiérrez Espeleta), la parte administrativa de deportes que nos apoyaron a full, incluso antes de haber clasificado a la etapa nacional”.

Este estudiante de Ingeniería Civil resaltó que el haber entrenado en ocasiones en el Colleya Fonseca les ayudó a tener mejor condición física y velocidad para las series finales.

Para este universitario, la Universidad le permitió reencontrarse con el fútbol, el cual había dejado cuando militaba en otro plantel  para priorizar los estudios: “Ahora las Instalaciones quedan cerca de la Universidad, salgo de clases, me baño y  en cinco minutos llego al entrenamiento, o al revés, y sí he podido conjugar las dos cosas”.

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