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Sigurdsson: de la pesca al fútbol

El mediocampista islandés Gylfi Sigurdsson consiguió llevar a Islandia a su primer mundial gracias a su perfeccionamiento continuo y su ambición por ganar.

Hijo de pescadores es uno de los pocos futbolistas profesionales de Islandia

Su padre y hermano le entrenaron en sus inicios.

Gracias a su terquedad de llevar a Islandia a grandes escenarios en el fútbol, Gylfi Sigurdsson consiguió guiar a Islandia a una Eurocopa y ahora a un Mundial. FOTO: Gylfi Sigurdsson

El jugador Gylfi Sigurdsson siempre se caracterizó por su terquedad en el buen sentido. Su único interés era jugar futbol de manera profesional, con todo y que su territorio, Islandia, se caracteriza por sus crudos inviernos y sus heladas gran parte del año, y tanto su padre como su hermano se encargaron de entrenarlo en un garaje ubicado en el patio de su casa, aunque a los 13 años le llevaron a una academia de fútbol, Breidablik del equipo FH de su país.

 

Lo curioso es que ninguno de ellos tenía formación futbolística, dado que en este territorio insular de dos veces la extensión de Costa Rica, no hay muchos futbolistas profesionales (toda la población islandesa son apenas 330.000 personas). El padre era pescador y el hermano golfista. Por lo tanto, a este último le tocó buscar vídeos de entrenamientos e ir a escuelas de entrenadores para poder encargarse de formar a Gylfi. Sin embargo, él logró aprender dos cosas esenciales de ambos: la calma, la frialdad de su tierra y el carácter vikingo de luchar hasta el final, sin rendirse jamás. Además de que también juega golf, aunque de un modo aficionado.

 

La terquedad en el buen sentido radica en que desde el momento en que se fue a Inglaterra con apenas 15 años a cumplir su sueño de jugar fútbol de manera profesional, siempre escuchaba a varias personas decirle que Islandia jamás iría a un Mundial ni a una Eurocopa. Pero Sigurdsson logró contagiar su mentalidad ganadora a un elenco de futbolistas en su mayoría amateur, y consiguió que los islandeses clasificaran para ambos torneos por primera vez en la historia. No obstante, gran parte del éxito se debe  a los largos y continuos entrenamientos de Sigurdsson desde que era niño y hasta el presente.

 

 

Las cualidades de Sigurdsson técnicas hicieron que su fichaje empezara a cotizarse, y el último equipo que le adquirió, Everton, se lo compró al Swansea por un valor de 49 millones de euros, la cifra jamás pagada por un jugador islandés. Y mucho de ello fue gracias al papel de Islandia en la Eurocopa, donde rompió todas las quinielas ponchando ni más ni menos que a Inglaterra, y llegando hasta los cuartos de final. De lo primero que planea hacer al acabar el Mundial es pasear con su novia, una modelo de belleza islandesa.

 

 

 

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