Incluso la lluvia dio tregua para presenciar el último partido de la selección costarricense en suelo patrio antes del Mundial de Qatar 2022; la noche se vistió de gala; la afición llenó el estadio; los tambores afloraron; y hasta un arcoíris se había hecho presente algunas horas antes para demostrar su apoyo. Hoy se despedía a “La Sele”.
Los primeros suspiros de los nacionales fueron para perseguir el balón, que los nigerianos inicialmente se negaron a prestar en el Estadio Nacional. Por ventura, tras esos primeros instantes, los seleccionados supieron encontrar el remedio en forma de anotación.
Una falta de los visitantes dio lugar a una gran ejecución de tiro libre por parte de Joel Campbell, quien colocó la pelota a los pies de Óscar Duarte, para que este liquidara al guardameta nigeriano, Kayode Bankole, apenas al minuto 7.
Durante los minutos siguientes, “La Sele” comenzó a dominar el partido, aunque con demasiada cautela. El partido, ya entrado en calor, más bien comenzó a empalidecer; hasta que cerca del minuto 18, el nigeriano Dominion Ohaka se hizo dueño del esférico, regateó hacia el centro, se perfiló y lanzó su disparo, que se marchó desilusionado por encima del travesaño.
Mientras tanto, la afición seguía ahí, fiel con sus cánticos, gritos y tamboreos. Eso sí, fue más por amor que por espectáculo, ya que, todavía en los veintes, los planteles mostraban una finísima cortesía con su rival, negándose a generar cualquier peligro de gol.
Mientras tanto, la defensa nigeriana no mostraba mayor solidez ante la ofensiva costarricense, gesto que fue correspondido, pues los artilleros nacionales tampoco lucieron su pólvora. Pasó media hora y el 1-0 fue la insignia que sostuvo el partido.
El siguiente cuarto estuvo marcado por alguna que otra falta y hasta un par de buenos intentos; uno por equipo. En el ´31, Douglas López lo intentó con la derecha, pero el remate se elevó demasiado y la tricolor no cantó el tanto.
Poco después, en el ´36, Samson Paul logró conectar bien el balón, pero no tanto como para vencer al guardameta costarricense, Esteban Alvarado. Así, con la noche despejada, el público animado y el césped brillante, el primer tiempo finalizó sin mayores glorias; un descanso oportuno para mejorar el ritmo de la canción.
Se abrió el segundo tomo, de los dos que iban a ser; y el juego cambió su tónica, al menos un poco. El combinado nacional llegó con un solo cambio; el defensa goleador se fue al descanso por otro que estuvo a la altura de las circunstancias; Kendall Waston, también defensa y también goleador de la velada.
El segundo tiempo fue más activo e intenso, pero su partitura se leyó al mismo ritmo de la primera parte: ataques infructuosos; una falta por aquí, otra por allá; y una anotación para el combinado costarricense. Pero esto último hasta el ´73.
Antes de llegar a eso, dos de las “Super Águilas” nigerianas se pintaron de amarillo; Daniel Bameyi vio la cartulina en el ´57 y su compañero, Ejeh Isaiah hizo lo mismo en el ´70.
Ahora sí, en el ´73, Campbell (nuevamente, sino ¿quién más?) se vistió de asistente, dando con su pie izquierdo un gran pase al gigante Waston, que cabeceó a la pelota y esta, como bromeando, pasó de una cabeza a otra y luego a otra más, terminando en el fondo de la red. 2-0, a la postre, definitivo.
En ese cuarto de hora restante, la pelota rodó de un lado a otro, sin mayor acción memorable. Eso sí, en la recta final del partido, Keysher Fuller vio la tarjeta amarilla, por una falta al borde del área, que pudo haber sido el descuento para los visitantes. Fue tiro libre, fallo y poco más. Pito final, Costa Rica victoriosa, al Mundial.
