Ni a las jugadoras ni al cuerpo técnico de la Selección femenina de fútbol costarricense se les olvida el fallido proceso mundialista hacia Francia 2019, y mucho menos el juego que marcó el desenlace de esa eliminatoria: la caída ante Jamaica 0-1 con gol de Khadija Shaw, un fatídico 8 de octubre de 2018.
Apenas era la segunda fecha, pero el grupo lo completaban Cuba y Canadá, dos selecciones contra las cuales los resultados eran predecibilísimos y las únicas dudas eran cuántos goles se le harían a las cubanas y cuántos se recibirían de las norteamericanas.
Desde ese día, la principal lección que extrajeron es ir partido a partido, y enfocarse primero en preparar y ganar el cotejo más inmediato que tienen por delante para luego pensar en las grandes potencias del área y el orbe.
Esa es la principal línea externada por la capitana de la selección, Shirley Cruz, y la entrenadora, Amelia Valverde, en representación del elenco. A lo largo de diferentes actividades de atención a medios y conferencias de prensa enfatizaron que su interés es sacar cada partido del preolímpico de Concacaf rumbo a Tokio 2020 y no lanzar las campanas al vuelo con escenarios que aún no han pasado.
“Eso sería un sueño, pero antes de visualizarse ahí primero hay que tener claro que hay rivales complicados. Ya lo vimos en los Juegos Panamericanos, que empezamos perdiendo con Panamá; entonces, hay que ir tomando rival a rival, porque un error nos deja con cero posibilidades”, explicó Cruz, quien busca cerrar su carrera en selección con unas Olimpiadas.
“Si hablamos de Panamá, es un viejo conocido, ya lo tenemos un poco más referenciado; sabemos la estructura de juego que les gusta, las características de su entrenador y sobre todo tenemos claro las características de sus jugadoras. A Haití, tenemos 8 años de no enfrentarlo en mayor; sin embargo, tenemos dos años de enfrentarlas en sub 20, que es la base de la mayor ahorita, así que son equipos que les gusta las transiciones rápidas en ataque”, agregó la directora técnica.
Aunque todavía es muy joven (20 años) y le quedan varias oportunidades por delante, Gloriana Villalobos también prefiere aprovechar el aquí y el ahora.
“Hemos estado enfocándonos en lo que tenemos que mejorar, tal vez nuestras debilidades. Somos muy conscientes de la responsabilidad que tenemos, sabemos que vamos a ir a pelear una clasificación a las Olimpiadas, tenemos un grupo complicado donde todos vamos a ir a dar lo mejor; todos queremos ir a las Olimpiadas, sabemos a lo que vamos”.
Para Villalobos, los buenos y malos resultados en mundiales, procesos mundialistas y olímpicos las han unido grupalmente y en este momento la motivación por asistir por primera vez a unas Olimpiadas la tiene al tope.
La ruta preolímpica
El itinerario marca enfrentar a Panamá, Haití y al país sede, Estados Unidos, en la fase de grupos. Contra las vecinas del sur se empezaba al cierre de esta edición, luego se concluía enero contra las haitianas y, por último, se jugaba el 3 de febrero ante las campeonas mundiales y organizadoras del Preolímpico. Todos los juegos en el BBVA de Houston.
Se requiere acabar en los dos primeros lugares de esta zona para poder acceder a las semifinales; donde las posibles opciones son Canadá (la más probable), México, Jamaica o, en menor medida, San Cristóbal y Nevis, dependiendo del puesto en que cada cual haya pasado. Ese día, el 7 de febrero, en el Dignity Health Sports Park de Carson, las dos ganadoras de sus partidos semifinales irán a las justas japonesas en agosto.
De acuerdo con Valverde, la expectativa de llegar por primera vez a unos juegos olímpicos en fútbol femenino es una responsabilidad más que una ilusión y entre sus jugadoras hay conciencia de ello para hacerla cumplir.
“No sé si lo llamaría ilusión, lo llamaría conciencia de a lo que vamos, de lo que nos estamos jugando. También estamos claros de la responsabilidad que tenemos, hace año y dos meses teníamos una oportunidad similar con dos rivales parecidos y, bueno, nos correspondió no pasar de fase y venirnos para la casa más temprano. Hoy yo creo que somos responsables, estamos conscientes de lo que nos jugamos y de las dos finales a las que vamos”.
Aunque ella misma explicó que no podría decir cuánto evolucionó la Selección desde su llegada, sí se sintió satisfecha con su legado.
“Hemos venido trabajando con una forma distinta de juego de las muchachas, no solamente de la Selección mayor, sino de todas las selecciones, hemos implantado un proyecto de juego más a largo plazo, pero creo que, hablando específicamente de la Selección mayor, nos ha gustado lo que hemos visto, nos hemos atrevido a hacer cosas distintas o por lo menos hemos intentado en cuanto al juego, la forma… No podría yo medir cuánto exactamente ha crecido la Selección, pero sí puedo decir que me gusta lo que he podido ver, sé que podemos jugar mejor, sé que cada día pueden salir mejores jugadoras, que la selección puede llegar a más; sin embargo, esta es una buena oportunidad para demostrarlo”, concluyó.