Río espera su cita olímpica con un clima tenso

La XXXI edición de los Juegos Olímpicos, por realizarse en la ciudad brasileña de Río de Janeiro desde el 5 hasta el 21 de agosto, afronta varios problemas logísticos y sociales.

Primero, las quejas por el mal estado de algunas villas olímpicas, donde faltaba el agua caliente, los drenajes estaban en malas condiciones, había charcos en el suelo en zonas con cables, olor a gas y fallas eléctricas en las instalaciones, denunciados por atletas de Gran Bretaña, Nueva Zelanda, Australia, Holanda, Chile, Italia y Argentina.

Además para esta cita olímpica aún hay obras de infraestructura sin terminar, por ejemplo la línea del metro entre Ipanema y Barra de Tijuca, y una ciclovía que bordeaba la costa que se derrumbó parcialmente y mató a dos personas y desapareció una tercera.

Ante esto, el vocero de los Juegos Olímpicos, Mario Andrada, aseguró que las cuadrillas trabajan turnos de 24 horas para dejar las instalaciones a punto para el día de la inauguración.

Esta intención se plasmó cuando la delegación de Australia encontró sus habitaciones en la Villa Olímpica en un estado mucho mejor que cuando reportaron su queja, situación que les hizo finalmente instalarse en el edificio que pensaban abandonar dos días antes.

Por otro lado, un estudio reciente alertó que las aguas de la Bahía de Guanabara, sede de aguas abiertas, presentan índices de contaminación tan elevados que se encontraron, además de una cantidad de coliformes fecales 16 veces superior al máximo permitido en Brasil, rotavirus causantes de vómito y diarrea, y superbacterias que resisten cualquier medicamento, así como desechos de todo tipo flotando en esta playa.

Pese a que las autoridades gubernamentales habían prometido sanitizar estas aguas dos años antes e incluso llegaron a afirmar que ya estaba todo limpio, la realidad las desmintió.

Para peores, la contaminación llega hasta a varios kilómetros mar adentro, gracias a la gran cantidad de millones de litros de aguas negras que salen de la zona metropolitana de Río de Janeiro y que caen al mar sin recibir tratamiento. Sin embargo, ese no es un problema exclusivo de Guanabara.

También la laguna de Tijuca, la playa de Copacabana, sede del maratón acuático y del segmento de natación del triatlón y la laguna Rodrigo de Freitas, sede del remo y canotaje olímpico, reprueban por mucho los estándares de higiene y sanidad mínimos.

Esto ha llevado a varios atletas extranjeros a idear distintas estrategias para protegerse de la contaminación, como trajes de plástico mientras se esté cerca de la costa, cerrar la boca al nadar, tomar antibióticos, ducharse inmediatamente después de salir del agua y poner lavandina en los remos, sin que nada de eso haya sido suficiente para evitar enfermarse; incluso al navegante olímpico alemán Erik Heil tuvieron que tratarlo en Berlín por una bacteria comecarne contraída en estas aguas luego de competir en una prueba preolímpica, con todo y los trajes de plástico empleados y planificados por él mismo.

No obstante, el problema sanitario no se circunscribe a la contaminación de las aguas. El zika también es un punto de preocupación, ya que ha atacado a cerca de 100.000 personas y ha causado más de 1.500 microcefalias en recién nacidos.

Pese a las recomendaciones de 170 científicos, los Juegos seguirán en pie, ya que de acuerdo con el coordinador general de Vigilancia y Respuestas a las Emergencias en Salud Pública, Wanderson Oliveira,la cantidad de casos disminuye por este mes.

Por el lado de la seguridad, la justicia brasileña se anotó un punto a su favor con el arresto y desarticulación de 12 jóvenes brasileños pertenecientes al grupo Defensores del Sharia, parte del Estado Islámico, que planeaban cometer ataques terroristas durante las competiciones.

Aun así, el gobierno brasileño tiene otros retos como la alta delincuencia que se registra en esta zona, donde por ejemplo el equipo de vela español ha sido asaltado, así como la seguridad para las mujeres contra las violaciones y el acoso callejero. Igualmente, debe encarar una desestabilización política donde tanto la presidenta depuesta, Dilma Roussef, como su antecesor, Luiz Inácio Lula Da Silva, y el nuevo presidente interino, Michel Temer, junto con parte de su gabinete, son investigados por corrupción. Roussef, por supuesto maquillaje de resultados fiscales. Lula, por políticas tomadas durante su gobierno que causaron recesión, inflación y desempleo, mientras que Temer y parte de su gabinete como parte de los malos manejos de Petrobrás.

DIEZ MIL ATLETAS

Sin embargo, dentro de lo positivo está la participación de más de 10.000 atletas procedentes de más de 200 países en el mundo, con atletas tratando de establecer su hegemonía. Incluso, habrá un equipo de refugiados, con el fin de brindar oportunidad a personas de todo el mundo que fueron expulsadas de sus países por condiciones de guerra, política, religión o cualquier otra índole.

Así, durante estos días, el público podría ser testigo de los recitales de Usain Bolt en el atletismo de 100 y 200 metros, de Michael Phelps en la natación, del “Dream Team” estadounidense en el baloncesto de ambas ramas, así como de lo que puedan hacer sus propias selecciones en los distintos deportes, sobre todo en el fútbol, baloncesto y el voleibol, y que les brinde alegría en medio de sus situaciones políticas, económicas y sociales convulsas (Ver recuadro Los favoritos por disciplina).

Además, se distribuirán un total de 2.012 medallas de los tres metales durante todos los 16 días de competencia y 30 millones de artículos deportivos.

Pero, más allá de lo deportivo, el Comité organizador ofrece contrarrestar los problemas mencionados con un legado deportivo que trasciende hasta ámbitos como la educación, la cultura, la sostenibilidad con el medio ambiente y el involucramiento social, así como infraestructura deportiva que hoy se utiliza como lugar de entrenamiento, pero que posteriormente quedará disponible para la población, no solo de Río de Janeiro, sino también de todo Brasil.