Deportes El club fue cerrado a finales de 2018

Esgrimista nacional apela a cartas y testimonios para salvar club universitario

En un último intento por evitar el cierre definitivo del club de esgrima de la Universidad de Costa Rica, en donde militó el seleccionado de esta disciplina, Bradley Johnston, se elevó el caso al Consejo Universitario (CU) para que allí se decida la suerte del club. Con el fin de evitar el cierre, se dio … Continued

En un último intento por evitar el cierre definitivo del club de esgrima de la Universidad de Costa Rica, en donde militó el seleccionado de esta disciplina, Bradley Johnston, se elevó el caso al Consejo Universitario (CU) para que allí se decida la suerte del club. Con el fin de evitar el cierre, se dio a la tarea de recopilar testimonios de otros esgrimistas, entrenadores y allegados.

Johnston, de 30 años de edad (casi los mismos que el club de esgrima de fundado) y quien estudió Ciencias Políticas en esta casa de estudios, señaló en conversación con UNIVERSIDAD que existe una luz de esperanza, ya que el CU aceptó reunirse con ellos de manera virtual debido al COVID-19, en una fecha todavía por definir.

“Por dicha, luego de año y medio en ese caso, lo llevamos al CU y ya tuvo respuesta de Katherine Clark, encargada en esa instancia, y ella dijo que admitía una reunión con nosotros, para dejarnos exponer nuestra situación”, comentó el deportista, quien plantea llevar el esgrima a las sedes regionales e incluir la modalidad de silla de ruedas.

La iniciativa tuvo tal eco que incluso llegó a conocimiento de la directora del Instituto Costarricense del Deporte y la Recreación (Icoder), Alba Quesada, quien se sumó a la iniciativa de solicitar la reapertura del club universitario, el cual a lo largo del tiempo ha constituido una base muy importante de esgrimistas en la selección nacional, pues además de Johnston estuvieron otros nombres de interés como Dirley Yepes, Andrea Campos, Daniela Jurado y Gabriel Morales, todos ellos en la categoría de espada. También fue parte el entrenador de ese club, al momento del cierre, Luis Cruz, quien hoy es  presidente de la Federación Costarricense de Esgrima (Fecoes).

Sin embargo, el jefe de la Unidad de Programas Deportivos, Recreativos y Artísticos (UPDRA), Gerardo Corrales, indicó que, con el objeto de reabrir el equipo competitivo, se requiere una valoración de la infraestructura universitaria y que la esgrima tenga una presencia mucho mayor en el ámbito nacional y universitario.

Corrales dijo que, de su parte, hay anuencia para ofrecer el esgrima como programa recreativo, pero ha sido difícil llevarlo a cabo ya que ahí no ha surgido interés del estudiantado.

“A nivel competitivo no se estaría abriendo porque solo hay dos o tres equipos a nivel nacional, todos en San José,  y en 30 años la esgrima no ha logrado expandirse, ni es un deporte universitario. Los equipos (de esgrima) se están utilizando para los programas recreativos, pero cada vez que hemos querido abrirlos no hay estudiantes interesados”, afirmó el jefe de UPDRA.

Largo conflicto

Antes de hacer efectivo el cierre a finales de 2018, ya el club había sufrido un intento de cierre el 8 de diciembre de 2003, también con Corrales a cargo de la UPDRA. Los motivos aducidos fueron la indisciplina de los estudiantes de ese entonces, la escasa cantidad de competencias deportivas y el alto costo económico que representaba la actualización de los implementos (caretas, guantes, trajes con sensores de toques, armas, entre otros) para este deporte.

Sin embargo, el 19 de abril de 2004, un oficio de la Vicerrectoría de Vida Estudiantil (VIVE), a la Oficina de Bienestar y Salud (OBS), ordenó la reapertura del club a raíz del análisis de datos recopilados por la vicerrectora de la época, Alejandrina Mata, y tras las conclusiones a las que llegó el CU del momento, donde se admitió la falta de compromiso de algunos integrantes del club, pero se desestimó la votación a favor del cierre, con dos votos a uno y cuatro abstenciones.

Además, se ordenó la difusión y promoción institucional del deporte y, a cambio, la Rectoría, en ese entonces encabezada por Gabriel Macaya, se haría cargo de aportar los dineros para ese fin y para la actualización de los implementos.

En el cierre de 2018, se invocaron los motivos del déficit fiscal que el país atravesaba entonces: la falta de presupuesto; la escasa presencia de equipos nacionales, concentrados principalmente en San José; la aún menor cantidad de equipos de liga menor;  y el tener presencia únicamente en las Universiadas u olimpiadas universitarias, que se disputan cada dos años.

Aunado a ello, en una carta del 11 de enero de 2019, Corrales acusó a la Federación Costarricense de Esgrima de no llevar control de asistencia de los entrenamientos de selección, ni enviar comunicados de convocatorias a deportistas de la Universidad, pese a pedir esa información desde 2014.

En su opinión, esto le hacía difícil justificar las ausencias de los seleccionados a los entrenamientos de la UCR en los informes que se debían entregar a la VIVE para la entrega de becas.

Corrales alegó la falta de compromiso de los integrantes, incluso para la reunión en donde se iba a comunicar el cierre del programa y los motivos que llevaron a ello, pues no llegaron más que cinco estudiantes.

En otra carta del 13 de febrero de 2019, la directora de la OBS, Sedalí Solís, mostró su respaldo a las decisiones de Corrales y agregó que otro de los funcionarios de la UPDRA, Divier Jaén, llegó a dos entrenamientos el 5 y 12 de diciembre de 2018. Esto para notificarles sobre la reunión tendiente a definir el futuro del club, que en ninguno hubo más que un estudiante, y Cruz solo estuvo en el primero, pues en el segundo estaba fuera del país. Por ese motivo, la reunión, originalmente pactada para el día posterior, se reprogramó para el 18 de ese mes.

Solís agregó que en esa reunión ninguno de los cinco estudiantes presentes objetó los acuerdos, y señaló que la institución solo debe conservar en su oferta de deportes de representación  las disciplinas con presencia en Juegos Universitarios Costarricenses (Juncos), Juegos Deportivos Universitarios Centroamericanos (Juduca) o los de la Organización Deportiva Universitaria Centroamericana y del Caribe (Oducc).

El 26 de setiembre, la exvicerrectora de Vida Estudiantil, Ruth de la Asunción, tras recibir la elevación del caso y un amparo de legalidad en su contra, le entregó a Johnston un resumen de todas las gestiones hechas por él y las oficinas recurridas, y cerró comunicándole que, en Consejo de Rectoría del 20 de junio, se acordó de manera unánime rechazar la reapertura del club y que esa era la nueva postura vigente desde entonces. Aunque se quiso conocer la postura del nuevo vicerrector, Carlos Sandoval, no se obtuvo respuesta.

No obstante, para Johnston ninguno de los tres jerarcas quiso presentarle la oportunidad de exponer sus argumentos en persona ni buscar mecanismos de solución alterna de conflictos entre autoridades, atletas y entrenador.

En su opinión hay una violación al principio de intangibilidad de la administración pública y omisiones en los resultados que dieron lugar al cierre del club, así como una afectación a varios estudiantes que practicaban ese y otros deportes eliminados del programa, al suprimirles las becas que recibían por ese concepto.

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