Deportes Antonio González Fuster, experto en fútbol base:

Costa Rica tiene el oro en su cantera

El entrenador español da una mirada a la participación de Costa Rica en el Mundial y propone virar hacia la cantera de los equipos para que el fútbol costarricense pueda competir en el ámbito internacional.

El entrenador español Antonio González Fuster es un apasionado de trabajar con niños, pues considera que en edades de cuatro a cinco años en adelante es cuando se les pueden inculcar los valores que rigen este deporte universal.

Su metodología preferida es la que denomina secuencial, que se resume en tres aspectos esenciales: control, pase y desmarque. Es como volver a una libertad con sentido, para que el juego recobre sus aspectos lúdicos, al tiempo que se ajusta a las altas exigencias, en la que se debe de pensar rápido, con proyección y con una calidad técnica indiscutible.

Toni González disfruta trabajando con niños, porque tienen una alta capacidad receptiva para asimilar los conceptos esenciales del fútbol. (Cortesía: Toni González)

A raíz de la participación de Costa Rica en el Mundial y de lo que ha sucedido, así como lo que ha observado este técnico especializado en capacitar a sus colegas, con licencia UEFA PRO, que es la más alta que se puede obtener en el Viejo Continente, UNIVERSIDAD conversó con él desde Benidorm, Valencia, donde reside González, quien, sin embargo, en buena parte del año viaja a Noruega, Rusia y otras latitudes para llevar sus conocimientos y compartirlos con los preparadores locales.

“El problema es que el fútbol no conoce de pasado, no conoce de futuro y se centran en la vorágine del presente. Y los representantes de futbolistas entre ‘col y col’ te meten una lechuga de 29 años. Y eso no funciona. Las bases son las que valen”, Antonio González.

En Costa Rica, mantiene una comunicación constante con Marvin Solano —hoy director de la Academia Marvin Solano— y que busca fomentar en los niños, como hacen los maestros con sus alumnos de música que empiezan con el piano, con el saxofón o el arpa, el dominio total de un deporte que empezó en la clase alta inglesa y que luego pasó a ser patrimonio de la humanidad y también de la FIFA, en cuyo caso algunas vías se tuercen.

Toni González, como se le conoce en el mundo del fútbol español, insiste en la entrevista sobre la necesidad de capacidad abajo, en las inferiores, porque ahí está el oro, el oro de una cantera que, no obstante, debe pulirse por expertos, para que el fútbol de Costa Rica pueda, en realidad, competir en el ámbito internacional.

 ¿Qué análisis hace del Mundial hasta ahora?

—En principio, el fútbol no para de evolucionar y de sorprendernos. El fútbol cada vez es más rápido, más físico, cada vez hay más tecnología. Todo está más medido. Cada vez es más de laboratorio. Se estudia más a los rivales. Hay que estar al día en todo. Está la táctica y la estrategia. Es un compendio de cosas.

 

¿Un Mundial es un parámetro para conocer el estado futbolístico de un país?

—Sí, en cuanto a que hay selecciones que deben hacer un trabajo abajo, porque esa representación cumplirá un ciclo. Hay que trabajar en las ligas menores. Muchas veces se confunde el trabajo en las inferiores, con la contratación de entrenadores o directores deportivos de primer nivel, en este caso, en el campeonato de Costa Rica. Ellos se mueven en el mundo profesional, pero existe un fútbol que es el de las inferiores, que es el que realmente hay que potenciar.

Aquí la Federación tiene mucho que decir. Hay que llegar al más pequeño de los pueblos y de los entrenadores para que se haga un trabajo adecuado.

Las grandes canteras del mundo lo tienen fácil. Ahí les llegan los jugadores. Abajo, en las inferiores, es donde se ocupa un mayor profesionalismo. Una selección debe adaptar a los nuevos jugadores, pero para ello hay que trabajar coordinadamente.

En Costa Rica, la Academia Marvin Solano emplea conceptos impulsados por Toni González, como los de la metodología secuencial.

En Costa Rica, a propósito de ligas menores, un jugador se retira hoy y a los tres meses está dirigiendo equipos menores y además se les paga muy mal. ¿Eso creo que no sucede en el fútbol europeo?

—No crea, entre el fútbol profesional y el amateur hay un peldaño. Aquí tampoco se les paga tan bien. Y ese peldaño es muy alto. Sí que es cierto, también, que todo el mundo es entrenador. Sobre los jugadores, no cabe duda de que tienen experiencia, pero es necesario capacitarse a todos los niveles, en especial, con los más pequeños. Empiezo a trabajar con cinco y seis años. Y hay que trabajarles la psicomotricidad y eso es lo mismo en Noruega o en Rusia, donde he trabajado.

 ¿El fútbol tiene que aprender del arte, donde la capacitación empieza muy temprano?

—Sí. Al final lo que hice fue estudiar a los padres del aprendizaje secuencial. Llegué a la conclusión de que el fútbol es una sucesión de acciones en oposición, en colaboración y en estrategia. Me quedé con el control, pase y desmarque, esta secuencia. Incluso conducción y, donde antiguamente no te permitían conducir, ahora se fichan jugadores que rompen líneas, porque el fútbol no para de evolucionar. Y hay que conjugar coordinación con la técnica individual para que ese conjunto esté al servicio de la táctica y de la comprensión del juego.

Y eso es muy importante. Si hay niños que están en manos de personas que no están capacitadas, lo que viene a continuación es la imitación. Y esto es un lastre.

Habla de metodología secuencial: control, pase y desmarque, pero en esencia esto es el fútbol de toda la vida. ¿Por qué se han descuidado y olvidado estos elementos?

No se ha cuidado lo de abajo —ligas menores—. Te llegan con condiciones físicas muy buenas. En el caso de Costa Rica puede que tengan el talento, pero hay aspectos que hay que trabajar: porque hay desorden táctico, no conocen una cobertura, hacen regates en zonas riesgosas para su propio equipo, porque es un jugador canchero (mejenguero). Esto hay que trabajarlo en la base. Entiendo que en este sentido hay mucho trabajo por hacer, por todo lo que he conversado con el entrenador costarricense Marvin Solano.

Ángel Kappa, en La Intimidad del fútbol, un libro que ya tiene sus años, pero que mantiene una vigencia enorme, aseguraba que al futbolista moderno le cuesta interpretar el juego, porque en el fondo no entiende muy bien de qué va este deporte. ¿Lleva alguna razón Kappa?

—Sí, sobre todo, porque tiene que interpretar el juego y lo que le pide el entrenador. Hay ocasiones en que he trabajado con niños que aunque tengan cuatro rivales al frente siguen adelante. No entienden el concepto de cambio de orientación o de amplitud o de profundidad. Cada vez se encuentra a un futbolista físico o talentoso, pero que no entiende lo que se necesita y le pide el entrenador. Hay un exceso de individualismo en un deporte de equipo.

A veces se peca de individualismo como decía Louis Van Gaal, quien, en una entrevista con el periodista Diego Torres, decía que a él no le ilusionaba dirigir a Lionel Messi o a Cristiano Ronaldo, porque le rompían esa disciplina de equipo.

—Van Gaal es un entrenador infravalorado. Tiene un mérito brutal. Empezó dirigiendo a niños con síndrome de Down. El fútbol es muy mentiroso, por ejemplo, vino Josep Guardiola y ganó todo en el Barcelona, pero muchos de esos jugadores los había preparado Van Gaal.

Su trabajo en el Barcelona fue espectacular. Siempre estaba pendiente de los cadetes, del juvenil. Es fácil ser de Guardiola o de Luis Enrique, pero el hecho de trabajar con niños especiales como lo hizo Van Gaal, eso te enriquece y te hace crecer como profesional. Insisto, Van Gaal es un entrenador infravalorado.

¿Por qué si el oro está en la cantera, cuesta tanto que se invierta en ella?

—Porque el fútbol no entiende de pasado. Entiende de presente. Saprissa no va bien y traen tres argentinos. Herediano no va bien y tres cuartos de lo mismo. Se buscan soluciones rápidas.

Hay que trabajar abajo. Esa es la materia prima. Y no solo en el club, todo lo que rodea al equipo. Y hay que tener a entrenadores muy bien capacitados. Muchas veces la solución está en casa. La solución no está en traer un entrenador extranjero ni un director deportivo extranjero, para mí sería fácil decirlo, pero, si soy completamente sincero, lo que procede es capacitar a ese director deportivo o a ese entrenador de cantera, pero no desplazarlo.

En Costa Rica hay magníficos entrenadores. Costa Rica tiene un potencial en su cantera. El jugador nace, es un diamante en bruto, pero hay que trabajarlo, porque cuando aparece el estrés y las exigencias, todo cambia.

Lo que pasa es que aquí entran en juego los agentes y los tiburones.

Ya volveremos sobre este tema. ¿De los tres partidos de Costa Rica en el Mundial, le sorprendió lo que hizo la Selección ante España?

—Sí, me sorprendió mucho. Estaba muy desarbolada. Habría que ver la diferencia de edad entre los ticos y los españoles. Vi aspectos relacionados con una falta de identidad en cuanto a otras selecciones de Costa Rica en otros mundiales. Yo me esperaba a una Selección más alegre, más atrevida, más tica, pero me pareció áspera y apática. Noté una falta de identidad. No han surgido jugadores que rompan moldes. Esa es la sensación que me dio.

En Costa Rica hay talento, pero hasta ahora no se ha sabido proyectar. ¿Qué necesita un país como el nuestro para dar un salto cualitativo?

—Es muy sencillo. Se llama capacitación. Y trabajar a bajo. Me refiero a capacitaciones cortas, de dos o tres semanas. He dirigido proyectos cortos de 15 días con teoría y práctica. Lo hicimos en Ecuador. Un seminario avalado por la universidad de Guayaquil.

Hay que capacitar a los entrenadores y “colegializarlos” y así se establece un censo. Que haya entrenadores capacitados y a partir de ahí vendrá la mejora.

Es que la Federación se ponga a trabajar, pero, para trabajar en ligas menores, los entrenadores antes tienen que estar preparados. No hay otra manera.

González ha publicado varios libros en relación con el trabajo en ligas menores, como este de Metodología secuencial. (Foto: Internet)

¿Por dónde comenzar para que la Federación abra puertas y entienda el camino?

—Sería sencillo decir que tienen que llevar profesionales de fuera, pero no es mi caso. Creo que la Federación debe ver qué hay en Costa Rica, estoy seguro de que hay grandes profesionales, y luego determinar en qué puede ayudar la gente de afuera. Primero es establecer qué tienen y que se respete al entrenador nacional. Hay que respetar el concepto de identidad. Si me llevo un entrenador guardiolista y los futbolistas no están con la formación adecuada para jugar a lo que plantea ese entrenador, el proyecto no va a funcionar. Hay que tener mucho ojo con eso de llevar entrenadores y a qué estilo va a jugar.

Lo primero, reitero, es incorporar a los profesionales que ya tienen.

Ahora, por ejemplo, se habla de que vendrá el entrenador Claudio Vivas, argentino, como nuevo director de selecciones nacionales, pero este señor no sabe nada, o sabe muy poco del fútbol costarricense. ¿Ya esto da pistas de que, de nuevo, el rumbo está un poco perdido?

—Hay compañeros españoles que están por ahí. Tienen que empezar por conocer el ambiente. No creo que la solución esté fuera.

Hablaba hace un rato de identidad, pero pareciera que estamos más bien en un fútbol industrial, donde la representación de un estilo, incluso una forma de ver la vida, no cuenta.

—Me parece que en el fútbol tico hay muchos elementos de fuera. Creo que, además, hay un problema de sacar jugadores. El torneo debe de tener talento. ¿Cómo un equipo va a estar contratando jugadores de 33 o 34 años? Con eso lo que hacen es obstaculizar a los jóvenes que tienen en casa.

¿Cada vez debutan más jóvenes en el fútbol Mundial, pero eso no pasa en Costa Rica?

—Hoy el fútbol se maneja con parámetros muy científicos, es un fútbol de laboratorio. Un ejemplo es Gavi en el Barcelona, o Jamal Musiala, de Alemania. Lo que hay que hacer es fortalecer la base. Si se trabaja bien ahí, salen jugadores con la ventaja de que conocen el estadio, el barrio, la ciudad y la identidad.

¿El mejor negocio es dirigir la mirada hacia ligas menores?

—Sin duda. Hay que invertir en la base. Desde tener una escalera de psicomotricidad a elementos indispensables. En eso es lo que hay que invertir.

La mentalidad tiene que ser: el equipo más importante del club es el pequeño. Tenemos un equipo de seis años, pues ese es el equipo más importante de todo el engranaje. Ahí es donde deben enfocarse.

¿Eso sería hacer una revolución en las bases?

—Es de lógica. El problema es que el fútbol no conoce de pasado. No conoce de futuro y se centran en la vorágine del presente. Y los representantes de futbolistas entre ‘col y col’ te meten una lechuga de 29 años. Y eso no funciona. Las bases son las que valen.

Finalmente, señor González, ¿qué función debería jugar la prensa deportiva, y en concreto la que cubre fútbol, en propiciar una reflexión seria alrededor de este deporte?

—Bueno, aquí en España hemos experimentado un movimiento asociado a la prensa del corazón. Todo son novedades, informaciones de fuentes internas, es un modelo de prensa que se asemeja a la prensa del corazón. Se echa de menos el periodista a pie de campo. Se echa de menos la veracidad. Sobra la rumorología. Se crean nubes de ilusiones. Es un fenómeno más que interesante.

¿Y falta análisis?

—Falta mucha información. Falta mucho análisis.

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