Desde el pasado 25 de julio y hasta el 30 de agosto se realizan, como se tiene programado, las 44° Olimpiadas de Ajedrez. En un inicio, se iban a efectuar en Moscú, pero ahora, debido a la pandemia COVID-19, el torneo se realiza de forma virtual en la plataforma chess.com, y se monitorea a través de la aplicación de videollamadas Zoom. La cita presencial en la capital rusa fue reprogramada para 2021.
Algunas de las reglas debieron adaptarse a este cambio tecnológico. Por ejemplo, cada ajedrecista debe jugar en un cuarto silencioso, en solitario y con una conexión a Internet de al menos 25 megabytes por segundo, verificar que sus equipos, como los ‘mouses’ y teclados, estén en buen estado y tener estos dispositivos de repuesto por cualquier fallo, ya que es ilícito abandonar la sala, pedir la orden, ni retirarla.
Durante la partida, además de la página y el Zoom en modo compartir pantalla, es ilícito tener cualquier otra pestaña abierta, otros dispositivos electrónicos o bien apuntes a mano. Tampoco se permite que tengan los monitores viendo a ventanas o puertas, sino solo a una pared.
Para someterse a una revisión virtual de que no posean otros elementos que puedan servir para hacer trampa, los participantes deben conectarse con un tiempo mínimo de 30 minutos antes de la partida, estar en todo momento frente a una cámara web que permita tomar sus caras perfectamente y nunca apagarla hasta que terminen su jornada. No pueden chatear con jugadores ni el capitán, ni tampoco emplear auriculares; sino que solo pueden emplear el audio y el sistema de voz propios de la computadora. Pueden observar las partidas de sus compañeros, pero no marcar sus movimientos.
La única comunicación permitida es con el árbitro, vía Zoom, y únicamente para reportar problemas de conexión. Además, solo pueden escuchar al árbitro y organizadores durante las partidas, y solo deben responder a los chats de la organización o del árbitro.
Los incumplimientos de estas reglas pueden conllevar a sanciones que van desde una advertencia hasta la descalificación, pasando por la amonestación con tarjeta amarilla o la expulsión con roja.
Así se desarrolla el torneo
Un total de 163 selecciones de 12 ajedrecistas cada una (seis hombres y seis mujeres, de los cuales tiene que haber por lo menos un hombre y una mujer sub 20) fueron distribuidas en cinco divisiones, según la copa Gaprindashvili que agrupa los resultados de las selecciones de hombres y mujeres de la última olimpiada de ajedrez presencial llevada a cabo en 2018 en Batumi, Georgia.
De este modo la actividad inició con la quinta división o división base, que posee a las selecciones peor ranqueadas; y sigue en orden ascendente hasta concluir con la división superior o división top, donde entran las 25 mejores selecciones del mundo y 15 clasificadas de la división 2, y donde las 12 mejores acceden a muertes súbitas en su modalidad de octavos de final, cuartos de final, semifinales y final.
En todas las divisiones, los equipos son subdivididos en grupos de 10 selecciones. Las selecciones integrantes de cada grupo juegan todas contra todas a un total de nueve rondas. Cada ronda se juega con una serie de seis partidas, de 15 minutos, cada una con cinco segundos de incremento por jugada, de modo que la selección ganadora de la serie es la que obtenga por lo menos 3,5 puntos de seis posibles; y se anexan los dos puntos en disputa para la tabla de posiciones. En caso de empate en las series, cada una suma un punto a su escalafón.
Sin embargo, en las muertes súbitas, las rondas se reducen a tan solo dos partidas, por lo que, si una serie concluye empatada, se hace necesaria una tercera partida adicional en modalidad Armagedón. Esta consiste en que quien mueve las piezas blancas tiene ventaja de tiempo (5 minutos contra 4 de su oponente, sin incremento de tiempo tras jugadas), pero quien juega con piezas negras posee ventaja de resultados, ya que solo necesitará que la partida quede empatada para ganarla y darle el pase a la selección que representa.
Así fue el camino de Costa Rica
La selección de Costa Rica empezó en el grupo E de la división 3, contra rivales predominantemente centroamericanos y del Caribe. Se anexó el segundo lugar tras imponerse en seis series (frente a El Salvador, Guatemala, República Dominicana, Nicaragua, Barbados y Surinam), empatar en dos (ante Panamá y Honduras) y solo caer en una (frente a México), para acceder a la división 2 con un total de 14 puntos sobre 18 posibles.
Sin embargo, en la nueva categoría, frente a rivales principalmente europeos y suramericanos, los resultados fueron muy diferentes. Únicamente se le ganó a Montenegro, se empató ante Escocia y los mexicanos, y se perdió ante Bolivia, Ecuador, Argentina, Colombia, Hungría e Inglaterra, para concluir en el octavo lugar con solo cuatro puntos.
Por orden ascendente de edad, integraron el elenco patrio Kristel Díaz, Melanie Salazar, Mauricio Valverde, Joshua Quesada, Thais Castillo, Emmanuel Jiménez, María José Ramírez, Sergio Durán, María Elena Rodríguez, Leonardo Valdés, Sergio Minero y Tania Hernández. Salvo Díaz, Valverde y Quesada, aún sin título ajedrecístico, el resto es Maestro FIDE o Maestro Internacional (MI).
Las MI Hernández y Salazar fueron las responsables de conseguir la mayoría de los 33,5 puntos de partida que se hicieron en la división 3, pues mientras la veterana cubana-costarricense aportó 6,5 puntos luego de ser alineada en las nueve rondas, la joven turrialbeña puso otros 5 puntos, tras ganar las cinco partidas que le asignaron, y eso le valió ser declarada la mejor sexto tablero de ese grupo por la organización.
Mientras que en la división 2, Díaz y Minero fueron los más destacados, pues mientras la quinceañera de Pococí obtuvo 4,5 puntos tras cinco partidas, el veterano MI sumó 3 en las cuatro partidas que jugó.
Satisfechos pero autocríticos.
Luego del torneo, el también experimentado MI Valdés se mostró satisfecho en general, pero considera que en la división 2 hubo aspectos en los que quedaron debiendo. “Creo que nuestra expectativa principal, que era clasificar (de división 3 a división 2), la hicimos, y bien. Pero la de competir más de tú a tú en la División 2 no la hicimos, aunque perdimos ‘matches’ (series) por la mínima. Creo que cada uno tiene cosas que pensar y mejorar”. Agregó que él tuvo problemas con el ritmo más rápido del ajedrez en línea, la sincronización de las llamadas de Zoom con la partida, y fallos de conectividad y técnicos, lo cual comprometió su concentración.
Salazar resaltó que en términos generales la participación fue exitosa. “Toda la Olimpiada fue una experiencia increíble que nos impulsa a mejorar para hacerlo mejor la próxima vez. En términos generales creo que nos fue bien porque como equipo en la tercera división logramos el objetivo que era clasificar y en la segunda división jugamos contra equipos más fuertes y logramos puntuar y quedar en el puesto 8 encima de equipos europeos de gran nivel (montenegrinos y escoceses)”.
