Luego de dos años seguidos, donde hubo que migrar las olimpiadas de ajedrez del ámbito físico al virtual debido a la pandemia de la COVID-19 y tras otras vicisitudes, finalmente se efectuaron las olimpiadas de ajedrez físico, con partidas de hasta 1 hora y 30 minutos al cabo de las cuales se deben haber hecho al menos 40 jugadas, con posible extensión a dos horas si se cumplía lo anterior.
Costa Rica envió dos delegaciones: Open, absoluta o masculina y femenina. La primera de ellas sufrió la baja sensible del maestro internacional Leonardo Valdés, quien días antes del torneo sufrió una lesión que le privó de sentarse a las mesas distribuidas por todo el centro de convenciones del hotel Four Seasons by Hilton en Chennai, y sus otros cuatro compañeros (Mauricio Arias, también maestro internacional; David Cabezas, candidato a maestro; Gabriel Chaves, sin títulos FIDE; y Eugenio Chinchilla, maestro FIDE) tuvieron que jugar todas las 11 rondas, de las cuales ganaron 6 y perdieron 5 para culminar con 12 puntos de 22 posibles, para culminar en el lugar 79 de 188 selecciones por sistema Sonneborn Berger.
Y la segunda sí pudo utilizar a sus cinco jugadoras (las maestras internacionales Tania Hernández y María Elena Rodríguez; las maestras FIDE María José Ramírez y Kristel Díaz; y la subcampeona mundial escolar sub 13, Sofía Mayorga) a lo largo de este tiempo, mediante las rotaciones y el acuerdo común entre ellas y su capitán o entrenador, el gran maestro Bernal González, para elegir a cuál ajedrecista descansar por ronda.
“Esperamos que este resultado sea el inicio de mejores y más grandes logros en el futuro”. (Bernal González)
Sin embargo, Rodríguez tuvo problemas de salud que la alejaron de los tableros y la hospitalizaron por dos noches entre las rondas 4 y 7 luego de haber jugado las tres primeras. Afortunadamente, la ingeniera agrónoma naranjeña regresó justo a tiempo para las últimas cuatro rondas.
Aun así, esta última delegación firmó un papel histórico, pues, gracias a que ganaron 6 de las 11 rondas y al puntaje Sonneborg-Berger de 251, alcanzaron la 57° posición general de 162 equipos, con 12 puntos de 22 posibles. Además, de los 44 puntos de partida consiguieron 26,5, más que en cualquier otra olimpiada. Doblegaron 4-0 a Santo Tomé y Príncipe, Haití y Nicaragua, 3-1 a Tailandia y Hong Kong, y 2,5-1,5 a Siria. Así también fueron víctimas de Vietnam (1-3), Perú (0,5-3,5), Austria, Irak y Uzbekistán (1,5-2,5). Nunca fueron barridas.
Así lo vivieron los protagonistas
Mediante un video compartido por la Federación Central de Ajedrez, Díaz resaltó su debut en olimpiadas presenciales, pues la joven pocociteña de 17 años había estado en las dos online. “La verdad es una experiencia totalmente increíble, totalmente diferente a los anteriores, es bastante ‘chiva’ tener a grandes maestros alrededor nuestro y las partidas han sido bastante difíciles, pero de mucho aprendizaje”, indicó Díaz.
González no ocultó su orgullo por la participación de sus dirigidas, pero reveló que va a exigir más a futuro. “Logramos mejorar la participación de Costa Rica en la historia de las anteriores olimpiadas. Han existido selecciones muy buenas que en otras ocasiones nos han representado y es un honor estar a la altura de ellas, inclusive mejorar sus números. Estoy muy orgulloso de las muchachas y de todo lo que han dado. A la vez considero y creo que ellas lo saben, que podemos dar más, y esperamos que este resultado sea el inicio de mejores y más grandes logros en el futuro”, comentó ante la entidad federativa.
Para él, todas las jugadoras tienen su valía y hubo un buen complemento entre la gran experiencia de la cubana-costarricense Hernández, quien juega desde mucho antes de que sus compañeras hayan tan siquiera estado en planes de nacer, y sus compañeras, todas nacidas en los 90 o después.
“Tania Hernández es una líder y jala al equipo. Su nivel es muy bueno. Estoy seguro de que con ella selecciones anteriores hubiesen hecho grandes actuaciones. Es un ejemplo de la belleza del ajedrez, ya que con 58 años es de las que más derrocha energía. Tenemos a dos jugadoras todavía jóvenes como María Elena y María José que lucharon en todo el evento y esperamos mucho de ellas. De María Elena tenemos una mención especial, pues estuvo dos noches en el hospital allá en Chennai, ya que estuvo enferma. Luego volvió como las grandes y fue vital para el cierre del evento”, destacó el seleccionador.
“Kristel es una jugadora excepcional, con gran comprensión. En más de un match debía soportar la carga del equipo y lo hizo muy bien. Tiene madera de WGM (gran maestra, por sus siglas en inglés) y Sofía con solo 12 años se ganó de gran manera el campo en la Selección y dio todo por el país. Nos sorprendió por su madurez y estoy seguro que la Olimpiada la hizo crecer un montón. Tenemos que apoyarla significativamente, ya que puede revolucionar el ajedrez femenino costarricense y centroamericano”, se mostró optimista el gran maestro nacional.
Arias también se mostró orgulloso de lo hecho por sus compañeras, pero expuso todas las peripecias que ellos mismos sufrieron: “Hasta hace diez semanas era una incertidumbre si podíamos venir, la principal razón: dinero, y gracias al esfuerzo de la Federación se consiguió un apoyo sin precedentes por parte de la Federación Internacional de Ajedrez, que cubrió la mayoría de los gastos, y el Comité Olímpico Internacional, que cubrió algunos de los tiquetes para poder venir acá (…). Las Olimpiadas son eventos desgastantes y complicados por la intensidad y lo duro que es y tuvimos cosas que lo complicaron aún más: lo largo y desgastante del viaje, dos días llegando, jet lag, algunos problemas de salud y, sin embargo, ganamos el premio al mejor equipo de Centroamérica en femenino, es la mejor participación histórica por mucho (…). Los hombres veníamos con una delegación debilitada (…), perdimos a nuestro primer tablero, y si bien en el papel éramos 73, en la práctica sin Leo (Valdés) hubiéramos sido 91 (lugar) y aún así acabamos puesto 76, puede que esté equivocado por uno o dos números (fueron 79), pero fue una actuación destacada y estoy orgulloso de mis compañeros de equipo. (…). Súper orgulloso de las mujeres, que hicieron su mejor actuación histórica, y los hombres un papel fantástico”.