Cultura Estreno teatral desde Ecuador

Valentina Pacheco encarna a La Torera, dueña y señora de Quito

Este fin de semana la actriz ecuatoriana Valentina Pacheco presenta el monólogo La Torera en la Casa Iluminada en Barrio Amón.

“La Torera” era una estrafalaria mujer ecuatoriana que vivía en la Quito del siglo pasado, entre la década de los sesentas y ochentas. Esta mujer, cuyo nombre real era Anita Bermeo, se creía la dueña y señora de la ciudad, que vigilaba para que estuviera en orden y no faltara nada.

La ecuatoriana Valentina Pacheco le da vida a la Torera, personaje de Quito que se creía dueña y señora de la ciudad.
La ecuatoriana Valentina Pacheco le da vida a la Torera, personaje de Quito que se creía dueña y señora de la ciudad.

Usaba un abrigo, sombrero, tacones altos y un carterón, y por su extraña indumentaria era objeto de burla por parte de los niños indígenas, (los guambras) quienes la molestaban llamándola Torera, pues ella los perseguía con un palo.

Valentina Pacheco viene al país desde su Ecuador para representar a este famoso personaje, entre otros once que cobran vida en la obra La Torera, escrita y dirigida por su coterránea Viviana Cordero.

Las funciones son el viernes 2 de diciembre, a las 8 p.m. y el sábado 3, a las 6 p.m. en la Casa Iluminada en Barrio Amón.

“Es un personaje universal -si bien es muy característico de Quito-, debido a que en todas partes del mundo, encontramos personajes marginados, urbanos, con los cuales la gente lo puede identificar”, explicó Pacheco.

La idea de traer el montaje a nuestro país surgió de Jorge Alberto Fernández, cubano nacionalizado y radicado en Ecuador, quien dirigió al actor costarricense Leynar Gómez en la obra El Salto, presentada en San José en julio de este año.

Pacheco cuenta que Fernández le comentó acerca de su experiencia, y ella junto a su pareja, el cantautor Alberto Caleris, decidieron organizar la gira a Costa Rica, durante la cual ambos presentarán sus propios espectáculos.

“A mí me dieron muchas ganas de mostrar esta parte de Ecuador, desde la dramaturgia, la puesta en escena, los personajes para enlazar el intercambio cultural y en un futuro incluso poderlo ampliarlo con el fondo Iberescena en un proyecto más ambicioso”, detalló Pacheco.

Después Fernández la contactó con Álvaro Marenco, quien, sin conocerla, en seguida le tendió una mano asumiendo la producción del montaje, y a la vez la puso en contacto con Carolina Lett de la Casona Iluminada.
Ante tal despliegue de apoyo, Pacheco afirmó: “fue muy lindo el compañerismo y la solidaridad que he recibido de personas que no conozco pero que ya me están dando la bienvenida”.

Trayectoria

Pacheco se inició como actriz en 1989, nada menos que con el legendario grupo Malayerba, con el cual viajó a Costa Rica en su primera gira para participar en el Festival Internacional de las Artes de 1991.

En esa oportunidad trajeron la obra Woyzeck, primera adaptación de Arístides Vargas, director, dramaturgo y maestro de Malayerba.

Pacheco se formó con ellos en el Laboratorio, pero en 2003 se independizó y empezó a investigar e intercambiar con distintos elencos y directores tanto en el nivel nacional como internacional, lo que le permitió participar en más de 25 obras hasta la fecha.

La actriz ecuatoriana ha trabajado con grupos en Argentina, con directores alemanes, con el teatro Buendía de Cuba, “en un afán de buscar distintos lenguajes para expresar mi arte. Me dedico cien por ciento a esto y mantengo al mismo tiempo obras con elencos y monólogos míos”.

Cuando tomó su propio rumbo empezó una época de búsqueda de un lenguaje personal, de una investigación de distintos temas en los que las mujeres están en primer plano. Así, su primer monólogo fue La herencia de Eva, dirigida por el alemán Dieter Welke, mediante la cual habla sobre la existencia de la mujer primigenia a partir del mito bíblico.

“Era un ensayo de la locura, pues se trataba de un persona -Genoveva se llamaba- encerrada en una célula blanca que tenía coloquios con ella misma, con una amiga, se desdoblaba. Muy hacia lo psicológico ya que me apasiona el tema de indagar hacia adentro”, comentó Pacheco.

Asimismo, con su segunda obra Piel roja ahondó sobre la mujer latinoamericana y la figura de la Malinche. Luego de la investigación, Pacheco le solicitó a Arístides Vargas que le escribierá la dramaturgia.

Para Pacheco el montaje es muy personal e íntimo, ya que la obra gira en torno a una burócrata de una empresa de agua potable que va a terapia con un siquiatra que se queda dormido, y a partir de esta situación, ella tiene un encuentro con distintos personajes de su vida como su esposo, su ex esposo, su madre y su abuela.

La obra la representó por un tiempo, hasta que se la cedió a una compañera actriz porque quería incursionar en la dirección.

Posteriormente, Pacheco creó otro monólogo con base en Electra, pues sentía necesidad de hablar sobre el personaje y el dramaturgo griego Sófocles. “Ella es la mujer silenciada que después de muchos años se rebela”, señaló.

Ahora interpreta a la Torera, esa mujer estrafalaria de la ciudad de Quito, y otros personas como la dama de sociedad, el hombre criollo, el psiquiatra, la narradora, la maga, los niños y los borrachitos, todos actuados con el apoyo de un solo objeto, un palo.



Un pedacito de Quito en Costa Rica

Qué: Obra de teatro La Torera

Actúa: Valentina Pacheco

Dramaturgia y dirección: Viviana Cordero

Dónde: La Casa Iluminada en Barrio Amón

Cuándo: viernes 2 de diciembre 8 p.m. y sábado 3, 6 p.m.

Reservaciones: 8431-8790



 

 

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