Cultura

Una gran ventana para atisbar a don Paco Amighetti

Grabados del maestro Francisco Amighetti se exhiben en el Museo de Arte Costarricense hasta el 10 de abril.

“La muerte me acogerá como a un niño viejo”, escribió Francisco (Paco) Amighetti en su poema “Mi infancia fue…”. Este verso subyace como una constante existencial en la colección de 21 obras del Museo de Arte Costarricense (MAC), autoría del pionero y maestro del grabado en Costa Rica, que se exhibe en la sede museográfica hasta el 10 de abril.

La muestra intitulada Grabados de Amighetti irradia la energía “oscura” de su expresionismo dramático y a la vez la luz de su ingenuidad infantil, una tensión creativa entre dos extremos estéticos y temáticos que acompañaron a Amighetti a lo largo de su camino dedicado al arte visual.

La exposición de algunas de sus xilografías y cromoxilografías en formato mediano desnuda al maestro: sus obsesiones y amores, las costumbres, mitos e identidades nacionales, que arrancados con gubia a la madera se aprecian en el repertorio profundo y sensible de su obra tardía presente en la colección del MAC, que abarca de 1967 a 1981.

“Don Paco hace unas estilizaciones de las figuras que pueden llegar a lo infantil, con una gran capacidad de abstraer el tema, muy simple pero te dice mucho, detrás hay un gran mensaje”, puntualiza María Lourdes Robert, curadora de la exposición.

Luz y oscuridad

Robert pone como ejemplo la obra “La gran ventana” (1981): “Uno ve la tradición de la procesión pero también otra escena oscura, contrastante, de lujuria y pecado, del mundo real; la sociedad no es perfecta, se reflejan las contradicciones”, detalló.

Para Willy Montero, historiador del arte y especialista en la obra de don Paco, el artista sigue siendo punto de referencia con respecto a una figuración profundamente crítica.

Agrega que era un hombre que en la vejez estuvo obsesionado por ese periodo final de la vida, por la temática de la muerte, y que le confirió mucha importancia a la luz en un sentido simbólico.

Montero también menciona “La gran ventana” como su obra emblemática, cuyo centro del diseño se ilumina con los colores de los vestidos de los fieles en una procesión, mientras en la parte inferior del cuadro se enmarcan los personajes en un bar oscurecidos con tinta negra.

“Es inagotable, revive”, dice Montero, quien no duda en afirmar que por eso las jóvenes generaciones tienen conciencia de la importancia de Amighetti. A la vez considera sintomático que en la transformación de los premios nacionales, los de artes visuales lleven su nombre.

“Hay un afecto colectivo de la sociedad por don Paco, tal vez porque su figura de artista se combinó con la de maestro”, opina.

Montero menciona que la Facultad de Bellas Artes tiene una cátedra que se llama “Francisco Amighetti”, proyecto que recoge mucho de las investigaciones teóricas que hacen los historiadores y otras personas sobre el arte en Costa Rica.

Con esa misma postura y debido a su relevancia al ser el fundador de la Escuela de Historia del Artes en 1970, la institución siempre le dio su lugar.

Madera y color

El profesor de grabado de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Costa Rica, Salomón Chaves, afirma que la colección del MAC es una muestra muy representativa de la vasta obra de Amighetti.

Son grabados que manifiestan el nivel técnico del grabado en color del maestro, de una gran complejidad con un método de matrices múltiples, novedoso en aquella época en el ámbito nacional,pero que ya existía en Estados Unidos y Europa.

“Él enseña a la gente que el grabado se podía hacer con varios colores”, indicó Chaves, y ese aporte lo hizo pionero de la difusión del grabado, que en esos tiempos era considerado un arte menor. “Don Paco sienta las bases del grabado como una obra válida”.

Para Chaves, Amighetti asume diferentes estilos propios de la posguerra con una huella propia a partir de la estilización; conceptualmente trata temas de la identidad costarricense, de cierta mitología local.

Otro valor que destaca es el trabajo de la madera misma como materia, pues elementos naturales como sus vetas hablan.

“El legado de don Paco me ha servido mucho a nivel técnico para incluirlo en mi proceso y, a nivel conceptual, me deja la enseñanza de que a través de las mitologías propias se puede crear ya que todo pasa primero por lo que nos rodea”, concluye el grabador.

 

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María Lourdes Mora, curadora Museo de Arte Costarricense: “Cómo aborda (don Paco) ese ser costarricense que captó y deja plasmado para mostrarnos una Costa Rica no solamente de la época de los años sesentas y setentas, sino que uno ve temas que siguen estando presentes en nuestra sociedad, aunque son del siglo pasado, nos refleja la Costa Rica actual. Él caló, la gente lo aprecia y ha influido en el arte costarricense”.

Willy Montero, historiador del arte: “El cambio de Amighetti al final de los años va a ser muy radical. El acento del interés por el expresionismo vino como una derivación de una mayor conciencia respecto del quehacer de los artistas, una influencia que él pudo ver tardíamente en Alemania. Don Paco practicó un estilo que tenía una gran afinidad. Las definiciones tardías dentro de esa sensibilidad lo que hicieron fue alterar la noción que se tenía del arte costarricense. Sin embargo, a pesar de esa transformación, uno puede sentir perfectamente su ingenuidad”.

Marcia Salas, grabadora y Premio Nacional Francisco Amighetti de Artes Visuales 2015 en la categoría bidimensional: “Siempre uno aprende a través de su obra: hay tantas veladuras, el diseño, la línea de producción; él sabía lo que quería comunicar y fue muy fiel a su mensaje, esa cosa costarricense que a veces se pierde de vista porque una quiere globalizarse; él fue muy coherente con su obra y mensaje”.

Carlos Llobet, grabador: “Crecí en San Antonio de Escazú, por eso me he identificado con las obras de don Paco, por sus temas rurales, aunque en la parte estética no se parece; en mis primeras obras se nota mucho su influencia de la cual me di cuenta hasta hace como un par de años. Me gusta el grabado, que por don Paco tiene una tradición muy fuerte aunque no se le da la distinción como uno quisiera. Su legado es una percepción de San José que ya no se ve y de una Costa Rica más simple”.

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Pionero y maestro del grabado

Francisco Amighetti Ruiz nació en 1907, en Costa Rica. Fue artista grabador, dibujante, pintor, muralista, poeta, autodidacta, erudito e investigador de diferentes tendencias artísticas.

La vasta obra de Amighetti incluyó el dibujo, la pintura de caballete o al óleo, la acuarela, la pintura al fresco o pintura mural y xilografía y la cromoxilografía, expresiones por las cuales es considerado maestro. Además, fue formador, guía e inspirador de importantes artistas que actualmente destacan en el campo del arte visual costarricense.

Se desempeñó como profesor de Historia del Arte y Xilografía en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Costa Rica y para 1957, fue profesor de la Facultad de Ciencias y Letras de dicha institución, como catedrático de Práctica y Apreciación de Artes Plásticas.

A finales de la década de 1960, se dedicó al grabado en madera y encuentra en la xilografía y en la cromoxilografía su medio ideal de expresión.

En 1970, recibió el Premio Nacional de Cultura Magón y, a partir de 1968, se dedicó a la creación artística.

Falleció a los 91 años en 1998. En 2010, como homenaje póstumo, la Asamblea Legislativa lo declaró Benemérito de la Patria, al ser reconocido como un ciudadano insigne y como uno de los costarricenses más destacados y emblemáticos.

 

Exposición

Qué: Exposición Grabados de Amighetti

Quién: Francisco Amighetti

Dónde: Sala Temporales, Museo de Arte Costarricense

Cuándo: hasta el 10 de abril

Horario: martes a domingo, de 9 a.m. a 4 p.m.

Entrada gratuita a todo público.

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