Cultura A un año del asesinato de Yehry Rivera

Una canción en homenaje a la fortaleza y luz de los pueblos originarios del Sur Sur

Guadalupe Urbina y la Orquesta de las Selvas Tropicales lanzaron hoy la canción y el video de la adaptación de “Cinco siglos igual”, de León Gieco, al cumplirse un año del asesinato impune de Yehry Rivera.

La cantautora Guadalupe Urbina y la Orquesta de las Selvas Tropicales, en la que participan varias personas artistas del país, compartieron hoy una canción como homenaje al esfuerzo de los pueblos originarios por conservar su cultura y sus territorios en el Sur Sur de Costa Rica, al cumplirse un año del asesinato del líder indígena bröran Yehry Rivera.

Guadalupe Urbina cuenta en esta entrevista con UNIVERSIDAD sobre la adaptación del texto de la canción del cantautor argentino León Gieco, “Cinco siglos igual” y la producción en plena pandemia de un video, “que nos permite retomar y decir que estos pueblos no desaparecieron, están aquí, siguen vivos y debemos poner nuestros corazones al servicio de la transformación de esa historia”.

La compositora, poeta e investigadora guanacasteca explica que ella, la Orquesta y demás amigos que se sumaron a la producción, compartieron una sensación de alegría, compromiso y de una responsabilidad asumida al realizar esta producción. Invitaron también a participar al músico Óscar Espinoza, que trabaja con el pueblo indígena Maleku, y a Luis Porras, de Proyecto Jirondai.

La Orquesta de las Selvas Tropicales, explicó Urbina, es una plataforma para difundir y promover el arte creado por los pueblos rurales, originarios y afrodescendientes de Costa Rica. En esta canción participa la sección de gente adulta de la Orquesta, porque también hay una sección de gente joven y niños.

“Entendiendo que el Sur es un santuario verde, que es un hogar de diversos pueblos y diversas especies, que es una región que se encuentra en una fragilidad que nos invita a cuidarla, aprenderla, a difundirla, para que tenga larga vida. Aquí Longo Mai tiene por nombre ‘larga vida’ porque viene de una lengua provenzal antigua en el sur de Francia, que es donde se fundó la primera cooperativa Longo Mai. Quisimos hacer sonar y cantar a las selvas tropicales de Costa Rica, para compartir la música, la medicina, la belleza y el compromiso de cuidar estos territorios y sus gentes”, expresó Urbina.

A continuación un extracto de la entrevista:

-¿De dónde surge la decisión de hacer este video sobre defensa de territorios de pueblos originarios y sobre la impunidad en los asesinatos de Sergio Rojas y Yehry Rivera?

“Es más bien la misma canción de León Gieco la que nos pone en una ruta, nos dice la canción que hemos estado cinco siglos viviendo lo mismo y que ya no podemos seguir así. Es esta canción la que de nuevo me acerca a algo que siempre ha sido para mí y para mis colegas una gran preocupación, que es el irrespeto a los derechos humanos de los pueblos originarios en Costa Rica y el mundo entero. Esta preocupación que siempre está presente, porque bueno, vivo en el Sur del país, esto me tiene más cerca de lo que aquí ocurre. Esta canción vino a decir: ‘Han sido cinco siglos igual y tenemos que hacer eso visible para que por lo menos el sexto no sea lo mismo’. Tengo mucho cariño por esa canción de León Gieco porque es como un himno en todas las Américas”.

-Tienen la canción lista ahora y entiendo que todo el proceso de producción fue durante pandemia. ¿Cómo fue grabar, editar, producir esto con tantas personas que participan?

“Bueno, este fue un proceso muy orgánico porque fue una idea que se me ocurrió a mí y dije: ‘¿por qué no hacemos esta canción ahora que estamos en pandemia?’. Le voy a pedir a los chicos que hagamos esta canción a nombre de la Orquesta porque nosotres estamos muy sensibles por esta situación y tenemos un profundo cariño por los pueblos originarios, por las zonas rurales, y es el motivo de origen de la orquesta: promocionar la cultura de los pueblos que viven dentro o cerca de las selvas. Es así como me puse en marcha y le mandé a mis colegas y se pusieron a trabajar de una vez y hemos durado casi tres meses porque ese es un trabajo lento. Hemos estado con muchas cosas, sobre todo en este campo nuestro de la música, hemos pasado un periodo durísimo donde no ha habido ningún ingreso. Pasamos tres meses, desde que empezamos en octubre. No hubo un plan definido de decir ‘vamos a hacer esta producción y la vamos a estrenar así y asá’. Fue: ‘hagamos esta canción’. Aunque estábamos unos por un lado y otros por otro, cada quien podía asumir su responsabilidad”.

-En el video salen muchos lugares y momentos, ¿cuáles son algunos de los que aparecen?

“En realidad hay momentos y lugares muy importantes. Hay cuatro que son claves: La jala de la piedra del pueblo Bribri en Talamanca y la danza que se ve en una gran plaza, que para mí son los símbolos de pueblos que aun conservan en la práctica, en su vida cotidiana y en sus celebraciones, el sentido de que la unidad es lo que permite al pueblo sobrevivir. Otros dos aspectos que son como la contraposición a todo eso son los dos funerales de los líderes Sergio Rojas en Salitre con la gente caminando sobre una calle de tierra; y el otro es el funeral de Yehry Rivera o de la re-siembra, como llamamos nosotros porque no cabe duda que estos espíritus no mueren; es al contrario. Cuando ellos pasan por el proceso forzado de re-sembrarse en la tierra es cuando las semillas comienzan a germinar. Y esta canción es una semillita sembrada por ellos, así lo siento”.

-Usted como mujer, cantora, poetisa, ¿qué siente que ha aprendido de las mujeres de territorios indígenas, familiares, amigas y lideresas cercanas a Sergio Rojas y Yehry Rivera sobre la forma en que han vivido estos hechos de violencia contra sus pueblos?

“Bueno vea, uno de los grandes aprendizajes fue el 24 de febrero el año pasado, cuando asistí a la siembra de Yehry, fue escuchar a doña Digna (Rivera) hablar, sin derramar una lágrima, no porque no sintiera su dolor, sino por la enorme convicción y amor que ella tenía. Se nota su comprensión de que la vida es un proceso y que su hijo era parte de ese proceso, que es también la historia de la comunidad. Es decir, cada persona, por lo menos en su familia, tenía el compromiso de dar continuidad a un proyecto, que es la preservación de la cultura y el territorio. Y eso es para mí muy importante porque el amor más grande es el amor que se vio el día del dolor más grande, de la pérdida de tu hijo, sangre de tu sangre, carne de tu carne. Pero ese día lo que prevaleció fue el compromiso de ella con su comunidad.

Y ella decía ‘bueno, mi hijo se ha ido pero mi hijo cumplió con una misión que le estaba encomendada y él asumió con mucho amor y es ese amor el que ahora me deja y me tiene de pie’. Y eso es muy importante, entender la vida de esa manera es otra dimensión del drama de la muerte, del drama emocional que una puede tener cuando pierde un hijo. Y el llamado a la paz de doña Digna: ‘pedimos que nuestros jóvenes entiendan que trabajamos para mantener la paz en los territorios y que la muerte de nuestros hijos no es porque queremos hacer la guerra, sino porque no nos queda más remedio que defender los territorios’. Me parece muy fuerte de su corazón.

El sentido es que esta gente se fue y nos duele mucho; pero lo más importante es que murieron en el cumplimiento de sus principios de su vida, y eso es lo valioso, eso trasciende la muerte misma, del sentido de muerte Occidental. Y las mujeres eso lo entienden muy bien, las madres en los territorios indígenas, porque saben que su lucha va más allá de ese momento; viene de muchas generaciones. Y están educando a sus hijos y a sus hijas entendiendo la importancia de su cultura, una cultura que ha sobrevivido 500 años en el despojo total, me parece que ahí hay una profundidad espiritual y filosófica que no se puede arrancar de la noche a la mañana. Ese aspecto es muy admirable de estas mujeres porque son ellas al fin y al cabo las que desde que están alimentando a sus criaturas les están transmitiendo esta cultura de amor a la tierra.

El video de “Cinco siglos igual” de la Orquesta de las Selvas Tropicales:

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