Cultura Manneken Pis de Bélgica

Un traje tico para el niño de bronce que orina la guerra

El 15 de setiembre en el marco del Bicentenario, la Embajada de Costa Rica en Bélgica devela al Manneken Pis, escultura legendaria que lucirá un traje creado por el diseñador costarricense Eric Mora Cole. Este semanario conversó con él sobre la confección del atuendo y la pasión por su oficio.

Los ojos de Eric Mora Cole son de un azul diáfano; su mirada, sin embargo, es la que seduce. No es lo que mira sino cómo, porque mira el mundo con belleza.

Es con esa misma belleza con la que diseña y cose las ropas que vende en la tienda ubicada en su casa, un hábitat en donde un perro hermosote color chocolate lo acompaña y cuida con devoción y en el patio las plantas crecen desaforadamente con una verde intensidad.

El guardarropa del Manneken Pis de Bruselas consta de más de mil atuendos, al cual, a partir del 15 de setiembre, pertenece el diseñado por Mora. (Foto: Miriet Ábrego).

Mora pareciera bailar entre las ropas que cuelgan en los bastidores. Muestra un abrigo largo celeste con un forro de rayas rojas y blancas o una camisa de lino color amarillo sol incandescente, que forman parte de la colección creada en su taller de la segunda planta.

Las estancias, iluminadas plenamente con luz natural, son una metáfora de cómo se siente: radiante.

En dos días, el modisto viajaba a Bruselas donde lo esperaba (un amor belga y) el Manneken Pis, escultura de un niño en bronce, creada por Jerome Duquesnoy en 1619, que mide 65.5 centímetros y que con una mano regordeta sostiene su pene para orinar en una fuente.

La copia de la estatua, símbolo de la ciudad belga, está situada cerca de la Grand Place en el centro histórico, y es visitada todos los años por miles de turistas para fotografiarse con el bebé con cara de cupido que viste trajes a la medida, donados por diversidad de gobiernos, instituciones y hasta diseñadores de la talla de Jean Paul Gaultier.

El guardarropa de la pequeña escultura —que ha sido robada en varias ocasiones— está custodiado en el GardeRobe Manneken Pis del Museo de la Ciudad, que exhibe un centenar de los más de mil atuendos. A partir del 15 de setiembre, el diseñado por Mora también formará parte de la colección.

“Esta marca soy yo, es el reflejo más puro de quién soy, es mi vida, mi forma de expresión, es mi belleza, es mi manera de buscar un equilibrio”, Eric Mora Cole, diseñador de ropa. (Foto: Miriet Ábrego)

El conjunto está compuesto por un pantalón corto azul marino, un chaleco beige con botones azules con un pañuelo de los colores de la bandera patria en un bolsillo, una camisa blanca de manga corta, un sombrero también beige y unos zapatos negros.

El Manneken Pis tiene adherido en unos de sus brazos a un perezoso, mamífero declarado en julio pasado símbolo nacional de nuestro país y que, antes de que fuera sancionado por una ley de la República, ya Mora lo había incorporado en el diseño.

La develación del nuevo traje que lucirá la estatua será el 15 de setiembre a las 12:30 de la tarde, en un acto protocolario que contará con la presencia de funcionarios de la Embajada de Costa Rica en Bélgica, del Parlamento Europeo y, por supuesto, de Mora, quien estará atento a que todos los detalles estén a punto.

El Mannekin Pis de Bruselas con un traje diseñado por el costarricense Eric Mora Cole
El 15 de setiembre en el centro histórico de Bruselas, el traje diseñado por Eric Mora recuerda ciertos atributos idiosincráticos de Costa Rica. (Foto: Simon Vanheukelom)

La idea original era crear una especie de instalación, en la que el Manneken Pis orinara unas armas de juguete o un arma gigante de estereofón.

“Me gustaba que en medio de la ternura de niño, hubiera habido una contundencia escatológica. Las armas son una estupidez, una imbecilidad que no tiene parangón. Además habría sido coherente con nuestra narrativa y con el folclor de este niño que orinó la mecha que iba a explotar”, señaló Mora.

La conceptualización artística que hizo del montaje —ahora descartado— estuvo relacionada con la historia legendaria del niño belga de bronce, ya que según uno de los relatos de su origen data del siglo XIV, cuando Bruselas fue sitiada durante mucho tiempo por una potencia extranjera.

Según la leyenda, los soldados colocaron explosivos en las murallas de la ciudad y un niño llamado Juliaanske, que los espiaba, los salvó al orinar la mecha encendida.

 

 

 

Magia

Mora se fue de viaje en julio con su ajuar en las valijas para tallar al niño meón de bronce, pero según narra durante ese mediodía de entrevista en su casa, fue en marzo que empezó la odisea bautizada por él como mágica.

“Yo no puedo decir más que esto es magia, yo no busqué nada, yo no hice nada”, inicia su historia, que continúa así: hace como un año y medio o dos conoció por Internet al que es ahora su pareja belga, quien llegó en marzo de 2021 al país.

Ambos estaban en un supermercado, cuando Mora recibió una llamada de una persona de la Embajada de Costa Rica en Bélgica para ofrecerle que diseñara el vestido del Manneken Pis, pues había oído hablar de su trabajo.

Colgó el celular y le contó a Simón, que casi cayó muerto. “Yo dije que sí y empecé a diseñar en un proceso de opciones no exento de complicaciones; entonces termino yendo a Bélgica por mis propios medios”.

Mora afirma que su deseo es que, cuando las personas vean su propuesta, sientan un golpe de ternura, “que se conecten, y les dé orgullo por Costa Rica”.

No es la primera vez que el país viste al Manneken Pis: hace 30 años tuvo un ajuar tico que consistía en pantalón y camisa blanca, pañuelito rojo, chonete y machete en la cintura.

En el caso del actual vestido, Mora confesó que confeccionarlo fue de una complejidad enorme.

“La señora con quien trabajé en esto, mi mano derecha, doña Mary, se quería pegar un balazo por lo chirrisquitico de la bolsita y los ojales…es un bebecito, y de ahí la creatividad para vestir una estatua que está orinando… el velcro, las medias, los broches, los zapatitos”, detalló Mora.

De Bélgica enviaron los patrones para transformarlos, pero sin una idea clara de cómo tenían que verse. “Es todo un ejercicio de imaginación”, reconoció Mora, quien aclara que sabe muy poco sobre patronajes, ya que no estudió diseño y su conocimiento es empírico.

La copia del Manneken Pis está situada cerca de la Grand Place en el centro histórico de Bruselas. (Foto tomada de Pxfuel)

Amo y señor

Cuando Mora piensa en por qué diseña y confecciona ropa habla de su madre. “Era una mujer muy elegante, perfeccionista y ordenada; tenía mucha gracia. Yo la admiraba sobre todas las cosas, como cualquier niño gay”, contó.

Recordó Mora que ella, mujer fuerte y de avanzada, tenía un negocio de elaboración de trajes de baño en cuero de venado, a los que adornaba con turquesas.

Luego siguió con ropa para niñas, niños y adultos que vendía en las boutiques y, más adelante se dedicó a los uniformes, mismo emprendimiento con el que Mora continúa.

“En aquella época vivía en una casa donde todo era precioso: los muebles, los cuadros… por eso me gusta mucho la belleza”.

Mora hizo su propia ropa desde muy niño, “no que yo la cosiera, pero agarraba las revistas Burda con patrones para hombres, y aprendí a hacer los modelos que luego las señoras que trabajaban con mi mamá me ayudaban a coser”.

Desde muy niño también, reflexiona Mora, siempre estaba en busca de quién era y le gustaba que le dijeran que era inteligente. “Yo era el niño bueno, y dentro de las armas que aprendí para potenciar la belleza estaba la ropa”.

En los primeros años de la universidad  —entró a los 16— la ropa era una especie de armadura, porque se sentía temeroso y con el corazón cerrado.

“Tengo memoria de que llevaba seis meses yendo a la universidad sin repetir ropa, porque yo me hice muchas camisas”, recordó.

En esa época no sabía lo que quería. Ingresó en Ingeniería y estudió solo dos años, porque se dio cuenta de que era una “cuestión horrorosa y no podía más con eso”.

Luego, al ser un lector voraz desde su infancia y tener el don de la palabra, pensó en estudiar Derecho; sin embargo, finalmente se decantó por Agronomía, pues según él era una fusión interesante entre matemáticas, biología y antropología.

“Mentira, era una porquería más, pero una vez que empecé la carrera la terminé, y ejercí tres meses. Después dije: esto no es para mí”.

En ese momento se reconcilió con que crear ropa no era superficial ni falso, aunque la moda es un vehículo para ese tipo de comportamiento.

En ese sentido, su madre lo inspiró a ver armonía en su oficio. “Le debo mucho a mamá, por eso está arriba, en una foto en el taller; ahí es donde debe estar”.

Posteriormente, Mora se marchó del país porque pensó que acá no iba a encontrar la respuesta a sus cuestionamientos. “Siempre me sentí un bicho raro, señalado, también por mi condición gay que hacía más complicado todo para mí”.

Viajó a Europa, regresó a Costa Rica, y después vivió en Argentina varios años. De vuelta en el país trabajó con su madre en la empresa de uniformes.

Entonces sobrevino “el terremoto mundial mío”, cuando sus dos padres murieron de enfermedades “groseras y costosas” con un tiempo muy corto de diferencia; esa fue la debacle económica de la familia.

“Me tocó empezar de cero cero cero, y recordé: toda la vida a todo el mundo le ha encantado cómo me visto, porque solamente uso ropa usada mezclada con la ropa que hago”.

Con esa idea nació Amo y señor, marca con la que consolidó una narrativa sobre la moda, en la que cuenta quién es como artista y persona.

Su primer desfile se llamó La república bananera, mediante la cual narraba su años durante la niñez vividos en Limón cuando su padre trabajaba en la transnacional; después vino El viaje del héroe, en que “con mitología arquetípica entiendo el porqué: el héroe es alguien que pasa a través de los miedos y hace algo y en ese viaje consigue algo que lo engrandece y vuelve”.

Para Mora, Amo y señor tiene un significado heroico: “uno es dueño de uno mismo” . En sus ojos azules, diáfanos, reconoció su propia belleza.

*Fe de erratas: En la primera publicación del artículo erróneamente se consignó que el perezoso es un marsupial.


Mi marca, mi belleza

¿Qué significa para vos esto que hacés?

—Esta marca soy yo, es el reflejo más puro de quién soy, es mi vida, mi forma de expresión, es mi belleza, es mi manera de buscar un equilibrio con lo que tengo que hacer. Es que mi marca, no es solamente la ropa, sino mi forma de vida, es esta casa; es lo único que yo puedo darle al mundo, el ejemplo de esta forma de vida. Yo sé que estoy afuera del sistema pero que también estoy adentro, y he encontrado la manera de estar y no estar, poder ser yo mismo y de no estar perdido en los laberintos de los espejos que todos tenemos.

Este viaje mío de buscar quién soy es más que todo un viaje de apertura del corazón y aceptar mi propia validez sin necesidad de nada; de que yo soy, de que nadie me da el valor, que yo lo tengo ya, que es intrínseco a mí porque estoy acá, y desde ahí puedo realmente disfrutar estar vivo y abrirme al amor y a las bellezas de la vida para poder fluir.

Por fin me siento como un ser humano que ya puedo recibir. A mí me costó mucho recibir porque implica una vulnerabilidad; entonces yo prefería ser el que daba. Ahora ya no estoy ahí, estoy abierto a recibir, porque quiero realmente entender este baile que es la vida, el dar y recibir, el ying y el yang, el blanco y el negro. Este baile de los opuestos en los que yo deseo con mi marca, mostrar el camino del medio.


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