Cultura

El triunfo del humanismo

Premio Magón realza el carácter enciclopedista del doctor Juan Jaramillo Antillón, quien tiene una amplia obra en ciencia y cultura

Su afán por fundir medicina, biología, filosofía, antropología, historia, psicología, ciencia, teología y literatura para acercarse a las profundidades del ser con una mirada humanística, le permitieron al doctor Juan Jaramillo Antillón obtener el Premio Magón 2016, con lo cual sube al trono uno de los últimos enciclopedistas del país.

Su aporte va mucho más allá de su quehacer como médico y maestro de estudiantes de esa rama humana, porque lo suyo ha sido siempre divulgar el saber, y su preocupación mayor ha estribado en llevar ese conocimiento al hombre de la calle, al que día a día se debate entre enriquecerse con las lecturas y sobrevivir a la vida cotidiana.

Después de cinco ocasiones en que lo habían postulado y lo habían descartado, entre otras razones, porque su aporte para los jurados era solo en la rama científica, en el 2016 le llegó la sorpresiva noticia a su casa de Rohrmoser, donde vive refugiado en su biblioteca de 15.000 volúmenes y donde pese a las inclemencias de su salud –no puede caminar ni oír—se somete a una rutina de escritura propia de los principiantes, porque su anhelo de sabiduría es insaciable.

Hace un año el doctor Antillón confesó en una entrevista con UNIVERSIDAD que había empezado su aventura del saber y de la escritura sin tener muy claro el panorama, y que se fue abriendo camino conforme avanzaba, y hoy, 30 años después, su obra tiene un valor incalculable, porque abre puertas al conocimiento y aspira a despertar en el hombre común la grandeza y la victoria que depara, por encima de las condiciones materiales, la sabiduría.

“Jamás trabajé, actué y escribí en mi vida pensando en un premio, y, sin embargo, a través de mi carrera como médico, como usted sabe, me dieron muchos y muy valiosos, aquí y en el extranjero”.

“No esperaba el Magón, debido a que ya antes se me había negado y porque se dijo que aunque yo era un gran médico y científico, no era una figura del campo cultural.  Sin embargo, la CULTURA, así con mayúscula, comprende en ella a la ciencia; de hecho, sin esta no existiría la cultura, pues “la escritura” de los sumerios fue un invento, el refinamiento de ella por los egipcios y sus papiros, y luego por los fenicios, y, finalmente, también por los griegos con el agregado de las vocales, hizo posible que en lugar de trasmitir historias y mitos y leyendas oralmente, se pudieran poner los sucesos históricos por escrito.  Surgió así la historia de la cultura de los pueblos en su pasado,  luego el invento, por la ciencia, de la “imprenta”, difundió el conocimiento a las masas”.

Tras la respuesta, la pluma del doctor Antillón (San José, 1935) toma vuelo, y de paso ella revela uno de los rasgos que lo han llevado a preocuparse por el saber con la aspiración de poder así comprender mejor al “Hombre”, como un ser de lejanías, si se escucha el eco Martin Heiddeger: su entusiasmo absoluto por aprehender de la vida y del universo a través del enfoque de la ciencia, que siempre ha de aterrizar en el hombre de carne y hueso.

“La difusión y el conocimiento de lo que se llama cultura se debe a la ciencia, por ello era un error excluir del Premio a los científicos, incluyendo a los médicos, ya que esta profesión es la más noble del mundo, pues protege el capital más preciado de un pueblo: EL CAPITAL HUMANO”.

Y agrega: “Si no hay salud, no hay oportunidad de educarse. Por otro lado, los escritos médicos tienen un inmenso valor y desde el punto de la historia y la literatura, forman parte de esa cultura. Fíjese usted, Eduardo, que en la biblioteca de Alejandría hay varios de mis libros”.

La cultura contra el mundo; la conducta animal del ser humano y el destino de nuestro mundo; la evolución de la cultura; Historia y filosofía de la medicina; gerencia y administración de servicios médicos y hospitales; salud y seguridad social; importancia de la medicina en la sociedad; ¿El sexo débil de la mujer?; La aventura humana; Las paradojas de la ciencia; Una historia sobre el tiempo y la mente; Lo humano de los genios; El cáncer, fundamentos de oncología; Historia y evolución del Seguro Social de Costa Rica; Evaluación y Acreditación para el control de calidad en las escuelas de medicina y servicios médicos hospitalarios; Cáncer gástrico; La crisis en el Seguro Social de Costa Rica; Conversaciones con las grandes figuras de la historia; Enfermedades de la tirodes y paratirodes; Historia y filosofía de la salud y la medicina; Los problemas de la salud en Costa Rica, y Reflexiones, son algunos de sus libros publicados.

Al recordar la charla del año pasado, ahora con motivo de recibir el Magón, el doctor Antillón apuntó: Usted me dijo al iniciar nuestra charla hace un año, que si yo, con mis 34 libros, me sentía un buen escritor, y yo le contesté que eso lo debían decir mis lectores, pero que sí era un buen comunicador, pues trataba de la forma más sencilla posible de escribir e informar, y que sí era posible educar con mis libros al lector usual, ya que yo no escribía para intelectuales, con excepción del campo de la medicina, donde sí creía tener la autoridad suficiente para  enseñar”.

Precisó en que hubo varias veces en que desestimaron la posibilidad de otorgarle el Magón, porque los integrantes de los jurados consideraban que él era “ un simple comunicador y no un escritor”.

“Por cierto, la importancia de la ciencia es tal, que mientras que en cada país del mundo hay costumbres, religiones, educación y sistemas políticos diferentes, en fin “cultura”, la ciencia en todo el mundo es igual: lo diferente es el poseer recursos suficientes para poder obtener la tecnología a la que esa ciencia da lugar”.

EL ARTE DE LA DISCIPLINA

Una de las primeras enseñas que se desprenden de analizar la figura del doctor Antillón es la disciplina a prueba de fuego que ha practicado durante su vida.

¿A qué hora escribía e investigaba un hombre sometido a labores de médico cirujano, o Ministro de Salud (82-86), o padre y esposo?

A ello responde el doctor con puntualidad: “muchas veces llegaba del hospital y me ponía a escribir hasta la madrugada”.

En total ha publicado 34 libros de las más variadas áreas del saber humano, siempre con el anhelo de llevar ese conocimiento a la persona común, con el afán último de que la lectura y el saber transforman el espíritu humano.

El hombre, recuerda, es producto de dos elementos trascendentales a lo largo de su vida: la genética y la cultura. En esta última ha estado su gran campo de batalla para extraer de la ciencia y los distintos saberes, los ensayos, historias, y enfoques que procuran ayudar a entender el presente del hombre en la faz de la tierra.

Esa tarea descomunal de ir a las distintas fuentes, procesar los conocimientos y traducirlos a un lenguaje a la altura de un chofer de bus, un taxista o un campesino, la asumió Antillón por esa vocación de comunicador que un día descubrió y que ya no lo abandonaría jamás.

En medio de todo ello, y cuando ya había dado por descontado que la idea de que le dieran el Magón -la iniciativa de plantear su candidatura surgió de sus amigos- lo sorprendió la llamada de la Ministra Silvie Durán para comunicarle que era el escogido.

“Pues sí, aunque fue una sorpresa, la agradezco en el alma. Le debo mi agradecimiento a Doña Inés Trejos, y a los distinguidos jurados que creyeron que mi humilde transitar por el campo de la medicina, mi vocación como maestro de esta profesión, mis publicaciones muchas de ellas por primera vez hechas sobre diversas enfermedades, y las letras (publicaciones que no eran del campo de la medicina, la salud y la seguridad social, 15 libros) valían algo”.

EPIFANÍA EN SINALOA

El hombre que de niño leyó las primeras palabras a sus cinco años mientras paseaba por el San José de los años treinta con su padre, Juan, iría a descubrir una gran verdad lejos de su tierra.

Le sucedió en Sinaloa, a 3.500 kilómetros del Distrito Federal, en México, donde realizaba su servicio social.

Ahí, en medio de las penurias y las calamidades económicas y las múltiples necesidades de sus pobladores, supo que los conocimientos técnicos en medicina le eran insuficientes para comprender a aquellos niños, aquellos ancianos y aquellas madres urgidas de atención que estaban ante sus ojos.

“Descubrí que había un problema. Si quería entender al enfermo debía conocerlo en toda su dimensión humana. Y ello tenía que ver con la antropología, la sociología, la psicología. Solo así podía aproximarme al ser humano para comprender al paciente”.

Ese enfoque humanista de la medicina y en general de ver al ser humano se ha ido perdiendo en las distintas ramas del saber.

Ya hace 2.500 años el padre de la medicina, Hipócrates, aludía al poder que tenía la palabra en la curación humana, pero para adentrarse en esos senderos, Antillón comprendió que eran necesarios conocimientos de los distintos campos del saber, para así entender mejor al paciente que acude al médico en busca de un alivio físico y psicológico.

En su caso marcó un destino. Una vida dedicada a la búsqueda insaciable de la sabiduría.

Por eso dice que uno de sus libros que puede resumir bien su vida es “Conversaciones con las grandes figuras de la historia”.

“Todo lo que he estudiado se resume en este libro. Aquí hay una gran síntesis de lo que he sido como lector a lo largo de estos años”.

EL CAMINO DE LA MANCHA

Aunque reconoce que cuando leyó Don Quijote en el colegio no lo entendió muy bien, lo suyo parece ser un camino marcado por el ingenioso hidalgo. De hecho, como reconoce, a la par de las numerosas versiones que tiene de la Biblia– libro al que va siempre en busca de una sabiduría no marcada por la religión, sino por el conocimiento que trasluce en sus páginas -la lectura del Quijote, y sus interpretaciones, es una de sus pasiones.

Y como si la estocada de Don Quijote lo moviera a traición y pareciera, sin pretender hacerlo, parafrasearlo, cuando se le pregunta por sus afanes últimos de ese saber puesto al alcance de las masas, afirma: “yo escribo para el porvenir”.

Su búsqueda sincera y honesta, de ese saber multiplicado y diverso, se entronca con aquellas palabras que profiriera en su oportunidad Marco Tulio Cicerón en la Defensa Arquias: “…El cultivo de las letras alimenta la juventud, deleita la ancianidad, y es en la prosperidad ornato y en la desgracia refugio y consuelo; entretiene agradablemente dentro de la casa, no estorba fuera de ella, pernocta con nosotros y con nosotros viaja y nos acompaña al campo”.



Galardonado aporta prestigio al Magón

Los consultados consideran que la elección del jurado le da la dimensión y la altura que el Premio Magón reclamaba desde hace varios años.

Arnoldo Mora Rodríguez (Filósofo y exministro de Cultura)

C-66-Arnoldo Mora“Es una profunda satisfacción que el máximo galardón de la cultura se le haya otorgado al doctor Juan Jaramillo Antillón.

No solo porque es una excelente persona, sino porque en general es un humanista, figura que tanto nos hace falta en el país, y en particular porque ejerció la profesión médica que es tan delicada porque trata con la vida, con la salud y con la muerte y con la intimidad de los pacientes, por ende, se requiere para ello una alta calidad humana y el doctor Antillón la tiene.

En sus tiempos de madurez se dedicó a crear una obra científica y filosófica y se ha consolidado como un gran escritor y un gran humanista. Es amigo personal y comparto por ende la satisfacción de la inmensa mayoría de los costarricenses.

Su premio es un triunfo del humanismo”.

Carlos Morales (Periodista y escritor)

C-66-Carlos Morales“El Premio Magón a don Juan Jaramillo Antillón es darle honor y gloria a ese reconocimiento cultural. Es un gran acierto del jurado. No es un simple médico. Quienes hemos leído muchos de sus 34 libros eruditos y diversos, sabemos bien que se trata del último pensador renacentista del país: un sabio. Y hemos clamado por ese galardón desde la década de los 90, por lo que esto es un acto de sindéresis y justicia; dos especies muy escasas en la era de Trump”.

Silvie Durán (Ministra de Cultura)

C-66-Silvie Durán“Cultura tiene mucho que aprender de instituciones como educación y salud, y en este campo el doctor Juan Jaramillo Antillón impulsó con gran acierto la descentralización de la salud en el país.

Desde sus funciones contribuyó mucho a la funcionalidad institucional en su área de servicio.

Ha sido también un gran pensador y divulgador.

El doctor Antillón ha sido un gran humanista y a la vez un gran ser humano. Por ende, es un premio muy merecido”.



En palabras del jurado

El jurado del Premio Magón 2016, que eligió a Juan Jaramillo Antillón, estuvo integrado por Amalia Chaverri, Rafael Cuevas, María Enriqueta Iglesias, Carlos Molina y Carlos Sánchez.

Para hacerse acreedor del galardón, Jaramillo recibió tres de los cinco votos, mientras que un voto fue para Juan Luis Rodríguez y el otro para José León Sánchez.

Así razonó el jurado, el otorgamiento del premio al doctor Jaramillo Antillón:

“Por ser un pensador que ha construido su reflexión humanística a partir de la ciencia. Su trabajo multifacético, visionario y comprometido se plasma en múltiples publicaciones tanto de carácter técnico, como sobre todo de naturaleza divulgativa y educativa. Ejerció responsabilidades como funcionario del Estado destacándose por su visión que trasciende el ejercicio tradicional de su cargo y su disciplina. En un momento histórico en el que los valores humanos esenciales se ven erosionados, la obra del galardonado aporta en la construcción de valores como la equidad, la igualdad, la tolerancia y la multiculturalidad”.



 

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