Cultura

Tristeza e indignación por el incendio que destruyó el Museo Nacional de Rio

La UNESCO denunció que el incendio expone la fragilidad de los mecanismos brasileños de preservación de sus bienes culturales

Momentos de tristeza y tensión, con forcejeos entre manifestantes y policías, se vivieron este lunes frente al Museo Nacional de Rio de Janeiro, devastado por un incendio que colocó en primer plano el debate sobre los recortes presupuestarios en Brasil.

“No sirve solo llorar. Es necesario que el gobierno federal, que dispone de recursos, ayude al Museo a reconstruir su historia”, afirmó ante el devastado edificio el director de la bicentenaria institución, Alexandre Keller.

“Clamamos por ayuda. Que las personas se indignen por lo que sucedió acá. Parte de esta tragedia pudo evitarse. No sirve solo llorar. Ahora tenemos que actuar”, insistió.

La UNESCO lamentó “la mayor tragedia para la cultura brasileña en los últimos tiempos” y denunció que el incendio “expone la fragilidad de los mecanismos nacionales de preservación de sus bienes culturales”.

Vista aérea del Museo Nacional de Rio de Janeiro, uno de los más antiguos de Brasil que se destruyó el 3 de setiembre a causa de una incendio masivo.  Foto: Mauro Pimentel, AFP

Inaugurado en 1818, el Museo Nacional era el mayor museo de historia natural y antropológico de América del Sur, con más de 20 millones de piezas y una biblioteca de más de 530.000 títulos.

El gobierno de Michel Temer, cuestionado por los recortes, anunció la creación de una “red de apoyo económico” con grandes empresas públicas y privadas para facilitar la reconstrucción de esta joya del acervo brasileño, aunque sin detallar los recursos previstos.

Vinculada a la Universidad Federal de Rio de Janeiro (UFRJ), la institución había sufrido recortes en la financiación, que le obligaron a cerrar al público varios de sus espacios, y estaba pendiente de recibir un patrocinio por valor de 21,7 millones de reales (USD 5,3 millones de dólares) firmado en junio por el BNDES (el banco de fomento brasileño).

Un abrazo popular

Pasado el mediodía, unas 500 personas concentraron frente a las rejas de la Quinta de Boa Vista, el recinto que alberga el museo en el norte de Rio de Janeiro, para protestar contra los recortes que habrían retrasado la modernización de los dispositivos de seguridad.

Algunos manifestantes protagonizaron forcejeos con la policía arrojaron algunas piedras, constató un fotógrafo de la AFP.

Cuando los manifestantes consiguieron abrir las rejas, la policía se retiró y les permitió el ingreso hasta el jardín que da acceso al edificio, que ocupa una superficie de más de 13.000 metros cuadrados.

Entre cantos de protesta contra el gobierno de Michel Temer, los manifestantes, entre los que había investigadores y estudiantes, escenificaron un “abrazo” al edificio en forma de cadena humana.

El siniestro se declaró el domingo hacia las 19H30 locales (22H30 GMT) por causas por el momento desconocidas, cuando ya había cerrado las puertas al público. Sus cuatro vigilantes consiguieron salir y no se ha dado parte de víctimas.

Pero las llamas se extendieron rápidamente por sus tres plantas, que contenían materiales altamente inflamables. La veintena de cuarteles de bomberos movilizados tardó seis horas en controlarlo.

Según medios de prensa, ese despliegue encontró serios problemas de logística para actuar rápidamente. La asesoría de comunicación de los bomberos se abstuvo hasta ahora de cualquier comentario al respecto.

Sin riesgo de derrumbe

Visiblemente chamuscada, la fachada del imponente edificio resistió a las llamas, pero poco quedó en el interior. Los hierros retorcidos y los escombros se acumulan en la planta baja, el techo desapareció y una de las alas del segundo y del tercer piso se derrumbó.

Luis André Moreira, coordinador técnico de defensa civil de la alcaldía de Rio Janeiro, descartó un riesgo inminente de “colapso estructural” de la fachada; en el interior del edificio, en cambio, “existe riesgo de derrumbe” de paredes internas y partes de los suelos que no cayeron durante el incendio”, dijo a la AFP.

Por la mañana, los bomberos empezaron a ingresar con prudencia en las ruinas del edificio, para verificar si aún se podía “salvar algo” de su inmenso patrimonio, dijo a la AFP un portavoz del cuerpo.

El museo tenía una particular reputación por la riqueza de su departamento de paleontología, con más de 26.000 fósiles, entre ellos un esqueleto de dinosaurio descubierto en Minais Gerais (centro) y numerosos especímenes de otras especies extinguidas (perezosos gigantes y tigres dientes de sable).

Una de las piezas más lloradas es la del más antiguo fósil humano descubierto en Brasil, conocido con el nombre de “Luzia”.

“Luzia es una pérdida inestimable para todos los interesados en la civilización”, dijo a la AFP Paulo Knauss, director del Museo Histórico Nacional, otra institución de Rio.

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