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Desde el piropo en apariencia inocuo hasta el femicidio. El patriarcado y el machismo convierten la vida de las mujeres en un infierno, en un juego de poder perverso y macabro, en el cual terminan siendo objeto de irrespeto o asesinadas.

La obra Super Man, todas son mis hijas, escrita y dirigida por la argentina Mariela Asensio, retrata con crudeza y gran sensibilidad el tránsito de un hombre que cobra conciencia de su machismo y está dispuesto a deconstruirse para construir un mundo donde prevalezca la no violencia contra las mujeres.

De acuerdo con el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas, en el 2014, un total de 2.089 mujeres fueron víctimas de femicidio en 25 países de la región.

Ante esta realidad y con una gran pertinencia, Super Man, todas son mis hijas presenta una pequeña temporada de preestreno en el teatro 1887, ubicado en el Centro Nacional de la Cultura (CENAC), en San José centro. Las funciones son del miércoles 26 al domingo 30 de abril a las 8 p.m.

La producción general está a cargo del Teatro Restaurativo, con el apoyo del Teatro Melico Salazar y la  Compañía Nacional de Teatro del Ministerio de Cultura y Juventud.

Hace un año el Teatro Restaurativo se mudó de Panamá a Costa Rica y, de la mano de Martín Porto y Xóchitl Ávalos, trabaja las prácticas restaurativas en combinación con las teatrales, mediante el enfoque de círculos de diálogo para la resolución de conflictos y así promover la construcción armoniosa de las comunidades.

La particularidad del montaje es que cada noche un actor diferente interpreta al personaje simbólicamente asociado a Supermán.

A través de un monólogo con acento tragicómico y apoyado en elementos multimedia (canciones, videos y collage de fotos), los actores Oscar Guardado (El Salvador), Leonardo Limongi (Uruguay), Martín Porto (Costa Rica-Panamá), Mynor Barillas (Guatemala) y Tony Díaz Guardado (Honduras) cuestionan su propia masculinidad tal como la propone el patriarcado.

El impulsor del proyecto es Martín Porto, quien a raíz de su propia experiencia como padre de tres niñas experimentó en carne propia la cultura machista y patriarcal que las afecta.

Ese detonante le provocó la inquietud de realizar un montaje escénico y contactó a la dramaturga y directora argentina Mariela Asensio y a los demás colegas centroamericanos y de Uruguay para llevar a cabo la coproducción.

De acuerdo con Ávalos “muchas veces cuando se toca el problema de la violencia de género, se supone que es un problema de nosotras porque nos afecta a nosotras, pero no es así; es un problema que los hombres tienen que pensar cuál es su papel, no basta con no ser violento”.

El objetivo con el unipersonal es que los espectadores después de ver la obra reflexionen sobre actitudes y detecten conductas cotidianas en su decir y en sus relaciones, para percatarse de cuáles comportamientos fomentan la violencia.

“Es poner sobre el tapete el tema de la participación de los hombres en esta deconstrucción cultural que debemos ir haciendo entre todos, tanto hombres como mujeres”, expresó Ávalos.

En Costa Rica, la meta es continuar durante los próximos dos años con presentaciones del espectáculo dentro y fuera del Gran Área Metropolitana para generar conciencia a mayor población.

A la vez, luego de realizado el preestreno en nuestro país, se llevará a cabo un estreno simultáneo para Latinoamérica en junio, en cada uno los países coproductores.

Super Man no es súper

Para la dramaturga y directora, Mariela Asensio, lo más interesante como creadora es que el proyecto haya nacido de la necesidad de los hombres, pues es importante que empiecen a cuestionarse el orden dado de las cosas, “desde su lugar de privilegio, que empiecen a poner en jaque la estructura patriarcal, que la cuestionen. Me esperanza bastante”.

La obra se alimentó de las respuestas que los actores le daban a una serie de preguntas que Asensio les hizo a través de correos electrónicos sobre cómo ellos articulaban en sus propias vidas y sus mentes el feminismo, entre otras ideas.

Luego la dramaturga tomó como hipótesis el mito de Supermán, “esta idea del súper hombre construido desde lo más imperialista: que todo lo puede, que todo lo hace bien, que es el prototipo del éxito, de la fuerza, y a partir de esa figura ir al estereotipo máximo del hombre machista y violento y empezar a desarticularlo y desarmarlo, hasta dejarlo despojado de esa supuesta hombría y hacerlo de nuevo, porque creo que eso es lo que tiene que pasar”, afirmó.

Ante la pregunta de cómo llegan los hombres al acto extremo de asesinar a las mujeres, Asensio considera que la violación y el femicidio son un acto de poder.

Para ella, los hombres creen que tienen ese derecho por sobre la mujer, que se manifiesta en los micromachismos, conductas naturalizadas y que parecen inofensivas, “pero yo digo que nada es inofensivo en esto, porque todo es parte de una construcción que desemboca en la tragedia”.

Interpelado al respecto, el actor Tony Díaz Guardado aportó que en Honduras es muy común que un hombre les grite obscenidades en la calle a las mujeres. “En el patriarcado hay muchas cosas que me dañan. No tengo hijas pero tengo hermanas y una madre, y sé que no están exentas de que les pase algo, que las mutilen y exhiban sus cabezas como símbolo de poder. Necesito denunciar”, dijo.

De acuerdo con Díaz, el teatro es una forma de ruptura que transforma a las personas, y una vez interpretando a este Supermán, “nos gira el pensamiento, nos cambia el chip, nosotros queremos ser otras personas, entender esto desde los valores, desde el respeto”.