Cultura

Te queremos tanto, Dionisio, que tanto nos dejaste

Esta mañana de miércoles murió el artista integral, investigador, político, cultista popular Dionisio Cabal. Este Semanario conversó con algunos amigos y amigas, que profundamente conmovidos compartierion sus sentires sobre el legado que deja.

El artista Dionisio Cabal murió este miércoles 20 de octubre en la mañana a la edad de 67, dejando tras de sí un legado sensible e insondable, estrechamente vinculado con el rescate digno de la identidad e imaginario cultural de una Costa Rica profunda y popular. 

Investigador incansable y atento, artista integral, cultista folclórico y popular, entre otras facetas, Dionisio se caracterizó, según amigos y amigas con quienes este Semanario conversó, por su trabajo consistente de anotar, recoger y divulgar los aportes de múltiples voces creadoras del pueblo costarricense.

Hijo de los poetas Ana Antillón y Antidio Cabal, nace en 1954, y a lo largo de medio siglo fue el artífice de un patrimonio intangible -y tangible- construido con estudio, empeño y perseverancia. 

“Era un hombre renacentista”, lo describió Alberto Zúñiga, comunicador y crítico de música popular, quien destacó la capacidad de escucha y conversación de Cabal en torno a una amplia variedad de temáticas culturales e históricas.

Tuvo la virtud de escuchar la sabiduría popular, a las personas mayores y venerables, los cuentacuentos, la tradición oral y musical, y toda aquella expresión de la identidad costarricense.

Zúñiga señala uno de los trabajos constantes de Cabal que no ha sido visibilizado ni divulgado: su trabajo de hormiga en relación con enaltecer la dignidad de la cultura nacional frente a las invasiones barbáricas y voraces de las industrias culturales transnacionales.   

“Dionisio nunca se echó para atrás frente a esto; todo lo contrario, era un voz de esperanza en las comunidades populares donde la cultura propia emergía. Tuvo la visión de diferenciar cada expresión popular comunal local para ennhebrar en sus obras y espectáculos todas estas expresiones y poder dar una imagen cultural total de país”, dijo Zúñiga. 

Esta labor contribuyó a que el folclor propio cuestionado por ausente adquiriera presencia, pues Cabal lo encontraba cotidianamente en cuanto lugar viajaba, mediante la investigación práctica que luego teorizó.  

“Fue una labor de educación constante con respecto a la propia identidad nacional, encontrar personas con este nivel de entrega y pasión es difícil”, expresó Zúñiga.

Cabal también hizo algo clave y fue constituirse en uno de los principales socios culturales de la gran folclorista costarricense Emilia Prieto. “Hicieron una parejilla divertidísima porque él era todo larguirucho y ella mirrusca”, recordó con afecto Zúñiga.

Cabal fue compañero de andanzas del también cantautor, sociólogo e investigador cultural Manuel Monestel, quien rememora que conocieron y escucharon a Prieto en la Casona del Higueròn, cuando hablaba de la importancia de recoger la canción popular y de investigar su origen y significado en la historia del país. 

“Ahí Dionisio fundó su primer grupo Viva voz con Marisol Carballo y los hermanos Mena. Nos conocimos y compartimos y luego fue una larga historia de coincidencias, él trabajando con el Valle Central y yo con el Caribe”, detalla Monestel.

De acuerdo con Monestel, Cabal era un hombre admirable porque creía profundamente en lo que hacía, y, además, “como otros era terco y valiente y no dudaba en seguir luchando culturalmente”, con el fin de que Costa Rica se liberara de las empresas de música internacionales. 

La cantante y compositora, Amanda Quesada fue compañera de Dionisio en varias de sus obras y proyectos musicales como La Cantata la Guerra de 1856 y el Oratorio a Juana Pereira. 

Quesada apunta haber aprendido mucho de Cabal cuando giraban con la Cantata, pues recibía una cátedra de historia de Costa Rica y sus tradiciones. “Era una persona muy tranquila, muy llevadera, un gran compositor y letrista, mucha de la música que yo hago ahora es gracias a Dionisio; él es mi maestro en la cultural musical costarricense.

Cabal influyó a la cantante en la necesidad de crear música con sonidos y ritmos latinoamericanos y folclóricos costarricenses, con un sentido lírico y poético y con un mensaje.

Además, a través de la Cantata conoció la historia de la gesta del 56 y comprendió la verdadera magnitud del héroe de la campaña nacional Juanito Mora. 

“Yo canto una canción que fue de las últimas que hizo para la cantata, que la interpreta el personaje de la esposa, Inés Aguilar, cuando Juanito Mora en una carta le da la noticia que va a ser fusilado. Dionisio me dio el honor de ser la primera mujer en cantar y grabar esa canción, para mí ha sido un honor”, expresó con agradecimiento.  

Cabal realizó una labor encomiable y de gran impacto en la provincia de Cartago, al vincularse con la Asociación Cultural Amubis. 

“Yo he trabajado desde hace 40 años en la Asociación Cultural Amubis y Dionisio fue una persona incondicional con nuestro trabajo”, apunta Frank Camacho, presidente de la asociación, ya que la agrupación emblemática Cantares, liderada por Cabal, siempre atendió las invitaciones a las actividades comunitarias.

“Para nosotros fue un maestro, un mentor, una persona que nos enseñó el amor al arte, a la cultura, sobre todo desde el punto de vista político”, agregó Camacho. 

El gestor cultural también celebró a Dionisio como discípulo de Emilia Prieto, quien con su labor pedagógica inculcó el amor por lo más profundo del ser costarricense; “nos enseñó el rescate de ese acervo cultural tan importante, sobre todo el meseteño que fue al que le dedicó alma, vida y corazón en sus investigaciones”. 

Camacho relató que en setiembre pasado, Cabal realizó una gira por los once distritos del cantón central de Cartago con el espectáculo 200 años de independencia, “una muestra del amor que tenía por esta provincia y su acervo cultural”.

“Estuvimos en unos de los últimos conciertos en el Carmen de Cartago…Dionisio estaba en su total capacidad de facultades creadoras”, se lamentó.

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