Tan juntos pero tan solos

Con el robot tipo “nao” llamado SHÉ como invitado especial (cortesía del Prislab de la Escuela de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Costa Rica), El largo ahora plantea una reflexión acerca de la tecnología y cómo su uso cotidiano transforma la intimidad y el comportamiento de los seres humanos, a tal punto que modifica la identidad y las relaciones sociales.

Esta premisa es el punto de partida para la puesta en escena que presenta Danza Universitaria, de la Universidad de Costa Rica (UCR), junto al grupo independiente Abya Yala, en el Teatro La Aduana Alberto Cañas, ubicado en Barrio Escalante. Las funciones se llevarán a cabo del jueves 20 al domingo 23 de julio.

La propuesta El largo ahora, bajo la dirección de Roxana Ávila y David Korish, de Abya Yala, y Gloriana Retana, de Danza Universitaria, se alimentó de cuatro conversatorios con la antropóloga Anabelle Contreras, el físico Manuel Ortega, el filósofo Mauricio Molina y el informático Álvaro de la Ossa.

Asimismo, el colectivo tomó como referencia el libro Alone Together de la psicóloga y socióloga de Harvard y profesora del Massachusetts Institute of Techonology (MIT) Sheryy Turkle (Estados Unidos, 1948), para ponerse en contacto con el tema y generar un intercambio de conocimiento, creencias y experiencias.

“Es una contradicción en nuestra vida, que va más rápido de lo que nosotros vamos caminando, que ha cambiado desde lo más sencillo hasta lo más complicado en la vida de cada uno y en la forma de relacionarnos con los demás”, comentó Retana, directora de Danza Universitaria.

De acuerdo con Retana, el proceso creativo les ha permitido reflexionar en torno al impacto de la tecnología en la vida diaria, que sin saber cómo afrontarlo, crea mucha incertidumbre por su omnipresencia, y que genera “adicción haciéndote llegar a lugares donde no querés llegar”.

La obra establece un diálogo en torno a la sociedad y el consumo tecnológico, que sume a las personas en la individualidad y la soledad, pero plantea, a la vez, una gran contradicción relacionada con aquellos que no pueden acceder a la tecnología.

Transdisciplinar

Desde el punto de vista dancístico, para la compañía ha significado un reto, pues en el abordaje confluyen el lenguaje de la danza y el teatro, “sin poner límites ni pretensiones más allá de lo que somos para articular y vincular a las dos agrupaciones”, puntualizó Retana.

La directora de Danza U detalló que fue un toma y dame transdisciplinario que se cruzó hasta encontrar el equilibrio. En este proceso participaron Miguel Imbach y Gustavo Abarca en el área tecnológica, con videomapping, sensores de movimiento y profundidad, cascos de realidad virtual, streaming y análisis de uso de datos en redes.

Para crear el panorama sonoro, se integró al equipo Federico Chaves, quien a través de una composición no convencional creó las atmósferas pertinentes para la obra.

Según Ávila, El largo ahora no plantea un futurismo exótico ni situaciones improbables de vivir por las generaciones contemporáneas. “Estamos hablando desde nosotros, de nuestra Costa Rica específica, con una crítica muy clara de que mucha gente no tiene acceso a la tecnología, por ejemplo. Yo me veo reflejada ahí”, dijo.

Ávila precisó que a Abya Yala le interesa que las personas participantes en el proyecto se sientan dueñas del material, de tal modo que aporten a la propuesta de acuerdo con lo que les remueve. “Es un discurso muy personal de cada uno de los integrantes, desde la vestuarista hasta la escenógrafa”, indicó.

El vestuario de la española Marta Jiménez Salcedo, en colaboración con Michelle Canales, fue diseñado con capas de material no orgánico sin terminar; mientras que la escenografía se basa en unas estructuras negras que hacen referencia al monolito de 2001: Odisea en el espacio, de Stanley Kubrick.

La obra es interpretada por Mainor Gutiérrez, Elián López, Verónica Monestel, Jimena Muñoz, Eduardo Rodríguez, Iván Saballos y Evelyn Santos, de Danza Universitaria, y Eric Calderón y Erika Mata, del Teatro Abya Yala.

El largo ahora está respaldado por la Rectoría y la Vicerrectoría de Acción Social de la UCR, con el auspicio de la Oficina de Asuntos Internacionales y Cooperación Externa y del Centro Cultural de España.

El proyecto fue documentado bajo la dirección de Ana Xochitl Alarcón con el apoyo del Canal UCR y la Escuela de Comunicación Colectiva, con el objetivo de realizar el primer documental interactivo en la UCR.