Cultura

Un siglo en la Mar del Sur

El descubrimiento del Océano Pacífico es objeto de una exposición que aborda lo que representó el hito de Vasco Núñez de Balboa.

Sucedió un 25 de septiembre de 1513. Ante los ojos de aquel europeo errante, la Mar del Sur se abrió de par en par y Vasco Núñez de Balboa proclamó, entonces, el descubrimiento del Océano Pacífico para asombro y gloria de la humanidad.

Hoy, la exposición Pacífico: España y la aventura de la Mar del Sur se exhibe en el Archivo Nacional; en ella se recogen documentos, artefactos y los impactos que produjo el magno descubrimiento por Núñez de Balboa.

La propuesta abarca un siglo debidamente documentado (el XVI y comienzos del XVII) por los curadores españoles Antonio Sánchez de Mora y Antonio Fernández Torres, y responde a la idea de analizar lo que representó para el mundo el Océano Pacífico, tan buscado y nunca encontrado por el almirante Cristóbal Colón.

Entre los instrumentos que utilizaban en la travesía del Pacífico estuvo el astrolabio.
Entre los instrumentos que utilizaban en la travesía del Pacífico estuvo el astrolabio.

Entre mapas de ruta, una réplica del navío La Victoria, entrevistas y videos, la exposición procura acercar al visitante al significado sin precedentes que abriría para Europa y el resto del orbe la mar que bañaba las costas de China, América y la India.

“El título de la exposición resume todo lo que queremos contar del avistamiento de la Mar del Sur. Contamos cómo ese personaje, ese aventurero, se lanza en principio en esa empresa americana, pero pronto es consciente de la existencia de un mar y eso da como fruto el avistamiento del Océano Pacífico que él denomina la Mar del Sur”, dijo Antonio Sánchez de Mora a la plataforma Acción Cultural Española, una de las gestoras de la iniciativa.

“En la exposición, contamos todas las empresas que vienen a continuación, que son llevadas a cabo por navegantes que son aventureros y que se lanzan a ese océano desconocido, y que no se tenía una noción clara de qué era”, comentó.

“Ese océano se convertirá en un espacio de intercambios entre Asia y España, con América a mitad de camino; dado eso, en realidad es un puente entre tres continentes”, precisó.

Se da entonces “un intercambio de productos, ideas, estilos, de valores humanos, en definitiva contamos cómo se trazan esas líneas que permiten ese intercambio y esa comunicación. La exposición es en sí misma un intercambio cultural con los pueblos que bañan las aguas del Océano Pacífico”.

Fernández explicó que la exhibición “está concebida como la aventura en la Mar del Sur y qué simboliza esa estela, que comienza con una caja en la que desembarcan en cada una de las sedes. Lo que sale de esa caja es una aventura de cien años desde el descubrimiento de Núñez de Balboa, a principios del siglo XVI, cuando el galeón de Manila ya está funcionando con su recorrido anual”.

Para este historiador y marino, quien ha realizado rutas similares a las que efectuaron los conquistadores, expresó que la exposición pretende mostrar “la transformación del Océano Pacífico de un lugar oscuro, de ser un vacío cartográfico, a un océano en que es posible la comunicación y el intercambio entre los pueblos americanos y los asiáticos”.

Resaltó que “a nivel de diseño, intentaron contar las pequeñas historias a través de un gran eje central que se va desarrollando”.

Costa Rica acoge la exposición gracias a un convenio con el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte de España.

TRES SEGMENTOS

La conquista del Pacífico fue apasionante y peligrosa: libros, mapas e instrumentos integran la exposición.
La conquista del Pacífico fue apasionante y peligrosa: libros, mapas e instrumentos integran la exposición.

La exhibición está dividida en tres partes. La primera de ellas sirve como prólogo a lo que constituyó el Pacífico en la humanidad, que para Fernández fue el comienzo de la “globalización”.

“Un mundo incompleto” y “el Pacífico, mar de mares” son los nombres de este primer segmento y representa la apertura de la muestra. Aquí el observador se encontrará con una diversidad de documentos y crónicas que hacen alusión a ese acercamiento con la Mar del Sur, como la llamó Núñez de Balboa.

El segundo apartado de la exposición se adentra en lo que significó, en esos primeros cien años de exploración, el Pacífico, así como las consecuencias que ello conllevó en tiempos en que la navegación manejaba otros cánones y se regía por una mar de limitaciones.

Mapas, modelos navales y reproducciones manipulables despertarán la curiosidad y el interés de los visitantes al Archivo Nacional, ubicado en Zapote y cuyo horario es de lunes a viernes de 7 a.m. a 4 p.m. La entrada es gratuita.

La muestra se hace de forma conjunta con el Museo de Madrid de España y se realiza con base, en gran parte, con la información del archivo de Indias de Sevilla.

En ese basto horizonte del Pacífico hubo componendas, amotinamientos, enfrentamientos, enfermedades y luchas por el poder inmensas; ese espíritu del hombre en busca de la gloria o el desastre también procuraron plasmarlo los curadores en la exhibición.

La tercera parte de la exposición apunta a lo que representó en términos globales el Pacífico para sus descubridores y los pueblos que esperaban al otro lado del mar.

“Del camino a la estela: el Pacífico puente entre continentes” es el título que lleva este segmento.

La exhibición ya ha sido vista en la Casa de la Cultura Ecuatoriana de Quito, en el Museo del Mar de Vigo, en el Archivo General de Indias de Sevilla, en el Museo Nacional de Filipinas, en el Museo Provincial de Huelva (España) y en el Archivo de Bogotá (Colombia).

La exhibición, actualmente en el Archivo Nacional de Costa Rica, fue pensada en España para celebrar el quinto centenario del descubrimiento del Océano Pacífico, fecha que se cumplió el 25 de septiembre de 2013. Desde entonces se ha difundido por varios países de América Latina.

MOMENTO ESTELAR

Cuando el cacique Comagre empezó a hablarle a Vasco Núñez de Balboa del “País del oro” que se encontraba al otro lado del mar, el extremeño, que se había subido al barco del jurisconsulto Martín Fernández de Enciso, metido en un cofre –pues de lo contrario no lo hubieran dejado abordar por sus cuantiosas deudas con sus acreedores–, supo en su corazón que la huida hacia la inmortalidad estaba tan solo a unos cuantos pasos. Luego se dispuso a emprender, con sus hombres, la búsqueda del desconocido mar, que a su vez lo llevaría a las entrañas del tan ambicionado oro.

Como no podía ser de otra manera, esa historia debía de contarla un grande de la literatura. Así, la hazaña de Núñez de Balboa acaba en la pluma de Zweig, que la incluye en su célebre e imprescindible Momentos estelares de la humanidad.

De los 190 hombres que habían salido con la expedición de la selva del Darién, solo 67 alcanzarán a subir la montaña que los separaba de ese mundo maravilloso y desconocido que encerraba ese nuevo mar.

Son las diez de la mañana de ese 25 de septiembre de 1513. La gloria está próxima. Núñez de Balboa no quiere compartir con nadie el instante eterno del avistamiento y ordena a sus hombres que retrocedan y esperen.

“Quiere ser exclusivamente él, el primer europeo, el primer español, el primer cristiano que, después de atravesar el gigantesco océano de nuestro hemisferio, el Atlántico, contemple el otro inmenso mar, el Pacífico” .

A esta altura, la pluma de Zweig lo arrastra y lo domina, no puede contenerse ante el magno descubrimiento; Núñez de Balboa va camino a la inmortalidad y Zweig tiemble y narra: “Más allá de las próximas montañas, de las verdes y umbrías colinas que desde allí descienden, distingue una inmensa y brillante superficie de metálicos reflejos: ¡el mar, el nuevo mar, el legendario mar tan vanamente buscado por Colón y otros navegantes durante años y años (…) Durante largo rato, extáticamente, mira Núñez de Balboa la lejanía”.

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