Cultura

Rozalén llega al Melico Salazar con su música y poesía

La cantautora presentará su más reciente disco El árbol y el bosque el domingo 2 de octubre en el Melico Salazar, en una propuesta que fusiona y experimenta con ritmos, al tiempo que apuesta por la igualdad de la mujer y el respeto a los migrantes.

En el 2021, una llamada sorprendió a María Rozalén Ortuño, oriunda de Albacete, con la noticia de que le habían concedido el Premio Nacional de Músicas Actuales de España.

Como iba en ese momento en tren, la llamada registró muchas interferencias, por lo que al final no tenía claro si en realidad le habían otorgado tan importante galardón, que entre otros han recibido Joan Manuel Serrat, Santiago Auserón, Luz Casal, Amaral y Christina Rosenvinge, entre otros.

La canción “80 veces”, desde que apareció en Youtube, tuvo una aceptación inmediata. Rozalén (izquierda) se hizo acompañar de la intérprete de señas Beatriz Romero. (Foto: Youtube)

Su música se mueve entre la poesía, el compromiso, la defensa de la mujer, el activismo social y la España rural que es la otra España, la España olvidada y lejos de los focos de Madrid y Barcelona.

Cargada con una maleta llena de historias, Rozalén interpretará sus composiciones el domingo 2 de octubre en el Teatro Melico Salazar, en una apuesta de Interamericana de Producciones, que organizó el último concierto de Serrat en Costa Rica el 28 de mayo pasado.

Nacida en Albacete el 12 de junio de 1986, desde niña mostró sus aptitudes para el canto y ya a sus 14 años había creado su primera canción, aunque, como confiesa ya en su madurez, la letra no era muy afortunada.

Tras graduarse en psicología en la Universidad de Murcia, Rozalén dio el salto a la capital española para recalar en un Máster en musicoterapia y ahí se le abrieron opciones de cantar en espacios como El rincón del arte nuevo y Libertad 8. Una vez que entró en contacto con el productor Ismael Guijarro, el mundo artístico comenzó a cambiarle por completo a esta manchega, hija de un cura —Cristóbal— que creía en la Teología de la Liberación y que, tras conocer a Angelita Ortuño, colgó los hábitos para luego convertirse en el asesor de quien, posteriormente, sería Ministro de Defensa de España, José Bono.

De hecho, una circunstancia recurrente en la vida de Rozalén y por la que siempre le preguntan es por la primera guitarra que tuvo y que fue un obsequio de Bono, quien a esa altura era oficialmente su padrino, dada la amistad que le unía con su padre.

Rozalén es una de las jóvenes voces de la canción española que muestra compromiso y poesía en sus composiciones. (Foto: Interamericana de Producciones)

Compromiso

Rozalén, quien se presentará en el Melico Salazar a las 7 p.m. del domingo 2 de octubre, acompañada por su banda de ocho músicos, no teme hablar de la Guerra Civil Española en sus canciones y lo hace a través de la historia de un tío abuelo llamado Justo.

En un TEDx en la Universidad de Cádiz, contaba cómo había sido el destino de ese familiar que terminó en una fosa común, descubierta muchos años después de su desaparición.

En esa comparecencia, Rozalén narraba que una carta de un compañero del frente en Madrid daba cuenta de que a Justo lo había matado una bala perdida mientras le leía el periódico a sus compañeros. Después de eso, nada más se supo.

Pasaron muchos años, agregaba, hasta que sus pesquisas le permitieron comprobar que su tío abuelo se encontraba enterrado en una fosa común.

“Un uno de noviembre, casualmente día de muertos, recibí un mensaje que decía: María, no te lo vas a creer, pero tu tío abuelo está registrado en una fosa común en Arganda del Rey, en el cementerio viejo, junto a otros doscientos cuerpos”.

La comunicación procedía de Emilio Silva, sociólogo, periodista y activista, quien lleva muchos años contribuyendo a recuperar la memoria histórica relacionada con los desaparecidos por el régimen franquista que se impuso tras la guerra del 36.

“Después del shock, llamé a mi abuela y le conté que habíamos encontrado a su hermano. En cuanto pudimos, la llevamos a que le llevara su primera y última flor a la tumba de Justo. Algo que no pudieron hacer ni su madre ni el resto de seres queridos”.

La letra dedicada a Justo, al que ahora Rozalén le lleva flores cada vez que se cumple un aniversario de la muerte, dice así:

Calla
No remuevas la herida
Llora siempre en silencio
No levantes rencores
Que este pueblo es tan pequeño
Eran otros tiempos.

Todos le llamaban Justo
Justo de nombre y de acción
El mayor de cinco hermanos
Elegante, el más prudente
De un pueblito de la Sierra del Segura
Sastre y leñador de profesión.

De los enviados de su pueblo a la Guerra Civil Española, como por paradoja del destino, Justo fue el que nunca volvió hasta que descubrieron en su parte de muerte que estaba enterrado en Arganda del Rey, en Madrid.

Al final del 38
Son llamados a la Guerra
La generación más joven
La quinta del Biberón
Se subieron al camión
Como si fuera una fiesta
Pero él fue el único
Que no volvió.

La puerta violeta

Rozalén no solo se dedica a cantar y componer historias, sino que también practica un activismo a favor de la mujer, por considerar que todavía hay una brecha enorme entre hombres y mujeres, y que en la sociedad actual predomina un machismo exacerbado.

Por eso, en su canción “La puerta violeta” deja un mensaje para que se reflexione sobre cómo se ha ido desarrollando ese mundo patriarcal que muchas veces limita la creatividad femenina y que le corta las alas e incluso abusa de su condición.

Una niña triste en el espejo me mira prudente y no quiere hablar
Hay un monstruo gris en la cocina
Que lo rompe todo
Que no para de gritar

Tengo una mano en el cuello
Que con sutileza me impide respirar
Una venda me tapa los ojos
Puedo oler el miedo y se acerca.

Rozalén, por lo que se observa en su propuesta creativa no se sitúa a favor de la mujer por moda o conveniencia, sino que aprovecha su arte para darle voz a las que no lo tienen, y lo hace desde una perspectiva estética que no se queda solo en el realismo social de sus composiciones.

Tengo un nudo en las cuerdas que ensucia mi voz al cantar
Tengo una culpa que me aprieta
Se posa en mis hombros y me cuesta andar

Pero dibujé una puerta violeta en la pared
Y al entrar me liberé
Como se despliega la vela de un barco
Desperté en un prado verde muy lejos de aquí
Corrí, grité, reí
Sé lo que no quiero
Ahora estoy a salvo.

Aunque en su libro Cerrando puntos suspensivos, Rozalén admite en el comienzo del texto que ella no es ni poeta ni escritora, que solo se limita a escribir canciones, en sus letras salta la poesía como un destello en la oscuridad.

En los siguientes versos, de “La puerta violeta”, se puede, sin embargo, apreciar de forma palpable:

Una flor que se marchita
Un árbol que no crece porque no es su lugar
Un castigo que se me impone
Un verso que me tacha y me anula
Tengo todo el cuerpo encadenado
Las manos agrietadas
Mil arrugas en la piel
Las fantasmas hablan en la nuca
Se reabre la herida y me sangra

Hay un jilguero en mi garganta que vuela con fuerza
Tengo la necesidad de girar la llave y no mirar atrás.

Música para sordos

El subtítulo no es ninguna metáfora. Es más bien una propuesta que convierte a Rozalén en una de los pocos artistas españoles que de manera permanente y sistemática se presenta acompañada con una intérprete de señas, para que quienes padecen una discapacidad auditiva puedan también disfrutar de sus conciertos.

La acompañante en el escenario es Beatriz (Bea) Romero, a quien conoció en un viaje que ella hiciera a Bolivia como parte de un trabajo impulsado por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha en Cochabamba y que tenía como objetivo principal combatir la desnutrición.

En esa oportunidad, casi por azar mientras Rozalén cantaba en los descansos, Romero le acompañaba como intérprete de manera espontánea.

De esa experiencia, como bien cuenta El Español en un reportaje, dieron el salto a las presentaciones profesionales y el dúo desde entonces ha funcionado.

El secreto estriba en que Romero no traduce lo que está cantando Rozalén, sino que lo interpreta. Como suele decir, le toca dibujar las canciones en el aire.

Hasta ahora, la fusión de voz y signos ha recalado en el público y las decenas de personas con discapacidad que han acudido a los conciertos.

No en vano, incluso, Romero ha recibido varios reconocimientos, como el que le entregara la Federación de Personas Sordas de Castilla-La Mancha.

Tras una década en los escenarios, el ejemplo de Rozalén y Bea empieza a calar en otros artistas sobre la importancia de darle una oportunidad a quienes padecen, en este caso, una discapacidad auditiva.

La cantante es autora de “Cerrando puntos suspensivos” en el que repasar parte de su vida artística. (Foto: Internet)

Gabelo Conejo

Después del Mundial de Italia 90, Luis Gabelo Conejo, quien había deslumbrado en dicho certamen, fue contratado por el Albacete Fútbol Club. Para entonces, Rozalén tenía seis años y de la mano de su padre y de su hermano Francisco viviría la época más gloriosa del equipo, que en un tiempo corto pasó de la segunda división a la categoría B, y de ahí dio el salto a la primera, para enfrentar a los históricos Real Madrid y Barcelona.

Aquella fiebre por el fútbol que vivió Albacete, todavía permanece intacta en el imaginario de la cantautora. Antes es preciso decir que el milagro de que Conejo llegara a la ciudad manchega se dio porque le aseguraron que el equipo era filial del Real Madrid y que gozaba de inmejorables condiciones. Cuando el guardameta arribó al Carlos Belmonte, el estadio sede del club, pudo comprobar que aquellos ofrecimientos de su representante eran solo una quimera, pero, pese a ello, le bastó una campaña para ascender a la categoría mayor del fútbol español.

En una carta publicada por La Liga, en un espacio patrocinado por dicha competición, Rozalén contaba:

“¡Hola! Soy Rozalén. Hay mucha gente que me para por la calle, pero lo que me sucedió en la cafetería justo debajo de mi casa en Albacete me dejó alucinada. Se acercó a mí con pudor y yo no me lo podía creer. ¡Era Catali! Quizá a vosotros hoy no os suene de nada, pero yo tenía la casa llena de pósters suyos cuando era una niña. Él fue el capitán del equipo que hizo estar orgullosos a todos los albaceteños, el equipo que volvió locos a mi padre y mi hermano. Ellos eran unos fanáticos, y yo, desde entonces, me quedé también prendada del fútbol. Todavía me gusta seguirlo e ir a ver grandes partidos.

Recuerdo que, cuando íbamos a hacer la compra al Pryca, cerca de las cajas había cestas con casetes con el himno del Alba. Y con un rap, que todavía recuerdo: “¡No pasa nada, tenemos a Conejo! Con orgullo y fuerza cantaré… Albacete Balompié”. Todavía tengo esas reliquias guardadas junto con las camisetas del Alba”.

Y como esos amores de infancia no se olvidan, Rozalén, fiel a sus principios de seguidora del Albacete, quiere algo especial para su presentación del domingo 2 de octubre en el Melico Salazar.

“Estuve hablando con Catali porque, durante mi gira latinoamericana, toco en Costa Rica. Allí, Conejo, nuestro portero de entonces, es una persona muy querida. Siempre que voy por allá me preguntan por él y por aquel equipo mítico. Esta vez, gracias a Catali, espero poder verlo y traérmelo al concierto”.

La Rozalén que habla de la Guerra Civil española, de los derechos de las mujeres, a la que le interesan los inmigrantes y el saber del por qué dejan la tierra y arriesgan todo en una aventura en busca de nuevos horizontes, la chica, que seguía al Albacete y la que asegura que se ha nutrido de la historia de su abuela, es la que se tratará de ganarse al público costarricense en una noche con ritmos diversos y composiciones que entroncan con aires caribeños y latinoamericanos, como hace en su más reciente disco El árbol y el bosque.

Música y poesía en la noche del 2 de octubre en el Melico Salazar.

Noche en el Melico Salazar

La cantautora española Rozalén realizará su concierto el domingo 2 de octubre, a las 7 p.m., en el Teatro Melico Salazar en una presentación de Interamericana de Producciones. Las entradas se pueden adquirir en www.eticket.cr

 

 

 

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