Fernando Rodríguez era en julio del 2015, cuando lo nombraron director del Centro Costarricense de Producción Cinematográfica, un personaje completamente ajeno al mundo de la producción audiovisual. Incluso: “Ni siquiera había entrado a este edificio en Barrio Amón”, dice, refiriéndose a la sede de la institución.
Sin embargo, aceptó el reto de seguir adelante con los proyectos iniciados por el anterior director, Max Valverde, quien pasó a ocupar el cargo de viceministro, pues consideró que podía con la tarea gracias a su experiencia en dos campos: la gestión cultural, en tanto dramaturgo y director de un grupo de teatro independiente, y el derecho administrativo, pues es también abogado con especialidad en la materia, y el puesto exigía, más que experiencia como productor audiovisual, familiaridad con los intrincados caminos de la administración pública.
Nos describe entonces un cambio en el Centro de Cine que comenzó a gestarse a finales de los años 90: “El asunto fue entender que el rol de la institución no es la producción propiamente, sino su fomento y la promoción de la cultura cinematográfica”. A estos dos ejes se ha sumado un tercero: la preservación de la memoria audiovisual. Rodríguez conversó con el Semanario UNIVERSIDAD sobre estos tres campos de acción, dando cuenta de un trabajo que frecuentemente semeja el de una hormiga: pequeños pero numerosos afanes que constituyen el presente y el futuro de la institución, e incluso de todo el gremio.
Fomento y promoción
El Centro de Cine organiza en este octubre el Segundo Congreso Audiovisual Costarricense (ver recuadro), un espacio para el encuentro del sector que da continuidad al primer congreso, realizado en 2014: “En aquella oportunidad se discutieron asuntos como la Ley de cine, las cuotas de pantalla (esto es que las exhibidoras deban incluir producción nacional), los fondos para la producción”, enumera Rodríguez. Según explica, en este nuevo congreso se procura “dejar de pensar exclusivamente en cine y pensar más en lo audiovisual: la televisión, la animación, los juegos de video”.
Este tipo de iniciativas, que hace parte del eje de fomento, cuenta con un objetivo desde hace al menos una década: una Ley de Cine que establezca reglas favorables para la producción audiovisual costarricense. De acuerdo con el funcionario, esperan presentar el proyecto de ley en el próximo período de sesiones extraordinarias. Pese a ello: “Aunque no tenemos una ley, seguimos trabajando en asuntos que esta contemplaría; por ejemplo, con la participación en el fondo Ibermedia y con nuestro fondo Fauno, que comenzó en agosto de 2015 y reparte 250 millones de colones al año para largometrajes y series”, indica.
El problema es que el origen de este fondo es por ahora el presupuesto ordinario y esto puede no ser sostenible en un período de obligada austeridad: “Una ley haría posible que sea el cine el que pague el cine. Pensemos en que cada año se venden cerca de 7,5 millones de entradas en Costa Rica. Creemos que de allí puede salir la sostenibilidad de los fondos de producción”, asegura.
Por otra parte, el funcionario menciona alianzas en materia de producción y promoción con instituciones como el Ministerio de Educación y el ICE como parte del día a día del Centro de Cine. Cuando el asunto es la promoción de la cultura audiovisual, se cuenta con la Sala Gómez Miralles, en la sede del Centro de cine, y con el programa Preámbulo, a través de los cuales se trabaja en “la formación de públicos”. En poco más de dos años de existencia, Preámbulo ha tenido 20 mil espectadores, muchos de ellos de fuera de San José, pues se cuenta con el proyecto Preámbulo gira.
El tercer eje de trabajo ha sido siempre parte de las labores del Centro de Cine, pero ahora se quiere potenciar: la preservación de la memoria audiovisual: “Nos interesa construir un gran archivo de la imagen, el cual reúna, digitalizados y clasificados, todo tipo de grabaciones”, explica Rodríguez. De esta manera, la institución pretende recoger materiales, como pueden ser los videos familiares, que se transformarán en fuentes para el estudio de la historia costarricense. También dentro de esta labor de preservación, el Centro de Cine ha puesto en línea los documentales realizados en los años 70 y 80, cuando la institución se dedicaba propiamente a la producción.
En la actualidad, la transformación del antiguo Cine Variedades en una Cinemateca ocupa una parte importante del tiempo y el presupuesto del Centro de Cine. Se trata de un proyecto que no se concluirá en esta administración, pero del que se espera dar el primer paso antes de mayo del 2018: la aprobación de los planos constructivos. Estos planos incluyen el acondicionamiento de las salas de proyección y de una cafetería. “La reconstrucción ha sido un proceso difícil, y ha tenido sus críticos. Sin embargo, nosotros trabajamos en conjunto con la Dirección de Patrimonio del Ministerio de Cultura y Juventud, y propondremos un proyecto que re-interprete y concilie las diferentes etapas por las que pasó el inmueble del Variedades, así como lo que representa en cuanto a patrimonio intangible, es decir, un lugar en el que se veía cine”. Una segunda etapa incluiría espacio para otros servicios, entre ellos el del archivo de la imagen y la preservación de la memoria audiovisual.
Finalmente, el Festival de Cine de Costa Rica (CRFIC), una de las actividades del Centro de Cine con más visibilidad y que tendrá lugar del 7 al 16 de diciembre, pretende conjugar dos de los mencionados ejes de trabajo: el fomento, a través de diferentes actividades para el gremio, y la promoción, con la presentación de filmes generalmente ausentes en los circuitos más comerciales. Sobre esto, Rodríguez insistió en que el cambio de director artístico (Raciel del Toro sustituyó a Marcelo Quesada, responsable de las últimas dos ediciones) no significa que el festival variará su formato: “No se cambia el proyecto. Es cierto, la reducción del presupuesto obligó a maximizar los recursos, pero no por eso el festival cambiará sustancialmente”, aseguró.
Un encuentro para el sector
El Segundo Congreso Audiovisual Costarricense tendrá lugar los días 27 y 28 de octubre, en el Centro Nacional de Cultura (Cenac). Según explica Roberto Jaén, productor de la actividad junto con Marcela Esquivel, este da continuidad al primer congreso y revisa los avances en materia de la Ley de Cine. Sin embargo, da un paso adelante y procura congregar los diversos subsectores del gremio audiovisual: cine, televisión, animación digital, videojuegos y artes visuales y nuevos medios: “Todos estos tienen representación en estas actividades”, asegura Jaén.
El intenso programa del congreso incluye ponencias, conversatorios y mesas de debate en torno a ejes temáticos como el emprededurismo y la creación de audiencias, entre otros. Las mesas de debate desarrollarán temas específicos, como ¿Para quién estamos produciendo?
La inscripción al congreso es gratuita, pero con un cupo limitado. El congreso se divide en siete bloques de actividades, y los interesados pueden inscribirse según su interés y disponibilidad, en la página del Centro de Cine: www.centrodecine.go.cr