Cultura Programa del Parque La Libertad

Pasión creativa y empleabilidad juvenil se avivan en el CETAV

El CETAV del Parque La Libertad forma a jóvenes apasionados por la tecnología y las artes visuales.

Para Jimmy y Valeria, estudiar en el Centro de Tecnología y Artes Visuales (CETAV) del Parque La Libertad, ubicado en Patarrá, significó entrar en una espiral virtuosa que les ha permitido crecer de manera integral y, con ello, mejorar su calidad de vida exponencialmente.

Ambos forman parte de las generaciones “cetavianas” –como ellos mismos se denominan– que se graduaron en el 2013 y el 2015, respectivamente, y cuyas cifras de inserción laboral arrojan índices halagüeños: un 90% para el primer grupo y un 65% para el segundo.

Al mismo tiempo, otro dato aliciente es que para esta tercera generación –recién matriculada y que inició los cursos en mayo– hay un salto cualitativo relacionado con la participación de un 46% de mujeres.

Estos son más que datos fríos, pues representan realidades concretas que les han abierto las puertas al mundo laboral en ámbitos como el desarrollo web para Jimmy, quien fue contratado por la agencia de publicidad digital Interaction, y la posproducción audiovisual para Valeria, quien labora en Repretel.

Esta formación tecnológica y creativa, a la vez, les ha permitido junto con sus familias salir de condiciones socioeconómicas empobrecidas, lo cual impulsa la espiral de la movilidad social, factor determinante para el desarrollo en equidad de cualquier sociedad que se precie de democrática y justa.

Jimmy Guevara, de 24 años, y Valeria Loría, con 20, formaron parte de los seleccionados por el CETAV para realizar cinco cuatrimestres de especialización en alguna de las carreras técnicas ofrecidas: Diseño y Desarrollo Web, Edición y Postproducción Digital de Imagen y Sonido, y Técnico en animación digital 3D.

Laura Pacheco Oreamuno, directora del CETAV, enfatiza en la importancia de hacer una selección muy precisa que, además, es compleja. “En primer instancia, la convocatoria llama a una población etaria entre 17 y 24 años subsidiada por el programa gubernamental ‘Empléate’. Los jóvenes deben haber concluido el bachillerato y no tener posibilidades de acceder a un trabajo de calidad ni de pagarse una carrera técnica”.

Estos aspectos son tan preponderantes como las aptitudes y el talento que manifiesten. “Es como si hicieras audiciones para música o algo artístico”, explicó Pacheco. De esta manera deben tener afinidad con las carreras y, sobre todo, pasión y ganas, que son el punto de partida.

Romper círculos de pobreza

“Con este modelo estamos produciendo una espiral –más que círculos–, porque los logramos sacar de su contexto y ampliar fronteras. Cuando encontramos gente con esa hambre, con esa necesidad, con esas ganas de hacer y sin la oportunidad, nosotros entramos a dárselas”, destacó Pacheco.

Así, además de ofrecerles un subsidio y no pagar los estudios, les facilitan una formación con profesores de primer nivel y un equipamiento con tecnología de punta que ascienden a $1,5 millones.

El programa educativo ha sido certificado por el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) y está compuesto por contenidos que parten de una pedagogía constructivista y experiencial, así como un proceso de formación para el trabajo.

Esto se complementa con giras a empresas afines, entradas a eventos como el Festival Internacional del Diseño (FID) y museos “para realmente romper círculos de pobreza y darles la mejor educación”, puntualizó Pacheco.

Los estudiantes reciben inglés, llevan módulos de desarrollo de la creatividad, el pensamiento estético y creativo, ‘design thinking’, emprendedurismo, trabajo de equipo, habilidades para la empleabilidad y comunicación asertiva, entre otras áreas.

“El compromiso nuestro es que vamos a estar súper atentos de nuestros graduados para encontrarles los nichos de trabajo”, dijo Pacheco, ante lo cual cobran especial relevancia los índices de inserción laboral.

El objetivo, por tanto, es medir cuántos de los jóvenes cetavianos están empleados y dónde. Si hay algunos que no obtienen trabajo, buscan las razones para corregir las deficiencias en el programa.

En este sentido, Pacheco menciona la consolidación de alianzas estratégicas con Empléate, el INA, Cinde y Procomer, Costa Rica Animation Holding y Ministerio de Cultura y Juventud, entre otros interlocutores de los sectores público y privado, que abren oportunidades de trabajo para los muchachos y muchachas del CETAV.

Con el fin de promover la acción pertinente de las contrapartes, el programa tiene un consejo asesor que une a la parte empresarial y la académica para garantizar la actualización constante de los contenidos.

Si bien, la misión del Parque La Libertad se plantea su accionar principal en un diámetro donde viven 265,000 personas de los cantones de Curridabat, La Unión y Desamparados –tal es el caso de Valeria que habita en Tirrases–, el CETAV ha abierto las posibilidades a muchachos de otras zonas como Jimmy, quien radica en Los Lagos de Heredia.

Ampliar el impacto de manera medible y demostrar que efectivamente mejora la calidad de vida de las familias de los jóvenes que acceden a la formación técnica del programa es el objetivo ulterior. Las experiencias de Jimmy y Valeria lo confirman.

 


Germinan los cetavianos

De estudiante a profesor, el caso de Jimmy

Jimmy Guevara es egresado de Diseño y Desarrollo Web de la primera generación (2013) del CETAV. Actualmente, trabaja como programador web en la agencia de publicidad digital Interaction. Además, da un curso de HTML en el programa del Parque La Libertad.

“Haber ingresado ahí fue una gran ventaja, ya que no pude entrar a una universidad. Fue una gran oportunidad para prepararme profesionalmente y ser lo que soy hoy en día, ya que no solo nos prepararon en la parte profesional, sino que también en parte socio afectiva, entre otras áreas.

“Yo no tenía muchos ingresos para estudiar en la universidad, estudié en el INA y me di cuenta de que me gustaba mucho la computación. Ahí siempre busqué cursos libres hasta que logré llegar al CETAV y seguí todos los pasos, los requisitos.

“Llegué a Interaction llenando bolsas de empleo. Han estado muy contentos con nosotros los ‘cetavianos’, tanto es así que se han metido en el proyecto, ayudando, y cada año están deseando que salgan las generaciones para contratar nuevos egresados porque saben que el producto final es muy bueno de nuestra parte. Sé que el INA evalúa los cursos y el CETAV es demasiado estricto, pues son carreras que día a día están buscando actualizarse y darnos lo que está pidiendo el mercado.

“Lo chiva para mí es que lo que todos ellos me pudieron brindar, yo estoy ahora dándoles clases a ellos, entonces yo les sirvo de motivación y aspiración para todas estas nuevas generaciones”.

 


Desde febrero, Valeria Loría labora en Repretel en edición. Para ella haberse formado en el CETAV ha sido una de sus mejores experiencias.
Desde febrero, Valeria Loría labora en Repretel en edición. Para ella haberse formado en el CETAV ha sido una de sus mejores experiencias.

 

Amor y pasión, el caso de Valeria

Valeria Loría es egresada de Edición y Posproducción de Imagen y Sonido, de la segunda generación (2015) del CETAV. Desde hace 4 meses trabaja en Repretel, casi desde el día que terminó.

“Me gradué del CETAV y ya me habían aceptado en Repretel, en Las Historias e Informe 11, luego de un proceso de selección en el que quedé yo. Me siento muy feliz, aunque a nivel técnico estoy casi que solo editando y no estoy en sí en posproducción, por lo que no lo estoy explotando ese ámbito.

“Cuando llegué al CETAV por primera vez para informarme de las carreras, ni siquiera tenía idea de lo que quería estudiar y ellos poco a poco mediante el proceso de inserción me fueron explicando de qué se trataba la carrera de posproducción, que fue la que estudié, y de la cual me enamoré desde el primer día.

“Luego hubo un proceso de selección y salí electa, y desde las primera clases me apasionó mucho, me di cuenta de que era lo mío; la formación me parece muy completa a pesar de que es tan poquito tiempo, los profesores enseñan de una forma muy buena, también las actividades extracurriculares, no solo estás ahí metido, clavado con una ‘compu’, sino que también te dan las herramientas hasta para que te despejés. Ha sido una de mis mejores experiencias”.


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