Cultura Entrevista a Yuri Venturín, músico argentino

Orquesta Fernández Fierro: La furia del tango underground

UNIVERSIDAD entrevistó a Yuri Venturín, director y contrabajista de la Orquesta de Tango Fernández Fierro de Argentina que participó en el FIA 2017.

Con 12 músicos en escena que por poco rompían sus instrumentos de cuerdas, bandoneones y piano, y una cantora con voz rasposa y visceral, la Orquesta de Tango Fernández Fierro (OTFF) de Argentina cautivó al público congregado en la Plaza de la Democracia para escuchar su propuesta musical en el marco del Festival Internacional de las Artes 2017.

Como Tango punk se (auto)denomina el género que interpreta esta banda de jóvenes que, junto a otros grupos argentinos, han reinventado la movida tanguera en Buenos Aires, no solo artísticamente sino en su estética escénica.

La OTFF tomó el esquema de agrupaciones como la famosa Orquesta Típica Osvaldo Pugliese, que tocaba en los mejores clubes de barrio, y con una vestimenta ecléctica con elementos rockeros y juego de luces propios de espectáculos contemporáneos, interpretan con gran potencia y dramatismo un repertorio de música original.

En entrevista con UNIVERSIDAD, el director y contrabajista de la OTFF, Yuri Venturín, explica los orígenes del grupo y cómo ha sido autogestionar el proyecto a lo largo de 20 años.

¿Por qué reinterpertan el patrimonio del tango clásico con una estética joven, contemporánea?

-El proyecto de comenzar a armar una orquesta de tango tiene 20 años, precisamente. Para nosotros que nos criamos en Buenos Aires el tango es un lugar muy sólido con su historia y todo lo que representó, no solo como música sino como forma de vida. Fue una cosa bastante natural que nos surgiera la inquietud de abordar esta música, más allá de que hacía algunas décadas, el género venía en una especie de decadencia. Fue muy importante el rol que cumplió en los años 90, la escuela de música popular de Avellaneda donde muchos de nosotros nos formamos, nos hacemos allí conocidos, y donde este proyecto (la OTFF) comenzó a circular. Sería raro que le diéramos la espalda a un género que cada vez está siendo más habitual que se aborde haciendo cosas nuevas, no para hacer un refrito del pasado, sino realmente cosas con una nueva visión y estética.

¿Cómo describirías esa estética y visión?

-Hay muchas posturas y estéticas diferentes, la nuestra es bastante accesible para el escucha, muy potente y directa -si bien tiene muchas complejidades musicales y que quedan puertas adentro del grupo-, somos de una generación que creció con el rock, y eso está presente en nuestra estética, lo cual es bastante lógico también, porque el rock ha sido el movimiento cultural más importante de la segunda mitad del siglo XX, nosotros no podíamos quedar al margen de esa influencia.

¿Ustedes retomaban temas clásicos y también hacen música original?

-De los llamados clásicos hace como diez años ya no los tocamos más y siempre fueron versiones nuestras. Pero llegado determinado punto no alcanzaba con eso y había que abordar nuevas composiciones no solo nuestras sino de otros músicos que abordan el género en la actualidad.

¿De dónde viene esa fuerza que tienen en escena, cómo la interpretan y la escenifican?

-Desde un principio queríamos hacer un grupo al cual nos gustaría ir a ver, y eso desde la música y la estética, de la puesta en escena, las luces, de, incluso, las vestimentas. Como no lo encontrábamos representados lo tuvimos que hacer nosotros. Ese fue el disparador. Después de que en el mundo se subieran a tocar los Sex Pistols, creo que las cosas no pueden seguir siendo iguales y había muchas que en el tango habían quedado como en el tiempo, tan básicas como amplificar los instrumentos.

En el 2014 se integró una cantante. ¿Por qué tomaron la decisión de tener una voz femenina?

-Creímos que ya que íbamos a cambiar, más valía cambiar rotundamente, pues ya que el Chino dejaba la orquesta, probamos esto que iba a ser notoriamente diferente. Estamos muy contentos, porque Julieta se acopló muy bien a la estética de la Orquesta.

¿Cómo logran salir adelante en las distintas plataformas en que se autogestionan, como la radio y el Club Atlético Fernández Fierro, y la producción de sus propios discos?

-No habría otra forma de encararlo. Ningún empresario, ni ninguna compañía pondría hoy en día plata en un proyecto como la Orquesta Fernández Fierro, porque realmente no es redituable. A nosotros nos es redituable entre comillas porque lo hacemos nosotros mismos y a pesar de que ganemos poco dinero, lo hacemos igual por el placer que representa hacerlo. Pero a un empresario al cual solamente lo que lo moviliza es el dinero no le sería un negocio.

¿El club social y la presentación de orquestas en este espacio era una tradición?

 -Existió siempre, de ahí el nombre de nuestro club. Eran clubes de barrio sociales y deportivos, donde los chicos jugaban a la pelota, a las cartas, a los dados o directamente se juntaban a escabiar (emborracharse). En los clubes más grandes tocaban las orquestas más grandes en los años 40, 50, por ejemplo, la Orquesta de Pugliese que siempre se presentaba en el Club Atlético Independiente en Avellaneda, ciudad de la que soy oriundo e hincha, al sur de la ciudad de Buenos Aires. Los clubes de barrio siempre fueron promotores de la cultura, así que dependiendo de las posibilidades, los clubes más grandes tenían posibilidades de contratar orquestas de más renombre como la Pugliese, pero en todos los clubes había las orquestas que podían haber. El nuestro no nació como un club de barrio, sino como un lugar donde nosotros pudiéramos tocar, porque la orquesta tocaba en la calle y el público que nos veía nos preguntaba dónde nos podían escuchar y lamentablemente los pocos lugares donde tocábamos en ese momento no tenían la infraestructura necesaria como para montar un espectáculo que nos satisficiera. Así que de a poco lo empezamos a hacer: alquilamos un galpón que estaba totalmente destruido, cuatro meses después empezamos a funcionar.

¿El tango ha cambiado el estatus que tiene, está recuperando su lugar?

 -Sí, creativamente sí, es muy interesante lo que está pasando, pero funciona en Buenos Aires como una música under, no es de ninguna manera una música masiva.

¿Internacionalmente se vende el Tango con T mayúscula, en el negocio del turismo, pero a lo interno sentís que no?

-Es importante pero en un sector pequeño. No hay ningún programa de televisión de tango en Buenos Aires, por ejemplo.  El Festival de Tango que se hacía en verano y en la calle Corrientes se armaba una milonga de tres cuadras, desde que el hoy presidente (Mauricio) Macri asumió en la ciudad de Buenas Aires, se fue achicando más. Se redujo a una mínima expresión en lugares minúsculos y cerrados, en donde la Orquesta Fernández Fierro no es convocada.  A fines de los 90  comenzó un proceso de recuperación del tango muy importante artísticamente, no a nivel de difusión ni de masividad. El género se está reinventando en estas dos últimas décadas.

 

 

 

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