Cultura

Nuevas orientaciones se apoderan de la Botica Solera

Nuestros ojos no pueden parar de parpadear, exposición en la que 14 mujeres artistas exhiben su trabajo en el nuevo proyecto de la plataforma Casa MA.

“Socialmente nos enseñan ciertas rutas, objetos hacia los cuales debemos orientarnos, nos enseñan orientaciones respecto a espacios y lugares de destino, la orientación donde me ubico, hacia dónde voy, o debería ir”, comenzó a explicar Karla Herencia, una de tres codirectoras de la plataforma artística Casa de Mujeres Artistas (Casa MA).

Gala Berger, Anna Matteucci y Herencia pusieron en marcha en 2018 la iniciativa definida de manera inequívoca como feminista, que busca abrir espacios para promover y dialogar sobre el trabajo de mujeres artistas visuales contemporáneas.

Lo que Herencia explicó es el concepto de “orientaciones”, acuñado por la autora Sara Ahmed y que funcionó como punto de partida de la exposición Nuestros ojos no pueden parar de parpadear,  que Casa MA inaugura este 7 de noviembre a las 7 p.m. en la Botica Solera.

“Cuando nos desorientamos, nos perdemos en una ruta o nos empiezan a atraer otras cosas,  encontramos posibilidades alternas de recorrer los espacios, de relacionarnos con las personas, eso resignifica todo ese proceso y nos hace ampliar las posibilidades de realidad que tenemos”, puntualizó.

Alertas y urgencias

Esa es entonces la idea detrás de Nuestros ojos no pueden parar de parpadear, una muestra colectiva que reúne los trabajos en diversos formatos de 14 artistas visuales: Alejandra Ramírez, Andrea Bravo, Andrea Campos, Carmen Siliézar, Camila Trejos, Carolina Parra, Diana Barquero, Hannia Durán, Ivannia Lasso, Ivannia Yujimets, June Beer, Karol Rodríguez, Lucía Madriz, Priscilla Méndez y Victoria Salas.

Ellas fueron seleccionadas por las curadoras Verónica Alfaro, Estefanny Carvajal, Paulina Velázquez, Andrea Siliézar, Elia Arce y Susana Sánchez Carballo, además de las tres conspiradoras de Casa MA.

De manera que el título de la exposición constituye un hilo conductor, tiene que ver con “una actitud de las mujeres, de estas artistas, de estar alertas y despiertas a abordar temas que consideran urgentes y que sus curadoras las propusieron en ese sentido”.

Herencia detalló que se le pidió a las curadoras que seleccionaran a las artistas “pensando en que los temas que abordaban tenían algún tipo de urgencia con base en sus criterios personales, ‘no pueden parar de parpadear’ tiene que ver con el estar alerta, seguir deseando, mirar todo el tiempo, refrescar el ojo cada vez que uno parpadea para ver con claridad”.

Espacios necesarios

La oportunidad de tener acceso a una casa desocupada en agosto y setiembre del año pasado ofreció el espacio para que el proyecto iniciara. Herencia recordó que 2018 significó “una coyuntura fuerte con el tema del aborto, mucha desinformación, pero también un movimiento muy significativo en cuanto a la lucha y crear conciencia de la importancia sobre el derecho al cuerpo de la mujer”.

Ese contexto particular se sumó a la realidad de que son pocos los fondos públicos destinados a “concursar para becas, para producir, para investigación artística, también han cerrado lugares expositivos”, según dijo. Por ello, se decidieron a aprovechar el espacio de la casa en Tibás, aunque fuera por poco tiempo, una semana, “era un lujo en la situación en que estamos”.

Esa situación consiste en que “el trabajo de las mujeres artistas contemporáneas es muy invisibilizado, en exposiciones colectivas de arte nacional, que se hacen en los museos, en proporción a la mayoría de los artistas son hombres y en los concursos también un gran porcentaje de los premios son destinados a hombres”, denunció.

Así, el proyecto de iniciativa feminista se gestó con el objetivo de visibilizar y apoyar el trabajo de artistas contemporáneas y fortalecer la conversación, los vínculos entre todas.

Esa primera experiencia se basó en proyectos de iniciativa feminista de “otros movimientos que admiramos”. Convocaron a más de 30 artistas a que intervinieran la casa, que luego estuvo abierta al público durante dos días. Además, organizaron talleres alrededor de diferentes temas, como el pussygami -uso de las técnicas del origami para elaborar vulvas de papel-, o charlas sobre el aborto y los procesos legales al respecto, o foros de cine con cineastas mujeres.

“No teníamos en ese momento seguridad de continuar, pero hubo gran apertura, gran acogida y una respuesta muy importante de las mujeres”, manifestó y luego subrayó que en términos generales las mujeres artistas “no nos hablamos ni generamos alianzas entre nosotras y vivimos en un país donde es muy importante hacer colaboraciones y apoyarnos, porque las posibilidades de vivir del arte son muy complicadas y es necesario”.

De manera que el proyecto siguió adelante con la idea de replantear, a partir de un cuestionamiento crítico, nuevos modos de entender la curaduría, la colaboración y la práctica artística.

Para este 2019, se invitó a algunas de las artistas que participaron el año pasado a que ejercieran como curadoras y propusieran a quienes forman parte de la exposición. “Nuestra intención está muy enfocada en la idea de descentralizar el poder y a partir de eso este año no se realiza sólo exhibición, sino que generó un proceso de investigación de un mapeo que concluye en una publicación de 36 estudios o talleres de mujeres artistas en Costa Rica”.

Ese mapeo ve la luz como la Red Casa MA y un tercer componente de las actividades este año es el simposio Orientaciones Visuales para un mundo confuso, que tendrá lugar el 7 y 8 de noviembre en el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC), en el Centro Nacional de Cultura (Cenac). Participan 15 artistas de Guatemala, El Salvador, Costa Rica y Colombia.

“Hemos buscado descentralizar, ampliar las maneras de colaborar, eso no solamente ha implicado a más mujeres artistas, sino incluso organizaciones”, pues lograron el aporte de un fondo de TEOR/éTica, además de alianzas con el MADC, la Universidad Nacional (UNA), Veritas y UCR, “es parte del trabajo exhaustivo para visibilizar y buscar apoyo para las artistas contemporáneas”.

Comandante Cero -T, de Karol Rodríguez recuerda de alguna manera la fiebre nacionalista provocada por las aventuras de Edén Pastora. (Cortesía Casa MA)

“Un lugar maravilloso”

La artista reconoció como “un reto” organizar la muestra en la Botica Solera, emblemático inmueble patrimonial de Barrio México, replanteado como “centro multicultural” en 2013.

El hecho de que se trate de un edificio patrimonial ha implicado buscar estrategias y pensar sobre cómo llevar la descrita base conceptual de las orientaciones y del desplazamiento del espacio “pero de una manera que respete” las limitaciones impuestas para la conservación del inmueble.

“Es un lugar maravilloso en cuanto a su arquitectura y distribución espacial, y en cuanto a su ubicación”, pues parte de la idea de Casa MA es pensar en talleres o actividades de mediación pedagógica, entonces “el ejercicio de este año también ha sido cómo pensar talleres que no solo inviten a activar dentro de la botica, sino también en el entorno de la comunidad”. Se organizará un taller de defensa personal en el parque, abierto al público y gratuito. También, actividades en las escuelas aledañas, con la idea de “no solo llegar dentro de la botica, sino generar diálogos en el entorno”.

Para mayor información sobre todas las actividades de Casa MA se puede visitar su página de Facebook.

 

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