Cultura

“No tiene que encajar, tiene que florecer”

La exposición Nosotras las Iririas recurre a la mitología bribri para discutir sobre  sororidad y solidaridad.

Hasta el 5 de diciembre la Vicerrectoría de Acción Social (VAS) aloja una muestra de trabajo en cerámica de la artista Iria Salas.

En Nosotras las Iririas el protagonista es “el corazón resemantizado, no el corazoncito de amor, sino un corazón que indica una parte de nuestro ser, uno de los órganos más importantes, donde la gente ha puesto el sentimiento; mientras que en la mente, la racionalidad, queremos que esas dos partes se unan con esa resemantización del corazón”.

Así lo explicó la artista al detallar luego que los corazones son piezas elaboradas en todas las técnicas de cerámica, de unos 20 o 25 centímetros. Sobre ese recurso, dijo que “en la cerámica lo bonito es que tiene todos los componentes de tierra, agua, fuego y aire, además del amor que el artista pone en la ejecución de la pieza”.

Un homenaje

Relató que esta nueva propuesta parte de una exposición anterior que se tituló La Princesa Iriria, “una historia que pertenece a la cosmovisión bribri, una princesa que vive en el inframundo, es gorda. Sibö tiene la tierra solo piedra y polvo en el superficie, pero se da cuenta de que un murciélago baja al inframundo, y cuando regresa, donde defeca crece la vida; entonces lo sigue y se da cuenta de que le muerde los pies a Iriria, y engaña a la madre que es su hermana, diciéndole que habrá una gran fiesta de dioses y que ella prepara el mejor chocolate. En las culturas indígenas el chocolate era tan apreciado como el oro”.

“Engañada –continuó– la invita y le dice que de paso lleve a Iriria, la madre no quiere pero la convence, en la danza es cuando empiezan a pisotearla los dioses, aunque la madre intenta recuperar a su hija, ya es demasiado tarde. Cuando le reclama a su hermano, él dice que sirvió su propósito, fertilizar la tierra en toda su magnitud, animales, plantas y seres humanos. La historia al final, habla del hombre blanco”.

Salas explicó que hizo una adaptación del relato, porque buscó enfatizar el personaje de Iriria. Dijo que se asesoró en la Facultad de Letras, “hay muchas versiones pero todas siguen la línea general de que Iriria es una princesa que da su vida en razón de la fertilidad en todas sus formas”.  Corrigió: “No la da, se la quitan, empezamos a ver cómo la mujer siempre está al servicio de algo más, y ese servicio en este caso es que le quitan la vida, tal vez si le hubieran preguntado, como mujer dadora, como somos las mujeres dadoras de amor y entrega, tal vez hubiera decidido darla. Pero se la arrebataron”.

Dijo así que esta nueva exposición es “un homenaje a todas las mujeres del mundo”, que se basa en los conceptos de sororidad, de interseccionalidad y el de solidaridad “para involucrar a los hombres a que caminemos juntos en unidad y balance sin estar unos encima de otros, caminando acompañados”.

La exposición en la VAS ofrece corazones, platos que sostienen corazones partidos. Esos platos son  blanco, negro y rojo, “para decir que nada es blanco o negro, solo hay matices en los que entran todas las clases de respeto que hay que tener por los demás y uno mismo”.

Al inicio de la muestra se aprecian dos piezas, en la primera de ellas un corazón atorado en una maceta pequeña, coronado por la leyenda “no, no tiene que encajar”, la segunda lo muestra germinando y apunta “tiene que florecer”.

Otro elemento son dos figuras de mayor tamaño, unas Iririas según detalló la ceramista; y añadió que hacen referencia a la Venus de Willendorf, una figura paleolítica, “porque sí me remite a la historia de Iriria, una mujer grande que se ve procreadora. La tomé como inspiración”.

Esas no son las únicas representaciones del personaje Iriria. En algunos casos incluyen una instalación, unos ataúdes: uno con plantas, otro conchas y elementos marinos que invocan la vida animal y en el tercero corazones y cabezas de mujeres, “que remite a esa muerte a la que todos vamos”; además de los propios corazones “que para mí son fundamentales”, pues representan “ese trasmutar de la muerte y demandan ser escuchados, seguir latiendo”.

En el marco del Día Internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer, la artista Iria Salas homenajeó a Eva Morera, reciente víctima de feminicidio, y regaló un corazón a Oscar Morera, padre de Eva. (Foto: MIiriiet Ábrego)

Corazones por doquier

Pero la dinámica de la exposición no se queda ahí, porque Salas decidió esconder paulatinamente corazones de cerámica en la la Ciudad Universitaria Rodrigo Facio y en algunas de las sedes regionales de la UCR.

Se trata de piezas artísticas originales, firmadas por la artista, con la idea de compartir información “sobre cultura, historia, valores de humanismo y acontecer de la UCR”, en un proceso que promocionala sororidad y conocer nuevas amistades, al disfrutar, entre la familia universitaria, de un entretenimiento sano que ayuda a mejorar la salud física y mental, promoviendo también el coleccionismo y el fair play“, de acuerdo con la información divulgada sobre la exposición.

Salas explicó que la idea partió de la interrogante “¿cómo vamos a hacer que esos corazones sigan latiendo?”, pues se habla de problemáticas de la mujer tan complicadas como los femicidios.

Salas expresó, al respecto, que “le quitan la vida y apagan esa luz; nosotros queremos por medio de los corazones seguir haciendo hablar a esas personas a quienes les quitaron su voz. Decidimos hacer la dinámica de encuentre a un corazón”. A través de la página de Instagram “Busque un corazón” y del Facebook de la artista, periódicamente se comparten indicios sobre la ubicación de las piezas “a cualquier hora del día y cualquier día de la exposición”.

Informó que ya han sido encontrados corazones en la Facultad de Derecho, Ciencias Sociales, Escuela de Biología, Escuela de Artes, Escuela de Educación y en Estudios Generales.

Al mismo tiempo detalló que cada corazón incluye un sobre rojo con toda la explicación pertinente, un certificado e información explicativa de que se trata de un “corazón sororidario”, como les llama ella. Se pide a quienes los encuentran que remitan una foto.

“Lo bonito -celebró- es que esto está creciendo; me encanta porque la gente ya me detiene y me dice a qué hora pone pistas o que me van a seguir porque pongo corazones, es muy grato ver la cara de la gente feliz al encontrar un corazón. Va más allá, es concientizar en algo que es un hecho y lo ha sido generación tras generación, los abusos contra las mujeres, detener que avancen y que aporten; la mujer tiene mucho que aportar a la vida del país. Es un llamado de atención”, aseveró.

Añadió con vehemencia que “no se puede seguir hablando y lamentándose, después de eso hay que poner acción. Tenemos que ver cuál es el camino para erradicar conductas patriarcales que tienen tanto tiempo de estar implantadas”.

Salas subrayó la importancia de que no solo se trata de encontrar el corazón, “es empezar desde el propio corazón, si uno se revisa lo que hace, cómo vive, eso trasciende hacia los demás; entonces va a encontrar otros corazones, otras personas en sintonía con esa manera de ser, de caminar juntos”.

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