Miradas introspectivas marcan el ritmo chúcaro de Cocofunka

El sonido de los pasos y risas de los jóvenes que transitan las calles y aceras de San Pedro, que llenan los bares cercanos al campus universitario y las banquitas del pretil. Ese es el sonido que inspira las notas de Chúcaro, el más reciente disco de Cocofunka.

Con esta cuarta producción de estudio, la banda que se formó hace 8 años –y ensayaba en una de las casas de los amigos que la integraban– pretende mostrar un sonido más maduro, con mayor dominio de los instrumentos y una mirada más introspectiva.

La presentación del disco se realizó en el escenario más natural de la banda: Semana U. El pasado 29 de abril, la agrupación se presentó en la tarima principal (como ya es costumbre desde el 2009) y compartió con los jóvenes universitarios las letras de su más reciente disco.

De acuerdo con Javier Arce, vocalista de la banda, “presentar el disco en Semana U fue la culminación de algo que surgió ahí, que se inspiró en las experiencias que vivimos en la U y sus alrededores”.

Y es que, según cuenta, los integrantes de Cocofunka en sus inicios pasaban mucho tiempo cerca de la Universidad. “Por eso nuestra música se inspira y un poco representa a esa generación estudiantil, porque tratamos de darle voz a esa generación que nos rodeaba y nos influenciaba”, dijo Arce.

En ocho años mucho ha pasado, y el sonido de Cocofunka, así como sus letras, ha cambiado y promete seguir cambiando. En el nuevo disco, al funk, el ska y el reggae acostumbrado se suman las texturas del dub, el indie rock y la música psicodélica; mientras los textos se concentran en lo que ocurre en el espíritu de los seres humanos, en procesos de amor/desamor, transformación y evolución.

“Queríamos hacer un disco más maduro, sentíamos que era el momento de tener una voz más clara, mezclando los ritmos que teníamos con otros que experimentamos, así surgió el sonido que nos caracteriza ahora y que demuestra la madurez que hemos alcanzado con nuestros instrumentos”, comentó el cantante.

Arce explica que las letras de las canciones han girado más hacia “revoluciones internas que conflictos sociales o políticos”, de modo que hablan de procesos internos de cambio, “procesos espirituales”, relaciones amorosas y concepciones existencialistas de la vida.

Gustavo Gutiérrez, tecladista de la agrupación, expresó que Chúcaro genera en la audiencia experiencias muy distintas a las producciones anteriores, “porque responde a nuestra evolución, como banda y como los seres humanos que somos: jóvenes que viven en este país”.

Del garaje a los escenarios internacionales

La historia de Cocofunka comenzó en el 2008. Domingos por la tarde, un grupo de amigos que se juntaba a “jammear” en una de las casas decidió oficializar un proyecto musical: una banda que mezclara todos los ritmos que les gustaban, que no tuviera miedo a fusionar y explorar, que hablara claro y con fuerza a la consciencia.

Poco a poco, cuentan sus integrantes –que han sido los mismos desde el inicio–, comenzaron a abrirse paso en los circuitos independientes de la escena musical costarricense.

En el 2009, grabaron su primer EP, cuya distribución fue sorprendentemente buena. El éxito llegó pronto y, a finales de ese año, compartieron escenario con Aterciopelados y Doctor Krápula, en el concierto “8% del PIB para la educación”, que reunió a más de 18.000 personas.

En el 2010, participaron en el proyecto “La banda sonora de una película que jamás vas a ver” y grabaron su segunda producción y primer disco largo Elevarse. Con ese disco hicieron decenas de conciertos, casi todos llenos totales.

En el 2012, terminaron y presentaron el tercer disco Hacer ecoo. El concierto de presentación se realizó en las instalaciones del Ministerio de Cultura y Juventud y acudieron unas 4.000 personas.

A partir del éxito en tierra propia, comenzó el proyecto de exportar la música. A mediados del 2012, se concretó la primera gira internacional que llegó a México, Panamá y Nicaragua.

En adelante, los escenarios internacionales se han convertido en la meta de la banda. Han participado en el CBGB Music Festival y en el Warp Weekend, entre otros, y esperan seguir llevando la música costarricense al extranjero.

“Nosotros somos un eslabón de lo que está surgiendo en Latinoamérica y en todo el mundo, un movimiento que globaliza la música. Queremos formalizarnos en la música global, seguir internacionalizándonos. Nuestros objetivos, aunque amamos este país y es hermoso lo que ha sucedido, están puestos afuera, en generar experiencias que permitan seguir llevando la música afuera”, explicó Javier Arce.

El músico agregó que la banda espera crecer sin comprometer la integridad artística y el mensaje que plantea. “No vamos a dejar de hablar de lo que pensamos, somos una voz clara y transparente. La música no se toca y no se vulnera la integridad artística del grupo”.