Para Noah Charney (New Haven, Estados Unidos, 1979), lo que empezó como un trabajo académico terminó por convertirse en una pasión y un camino, y en la actualidad es uno de los principales impulsores en denunciar que el robo de arte hace rato abandonó aquella idea romántica que convertía el apropiarse del arte ajeno en una aventura, debido a que los ladrones de hoy están conectados con guerrillas, narcotraficantes, bandas vinculadas a la trata de personas e, incluso, con el terrorismo.
De su época de estudiante de historia del arte, área en el que posee un doctorado, a Charney le surgió la idea de crear un posgrado que uniera expertos en seguridad, en aspectos jurídicos y estéticos, y que se cruzaran los saberes para que la policía y los museos, así como los medios, dispusieran de un personal altamente calificado en el ámbito del crimen del arte.
Autor de la novela El ladrón de arte (2009) y del reportaje novelado Los adoradores del cordero místico (2011), basado en el Altar de Gante –obra por la que Hitler siempre expresó una debilidad absoluta–, Charney es hoy un experto en seguridad de arte y un entusiasta divulgador de todo lo relacionado con el crimen contra el arte.
La falta de políticas claras por parte de los gobiernos, la disminución de la seguridad en los museos y la sofisticación de las técnicas empleadas por los ladrones son elementos que se entrelazan para que los hurtos de arte sean cada vez más frecuentes.
Incluso, los ladrones, de hace unos años a la fecha, decidieron que era más viable asaltar, por ejemplo, a los museos a pleno día y mientras hubiese mayor concentración de visitantes.
Impulsor no solo de esa maestría sobre el crimen del arte, sino también director de una revista especializada en el tema, Charney mueve cielo y tierra para que los coleccionistas, los gobiernos y los medios entiendan que la batalla requiere a los tres sectores unidos y atentos para luchar contra un flagelo que, después del narcotráfico y el tráfico de armas, ocupa el tercer lugar en cuanto a generación de dinero. Expertos estiman que anualmente anda alrededor de los $6000 millones.
En 2008 nació la Asociación para la Investigación de los delitos contra el Arte (ARCA, por sus siglas en inglés), la cual ayuda a la policía especializada y a los museos, y da un posgrado en arte, con el fin de crear una atmósfera para combatir a los atracadores.
Por la relevancia que en el ámbito mundial representa su voz, se le hizo esta entrevista, en la que resalta cómo, a mayor conocimiento de quienes escriben en los medios, ha habido una mejora sustancial en la información que reciben los lectores, lo que ha contribuido a tener una mirada más integral sobre las graves implicaciones que conlleva el robo, saqueo y tráfico de arte.
Basado en su experiencia, ¿cuál es en el presente la mejor estrategia para reducir el robo de arte en el mundo?
–La mejor estrategia debería ser establecer la forma de que agarren la prueba de que el objeto de arte ha sido legítimamente obtenido por el distribuidor y por el comprador. Al presente, distribuidores y compradores solo deben de probar que no sabían que el objeto había sido robado. Esto es muy diferente. Si la aceptación inicial de los objetos fuera problemática, distribuidores y compradores tendrían proactivamente que probar que fueron legítimamente obtenidos y eso realmente cambiaría las cosas. Pero eso podría también reducir dramáticamente el negocio del arte y esto no está en los intereses financieros para que ocurra.
¿Por qué el robo de arte fascina a los ladrones?
–Desde la era de la victoriana, el robo de arte ha sido visto como la clase alta para los criminales, justo porque el poseer arte era considerado como un signo de riqueza y erudición. El arte es visto como de alto valor y los objetos a menudo no son muy bien protegidos, por lo que esto es candoroso para los ladrones.
¿Cuál es la mayor contribución de ARCA al mundo del arte en estos años?
–Desde que ARCA fue fundada en 2008, hemos sido muy proactivos en los medios de comunicación, y hemos visto el cambio en la forma en que los medios reportan los crímenes contra el arte al informar al público en general.
Antes de que ARCA fuera fundada, incluso los mayores periódicos podrían asumir hipótesis sobre los ladrones de arte del caballero cinematográfico y las onerosas comisiones que obtienen del robo del arte, lo que históricamente nosotros sabemos que casi nunca ha existido. Ahora, los periódicos hablan inmediatamente acerca de las relaciones entre drogas, armas y el negocio del robo de arte, el crimen organizado y el terrorismo; todos beneficios que vienen del crimen contra el arte. El mundo está ahora mejor informado. Esto no es solo gracias a ARCA, por supuesto, pero yo quiero pensar que nosotros hemos ayudado.
Para usted, ¿cuál ha sido el más relevante atraco de arte?
–Uno de los más fascinantes para mí es la historia de los muchos robos del Altar de Gante de Jan van Eyck. Yo escribí un amplio libro acerca de este tema: Stealing the Mystic Lamb (Los ladrones del cordero místico), el cual está traducido al español. Alrededor de esta obra hubo 13 robos en 600 años y es la más frecuentemente robada en la historia.
¿Nos puede comentar cómo funciona el Postgraduate Program in Art Crime and Cultural Heritage Protection?
–Tenemos la maestría en Crimen de Arte y Protección de la Herencia Cultural, la cual se da en Italia y es el primer programa en el mundo en el que se puede estudiar el crimen de arte. Los lectores de su periódico podrían, también, estar interesados en suscribirse a la revista The Journal of Art Crime, la cual es publicada por ARCA y es la primera en el mundo en abordar críticamente este asunto.