Cultura

Los libros del basurero reciben su Honoris Causa

José Alberto Gutiérrez y Luz Mary Gutiérrez, gestores de un proyecto para recuperar y regalar libros en Colombia, son destacados por The New School, universidad ubicada en el Greenwich Village, que les otorgó un Honoris Causa que recibirán este jueves 13 de mayo.

El camino ha sido largo. Más largo de como lo había concebido José Alberto Gutiérrez Sandoval, cuando un día cualquiera el instinto le pidió que guardara una caja con libros en buen estado pero que habían sido dejados para que los recogiera el camión de la basura en Bogotá.

Era el año 2000 y aquel gesto fue creciendo de manera exponencial, tanto que Gutiérrez empezó a llenar la casa de libros, como aconsejaba Jorge Luis Borges, lo que desembocó en un proyecto cultural de alcances nacionales en su país, que luego se volvió itinerante y que a él le valió el que lo rebautizaran como “El señor de los libros”.

Más de 500 pueblos de la zona rural colombiana se han visto favorecidos con la entrega de libros por parte de “El señor de los libros”. (Foto: Fundación de la fuerza de las palabras).

El año pasado The New School, Universidad con sede en Nueva York, fundada en 1919, y con sede en Greenwich Village, le informó de que les iba a conceder un Honoris Causa a Gutiérrez y a su esposa Luz Mary Gutiérrez, por la labor de la biblioteca que crearon en la parte baja de su casa y por haber llevado libros a más de 500 lugares de Colombia, en una labor propia de un Ministerio de Cultura completo.

El acto de entrega estaba previsto para el viernes 15 de mayo de 2020, con José Alberto y Luz Mary presentes en el estadio Arthur Ashe de Nueva York, pero entonces vino la pandemia y truncó todos los planes.

Como hubo esa interrupción, este jueves 13 de mayo de 2021 se hará la ceremonia, pero sin la presencia de los homenajeados, debido a la situación que experimenta el mundo con la COVID-19.

En la carta que los Gutiérrez recibieron en su tierra les indicaban: “En nombre de los estudiantes, profesores y fideicomisarios de The New School, estoy encantado de invitarlos a recibir un reconocimiento doctorado honoris causa de The New School en nuestra ceremonia de graduación el viernes 15 de mayo de 2020 en el Arthur Ashe Stadium en Nueva York”. Así decía el mensaje enviado el año pasado y que este jueves se hará realidad.

Como la vida les cambió los planes, ya José Alberto y Luz Mary recibieron los birretes y las cintas que los acreditan como doctorados honoris causa por The New School, universidad por la que pasaron profesores de la talla de Bertrand Russell y John Maynard Keynes.

José Alberto Gutiérrez pasó de chofer del camión de la basura a repartir libros por buena parte de la geografía de su país. (Foto: Internet).

DE ANA KARENINA AL GREENWICH VILLAGE

 Gutiérrez reconoce que cuando le llegó la comunicación de The New School no lo podía creer, porque aunque a lo largo de dos décadas ha recibido muchos reconocimientos, ha dado entrevistas y tiene en camino un libro con una editorial italiana —el cual debió aplazarse por el surgimiento de la COVID-19—, jamás pasó por su mente o la de su esposa un Honoris Causa.

El trabajo que ha realizado Gutiérrez ha contado desde un principio con el apoyo de sus hijos María Angélica, Sebastián y Merilyn Marcela, quienes siempre le han respaldado en esa tarea de recibir libros, clasificarlos, ubicarlos en la biblioteca así como repartirlos por gran parte de la geografía colombiana, en especial en las zonas rurales, donde es más difícil que lleguen los textos.

Pese a los miles de libros que han recibido, porque pasó de rescatar los que mandaban al camión de la basura a obtener cientos de volúmenes enviados por familias y particulares para su distribución, Gutiérrez nunca pensó que en el exterior pudieran mirar con tan buenos ojos lo que él hoy denomina su misión en la vida.

“Cada año, The New School otorga doctorados honorarios a unos pocos líderes y visionarios seleccionados, quienes de manera audaz e innovadora moldearon la cultura, la sociedad y la industria y reflejaron el valor de nuestra universidad para la justicia social. En este espíritu, esperamos honrar su extraordinario impacto en la humanidad. Su ingenioso enfoque para resolver problemas y su trabajo desinteresado de empoderar a otros a través de la palabra escrita encarna nuestra creencia en el poder transformador de conocimiento”, se lee en la carta que le remitieron desde Nueva York.

En la comunicación enviada recalcan desde The New School el valor que una institución progresista, con una clara vocación social, ve en una idea como la impulsada por la familia Gutiérrez, cuyo impacto se ha conocido en todo América Latina.

“Durante un siglo, The New School ha brindado una oportunidad universitaria distintiva para innovadores comprometidos: progresistas, pensadores, diseñadores, artistas y líderes en todas las disciplinas académicas y campos profesionales. Sería un momento de orgullo para que nuestros estudiantes graduados en 2020 lo reconozcan con un doctorado honorario en su comienzo. Tenemos la tradición de pedirle a cada beneficiario del título honorífico que se dirija brevemente a los graduados unas breves palabras, solo por unos pocos minutos”.

Este último aspecto de la carta no lo pudieron cumplir Gutiérrez y su esposa, dado que su presencia en Nueva York no fue posible debido a los estragos generados por la crisis del coronavirus.

Pasaportes listos. Visa aprobada. Pasajes enviados. Gutiérrez y Luz Mary estaban listos para vivir una experiencia que ni en sus mejores sueños hubiera sospechado; entonces, aquella noticia que había surgido en China, de que cientos de pobladores de ese país se habían visto afectados por un coronavirus, comenzó a convertirse en una realidad demoledora hasta que en marzo de 2020 el mundo estaba patas arriba, como habría dicho Eduardo Galeano, y el viaje de sus vidas fue cancelado.

“Tras la primera comunicación con la universidad. Allá estaban de acuerdo en enviarnos los pasajes y todo. Y así lo hicieron. Todo esto fue antes de la pandemia. Estábamos listos, porque en la ceremonia que iban a realizar nos iban a dar la distinción, pero al final no se pudo y se postergó”.

No obstante, las barreras y los obstáculos que surgieron, The New School mantuvo en pie su distinción y este 13 de mayo de 2021, sin la presencia de los homenajeados, emitirá el honoris causa para dos enamorados del servicio a miles de niños y adultos que encuentran en la lectura una ventana para la vida y para trascender las fronteras físicas.

The New School destacó en un comunicado a los homenajeados en 2021 con el Honoris Causa, entre los que están José Alberto Gutierrez y su esposa. (Comunicado enviado por The New School a UNIVERSIDAD).

ANDAR EL CAMINO

Sin duda, el camino ha sido largo. Cuando se quedó sin trabajo, Gutiérrez tuvo que buscar formas de continuar con la biblioteca abierta, que había instalado en la parte baja de su casa, ubicada en el barrio La Nueva Gloria, de la localidad cuarta de San Cristóbal, al suroriente de Bogotá.

Ahí de nuevo, cuando las fuerzas físicas y espirituales lo llamaban a desfallecer en su tarea, aparecieron sus hijos para darle una mano y que continuara con su labor de dotar de libros, sobre todo, a las clases más desposeídas de su nación.

“La verdad, ha sido sorprendente para nosotros que nos otorguen un Honoris Causa, porque son muchos años de esfuerzo, con la satisfacción de servir a la humanidad. A los jóvenes y a los niños, así como de visitar las partes rurales de Colombia. La verdad estamos muy emocionados, muy contentos, porque somos una familia de clase popular y hemos vivido toda la problemática que hoy afecta a nuestro pueblo. Y en medio de tantas circunstancias dolorosas y tristes, pienso que ojalá todo el pueblo colombiano y todo el mundo reciba esta noticia como algo bueno, en medio de tantas inquietudes que están pasando en nuestro país”, dijo Gutiérrez desde Bogotá a UNIVERSIDAD.

Colombia vive un estallido social que ya lleva dos semanas de protestas en diferentes puntos del país, incluida la capital y ciudades clave como Cali. La propuesta de aumento de impuestos por parte del gobierno de Iván Duque fue la mecha que prendió de nuevo el fuego de las protestas sociales en una nación con marcadas desigualdades sociales y con numerosas heridas abiertas, tras más de medio siglo de conflictos con grupos armados y organizados en una guerrilla que depuso las armas tras la gestión del hoy expresidente Juan Manuel Santos.

El señor de los libros, como se le conoce a Gutiérrez, recordó el ambiente en que han desarrollado el proyecto de recibir libros y distribuirlos ha estado presente desde que sus hijos eran pequeños.

“Mis hijos nacieron entre libros. Nacieron leyendo. Ayudando a hacer talleres y crecieron en este mundo del libro, de las letras, de proyectos, de esfuerzos, de edificar y de soñar. Mi esposa Luz Mary es muy dinámica y trabajadora, y siempre me ha respaldado. Ha sido parte fundamental de este emprendimiento sin fines de lucro. Una vez me dijo: “Yo solo tuve tres hijos con usted. Y no hago sueldo ni tendré derecho a una pensión, sin embargo, usted me colocó a 90 hijos más”. Esos hijos eran los niños que llegaban a la biblioteca a diario a la biblioteca que abrimos en nuestra parte baja de la casa”.

Dicha biblioteca, para lo cual tuvieron que ceder la primera planta de su casa, llegó a tener más de 20.000 libros de todos los géneros, para permitirle a cientos de niños que de ahí se nutrieran para las tareas de sus colegios e institutos y para que silenciosamente se fueran convirtiendo en lectores.

“Los niños iban en dos grupos. Unos por la mañana y otros por la tarde. Así que eran muchos a diario. El respaldo de ella siempre ha sido importante. Al igual que el de mis hijos, porque con la pandemia yo dije: ya no puedo más, no tengo trabajo, creo que no puedo seguir con el proyecto de los libros, y fue cuando ellos dijeron, papá, todos estamos trabajando, nosotros le ayudamos”.

El péndulo de recuperar libros para regalarlos ha ido y ha venido. En algunos momentos de desolación Gutiérrez ha estado cerca de claudicar, pero siempre hay un nuevo aliento, como cuando la empresa Nissan le entregó un vehículo debidamente acondicionado para que pudiera llevar los textos a las zonas más alejadas de su país.

“Con la pandemia tuvimos que parar casi un año, porque estábamos asustados con la enfermedad y en todo este tiempo mis hijos se encargaron de velar por nosotros. Por eso ahora de nuevo podemos seguir con el proyecto”, destacó.

Cuando Gutiérrez vuelve la mirada al comienzo de su gestión desinteresada y sin fines de lucro, le cuesta creer lo que ha avanzado. Las mil vueltas que ha dado la vida en todo este tiempo, mientras su esfuerzo se consolidaba más y más, porque su historia corrió por los medios como la pólvora, lo que facilitó que le llegaran decenas de libros de distintas fuentes.

“A mí cuando empezamos a llevar libros a las comunidades eso me alegraba mucho el espíritu y me ponía muy feliz. Nunca me imaginé llegar tan lejos en esto. Todo se lo va dando el universo y Dios a uno. En mi corazón solo hay transparencia y el deseo de ayudar y esta es una fuerza muy poderosa. No me di cuenta de que podríamos hacer tanto en beneficio del prójimo. Es como si el universo me hubiera mandado esta misión y yo tengo que terminarla en este planeta. Le doy gracias a Dios por haberme permitido hacer todo esto”.

La biblioteca comenzó con pocos volúmenes y en la actualidad cuenta con más de 20.000 libros. Los niños son los más favorecidos. (Foto Internet).

SU MINISTERIO

 Aquel descubrimiento de que muchas personas enviaban a la basura los libros que por algún motivo ya no querían conservar en sus casas le iba a transformar la vida a él y a su familia. Era el año 2000 y lo que comenzó como una curiosidad fue creciendo y creciendo, al punto de que la labor desplegada no tiene parangón en América Latina, porque lo ha hecho con escasísimos recursos.

De ahí que la sorpresa de que The New School lo haya incluido a él y a su esposa entre los honoris causa de 2020, con entrega en 2021 por las razones ya explicadas, no solo es un reconocimiento de gran envergadura para Gutiérrez y su compañera, sino que todavía no terminan de salir del asombro.

En una Colombia convulsa, que tuvo una guerrilla de más de medio siglo a cuestas, con grandes diferencias socioeconómicas entre sus diferentes clases y con sectores rurales azotados por la miseria y la necesidad, apostar por la cultura que dan los libros le ha permitido a Gutiérrez encender una luz en la vida de muchos de sus coterráneos, en especial los niños.

Su amor por la lectura no es gratuita. Gutiérrez contó a este periódico de que cuando trabajaba en construcción, pese a los limitados ingresos que le significaba ese oficio, siempre destinaba una parte para comprar libros.

Ese amor por los libros lo llevó a encender todas las alarmas cuando por casualidad se bajó del camión de la basura, en el que fungía como conductor, para echarle una mano con unas cajas a sus compañeros.

El descubrir que algunas de ellas iban libros que serían destruidos le abrió los ojos y fue cuando comenzó a “salvarnos” y al principio fueron decenas, después cientos y luego miles, hasta llegar a crear una enorme biblioteca que puso al servicio de los más humildes de su Colombia.

Hoy, en sus palabras todavía se advierte su humildad y orgullo por haber dedicado buena parte de su vida a fomentar la lectura en su país y entre los sectores que, por lo general, no tienen acceso a los libros.

De forma tal que su entusiasmo de lector y autodidacta, dado que por razones económicas solo tuvo la oportunidad de terminar la primaria, le permitió ver más allá que una caja con libros, que otros donde otros hubieran lanzado al camión recolector de la basura.

Eso hizo, de paso, que los libros destinados al basurero pudieran salvarse de esa hoguera moderna y sirvieran para ampliar la mente y la visión de miles de sus compatriotas.

Y la vida, que a su estilo siempre hace guiños a quienes se entregan a causas tan nobles, lo premia a él y a su esposa con una distinción superior que lo que ambos pensaron, cuando decidieron estrechar los espacios en su casa para abrir primero una enorme biblioteca, con todos los servicios gratuitos, y luego emprender la aventura de llevar libros a las zonas más recónditas de un país que fue capaz de crear el mundo de Macondo y de tener en Gabriel García Márquez a uno de los mejores escritores del siglo XX, así como enfrentar una realidad que hoy está en llamas y con un presente incierto.

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