Cultura

Laureano Albán: Una vida desde la poesía

Prolífico y polémico, recién partió una de las figuras más enigmáticas y emblemáticas de la poesía costarricense de la segunda mitad del siglo XX. 

La noticia trascendió el pasado domingo. El poeta y Premio Nacional de Cultura Magón 2006 Laureano Albán había muerto tras una convalecencia irremediablemente propia de su edad.

Quizás se pueda decir que su aporte a la poesía costarricense fue tan grande como su imperdible semblante, el caso es que Albán dejó huella por sus propios méritos, aunque tampoco fuera ajeno a polémicas y controversias que también marcan su memoria.

El poeta emergió en este mundo en Santa Cruz de Turrialba, en enero de 1942. Desde allí empezó su poesía a descollar, junto a esa figura enorme de Jorge Debravo y la de Marco Aguilar, quienes se juntaron desde 1959 para fundar el Grupo de Poetas Turrialbeños.

En los años 60 migraron a San José, o “huyeron” como se ha dejado decir más de uno.  El caso es que esa década vio la fundación del Círculo de Poetas Costarricenses. Durante la segunda mitad de la década de los 70, junto a Ronald Bonilla, Carlos Francisco Monge y la imperdible Julieta Dobles publicaron el Manifiesto Trascendentalista.

“Se trata del primer manifiesto y movimiento literario promovidos como tales en Costa Rica, los cuales han influido en los grupos y producciones literarias costarricenses de los siglos XX y XXI, y aun españoles como el Grupo Trascendentalista de Aranjuez”, escribió el académico Ronald Campos en la introducción a una Antología Poética de la obra de Albán.

“La verdadera poesía siempre ha estado comprometida, de alguna manera, a partir de ella misma, con todas las circunstancias y los cambios que colaboran en el proceso de la evolución humana; dándole un sentido trascendental a las circunstancias de la lucha diaria por un hombre y un mundo mejores; expresando aquello que, aunque real y propio de la vivencia humana, no logra expresarse en las ideas, puesto que, por su propia naturaleza, trasciende los marcos de la experiencia contingente”, se lee en una cita del Manifiesto incluida en esa obra por Campos.

El propio Campos allí mismo sentenció que la producción poética de Albán es “una de las más significativas en la historia literaria de la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI de América Latina. Su poesía ha sido catalogada como práctica de ruptura en comparación con la poesía nacional desde la década de los 60 hasta la actualidad”.

“Ha dejado escuela”

El escritor y exdirector del Colegio de Costa Rica. Álvaro Rojas, al valorar el aporte de Albán dijo, en primer lugar, que la suya fue “una vida dedicada a la poesía, son muchos años, es una persona que durante muchísimos años le dedicó su tiempo y sus talentos a la poesía” y destacó su participación en los mencionados Grupo de Poetas Turrialbeños y el Círculo de Poetas Costarricenses.

“Esa migración de Turrialba a San José, movida también por la poesía, es algo muy interesante de esa generación. El lugar del que provienen, cómo ven San José, cómo se relacionan con la misma poesía, cómo se relacionan con la poesía norteamericana, por ejemplo, y después esa idea del poeta en grupo me parece interesante”, observó.

Rojas destacó el hecho de que “no es solo el poeta individualista o el poeta que trabaja de una manera solitaria, sino que la figura de Laureano Albán siempre estuvo vinculada al trabajo con otros y a esa costumbre o tradición de hacer manifiestos, como el Manifiesto Trascendentalista”.

Como parte de esa vocación de trabajo poético con otras personas, destacó el aporte hecho por Albán en la formación de jóvenes por medio de talleres.

“Él ha dejado una escuela, algunos la seguirán, otros estarán en contra, pero ha dejado una escuela poética en Costa Rica y es una figura que destacó en la literatura costarricense vinculada a otros poetas que también destacaron: no tenemos que decir mucho de Jorge Debravo, el mismo Marcos Aguilar, la misma Julieta Dobles”, subrayó.

Acotó que se trató de “una generación importante de poetas costarricenses donde Laureano Albán tuvo su liderazgo”.

Rojas recordó que en octubre de 2019 desde el Colegio de Costa Rica se tuvo la iniciativa de reunir a los diferentes premios Magón, escritores y escritoras vivos. Participaron José León Sánchez, Alfonso Chase, Laureano Albán, Ronald Bonilla y Julieta Dobles.

“Fue reunir a grandes figuras de la literatura costarricense, figuras muy reconocidas con sus luces, sus sombras, con sus conflictos y con el enorme respeto que, por lo menos, en esa conversación se manifestaron entre ellos” y recordó que, por parte de Laureano Albán, Julieta Dobles y Ronald Bonilla, “se puso mucho énfasis en los talleres, en la formación de jóvenes”.

“Con Laureano Albán también conversamos sobre Jorge Debravo, sobre ese grupo de poetas turrialbeños, sobre lo que fue llegar a San José provenientes de Turrialba, la manera en la que pensaban la poesía y también el paso de algunos de ellos por la Editorial Costa Rica, la importancia de esa editorial para la vida cultural costarricense”, añadió.

Rojas destacó obras como El Viaje Interminable, originalmente publicado en 1983 sobre la conquista de América y la fusión de las culturas precolombinas e hispánicas, según explicó, así como Herencia de Otoño, de 1980, sobre “las tribulaciones internas de la subjetividad”.

Otras obras que, dentro de su amplia producción, se pueden destacar son Los Nocturnos de Julieta, de 1993, y su ambiciosa Enciclopedia de Maravillas, de tres voluminosos tomos, editada en 1995.

Se puede citar, además, entre los muchos reconocimientos que recibió, el Premio Nacional de Poesía Aquileo J. Echeverría en dos oportunidades, Premio de Cultura Hispánica, Madrid, España, o el Premio Mundial de Poesía Mística Fernando Rielo.

Suscríbase al boletín

Ir al contenido