Cultura Artista plástico, cineasta y profesor de Comunicación Colectiva, Arquitectura y Artes Dramáticas

Las huellas que dejó Beto Moreno

“Por ahí dicen que Beto Moreno murió. Yo doy fe de que no es cierto”, fueron las palabras con las que Miguel Regueyra se despidió

 

“Por ahí dicen que Beto Moreno murió. Yo doy fe de que no es cierto”, fueron las palabras con las que Miguel Regueyra se despidió de su maestro y amigo en un artículo publicado en este mismo medio en enero pasado.

Diez meses después de que Alberto, profesor universitario, artista, productor y maestro de vida se nos hiciera leyenda; amigos, familiares, estudiantes y colegas se reunieron para rendirle tributo a su vida y a la obra que dejó atrás.

La actividad tuvo lugar el pasado 27 de setiembre, cuando más de una centena de personas se reunieron, algunas en sillas y otras de pie a falta de espacio, en el pequeño salón de la Casa de la Cultura José Figueres Ferrer para compartir historias, disfrutar cortometrajes, obras gráficas, esculturas y fotografías.

En este pequeño espacio, desconocidos se juntaron en torno a una memoria común: el trabajo de Beto y la forma en que marcó las vidas de quienes se cruzaron con él; como sus estudiantes, sus amigos, sus colegas en la universidad, o en la acera, al igual que un vecino con el que se comparte un cigarro.

El artista plástico, cineasta y profesor de Comunicación Colectiva, Arquitectura, Artes Dramáticas y Artes Plásticas en la UCR y en el Instituto Tecnológico; Alberto Moreno Blanco falleció en el 2015.

Su vida y su obra estuvieron marcadas por sus sensibilidades sociales, su aproximación a lo colectivo y a lo popular, su pasión por la vida misma. Pintó murales en solitario y con niños en Limón, hizo cine y enseñó a hacer cine, compartió todo lo que pudo su conocimiento y escuchó el de los demás. Beto fue, sobre todo lo demás, maestro para muchos.

El homenaje a sus huellas fue organizado por estudiantes y profesores del énfasis de Comunicación Social, en representación de la Escuela de Comunicación Colectiva de la UCR. S e contó con el apoyo del Museo de Arte Costarricense, la Casa de la Cultura de San José y el Banco Popular.

El programa de la actividad incluyó la proyección del cortometraje La Premonición, dirigido por Moreno y escrito por Miguel Regueyra, en el que se relata el asesinato de Viviana Gallardo, activista y guerrillera de la agrupación La Familia.

La existencia misma de La Premonición es testimonio del compromiso y el trabajo de Beto, pues el corto fue producido mientras Regueyra estaba encarcelado, a razón de su propia vinculación con La Familia.

“Cuando, estando preso decidí retomar la universidad, tres profesores se comprometieron a darme clases, solo uno cumplió: Beto”, relató el profesor universitario y continuó describiendo cómo el padrinazgo de quien fuera su maestro y amigo influyó en su vida.

Flor Artiaga, docente universitaria de la Sede del Caribe, presentó el corto documental “Los hijos de la violencia”, realizado por Moreno en el 2010. La docente participó en la realización del audiovisual que aborda la problemática de la violencia en Limón y la forma en la que afecta a los jóvenes de la provincia.

Las sensibilidades y la pasión pedagógica de Moreno se hacen patentes en el video.
Para cerrar el homenaje, Sofía Soto-Maffioli, historiadora del arte, directora del Museo de Arte Costarricense y amiga de Beto Moreno, recorrió los pasillos de las historias compartidas para darle a la audiencia un acercamiento a la visión estético-política de Beto, y por tanto a su obra plástica, que llenaba las paredes de la sala.

Al cerrar la noche, decenas de personas se juntaron entre copas y bocadillos a compartir anécdotas e impresiones del tiempo que compartieron con ese maestro cuyas huellas pueden apreciarse en sus obras plásticas y cinematográficas

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