Los ecos de aquellas canciones inolvidables fueron el sello que acompañaría a Mario Zaldívar toda la vida; es lo que hoy el escritor e investigador vuelca con pasión y rigor en “Eres inolvidable”, su programa en radio Sinfonola, los domingos a las 8 p.m.
Lo mejor de la música popular latinoamericana de los años 40 y 50 lo encontrará en el programa, que llega a un entorno extraordinario, dado que Carlos La Fuente, propietario de la emisora, tiene la mejor discografía del país en el citado perfil musical. Sinfonola aparece en el dial en el 90.3 frecuencia modulada.
Autor de libros sobre música de artistas nacionales e internacionales, tales como:
Costarricenses en la música; imágenes de la música popular; las biografías de Ray Tico; Otto Vargas y Rafa Pérez; Crónicas de la música; y El mito de la Sonora Matancera, le permiten a Zaldívar contar con un trabajo tesonero en el ámbito de la música popular latinoamericana.
“Tengo 700 libros entre biografías y libros de ensayo sobre la música popular latinoamericana, y esa es la información que utilizo para el programa, que está enfocado en los grandes artistas de la primera mitad del siglo pasado”, afirmó.
El programa durante ocho años estuvo al aire en Radio Nacional, pero al pasar la reforma de que esa estación radiofónica solo podía transmitir música nacional, Zaldívar tuvo que abandonar su espacio.
Ante tal situación, Carlos La Fuente, un coleccionista apasionado de la música popular, le abrió las puertas de su emisora; además colabora con Zaldívar en facilitarle composiciones de artistas de gran talla, pero de los que resulta casi imposible conseguir sus creaciones.
“En barrio México había una cantina que se llamaba El Gran Sesteo y había una rockola con toda esa música y nos reuníamos una barra a escucharla. Por otro lado, en mi casa siempre estaba encendida la radio y mi padre escucha esa música”, recordó el musicólogo.
Para terminar de alimentar esa pasión por esa música en la que los artistas, y sus letras, se juegan la vida en el bar, en el papel, y detrás de la cual subyace una visión y un acercamiento a la vida muy particular, en barrio México vivían compositores de gran talla.
Tal era el caso de Ricardo Mora, Carlos María Hidalgo, Lorenzo Ureña, Solón Sirias.
“Uno salía a caminar y se los encontraba en la calle y entonces un día empecé a recoger música”.
En El México Bar sonaban los boleros de Daniel Santos, los mambos de Pérez Prado, las composiciones de la Matancera; igual sucedía en El Valle, en el Piratas Club y esa música se le fue impregnando al conductor de “Eres inolvidable, conversaciones con Mario Zaldívar”.
Para quienes gustan de esta música, el programa informa, educa y entretiene: los tres grandes pilares que José Martí le atribuía al periodismo.
Para mantenerse informado de los descubrimientos y los tesoros que se recuperan de la música popular latinoamericana, Zaldívar forma parte de grupos de coleccionistas diseminados por Colombia, Puerto Rico, México, entre otros, y se intercambian información, canciones y archivos; todo responde a esa pasión por artistas de una gran talla, que a veces la sociedad margina porque tocaron en lugares alejados del gran lujo y el poder.
“En barrio México existió, la acaban de derribar, la Sala Tassara, que era en realidad un pequeño teatro con 150 butacas, en la que grabaron grandes compositores nacionales. Todo eso lo influye a uno”, comentó.
Zaldívar no para de escribir sobre una de sus pasiones, porque también ha incursionado en la escritura como novelista y el año anterior publicó El amanuense solitario, la cual es de corte policíaco.
También presentará en el segundo semestre de junio el volumen Conversaciones con Lalo Rojas, quien es un gran músico nacional, y con el que hace un repaso profundo sobre diferentes figuras del panorama musical costarricense.
Además, para certificar su compromiso con la música, ya comenzó su investigación sobre la historia del rock nacional.
RESCATE E IDENTIDAD
El director de “Eres inolvidadble, conservaciones con Mario Zaldívar”, considera que el gobierno de Costa Rica y sus instituciones culturales deben realizar un esfuerzo por rescatar la música popular del país.
“No hay casi nada. Nuestros artistas no tienen el reconocimiento que se merece. Se le había planteado a Johnny Araya que nombrara uno de los bulevares como el de los artistas nacionales y que se pusieran bustos de algunos de ellos en cada esquina, y terminaron por llamar a uno de esos espacios como el de la Unión Europea”, criticó.
“Con el tiempo, espero que la sociedad le reconozca a nuestros artistas el aporte que han hecho. La sociedad tiende a hablar mal de ellos porque los tilda de borrachos y de bohemios, pero creo que eso forma parte del personaje. Lo que debemos hacer es no olvidarlos y, más bien, recuperar esa memoria y esa contribución”.
Una cita con Gilberto Hernández
Era imprescindible consultarle a un conocedor de la música popular −como lo es Mario Zaldívar− sobre Gilberto Hernández, uno de los grandes cantantes y boleristas de Costa Rica, y del que hay muy poca información sistematizada.
Para Zaldívar, Hernández, quien murió el 25 de noviembre de 2002 y había nacido el 7 de julio de 1921, tenía un estilo inconfundible al que fue fiel en su extensa carrera de más de 60 años, durante los cuales tocó con la Orquesta de Lubín Barahona, con la que debutó en su natal Puntarenas, y con su propia agrupación.
“En el libro con Lalo Rojas hablamos mucho de Gilberto Hernández, a quien le reconocí siempre su fidelidad a su original estilo, arrabalero, como de prostíbulo, que mantuvo toda la vida. Fue una de nuestras grandes voces”.
Algunos ensayistas lo tildaron como “el cantante de las putas”, de acuerdo con la referencia de Juan José Hernández en el artículo “Melodías de subversión y perversión, una aproximación a la música popular de Costa Rica”, publicado en la revista Herencia, de 2002.
Murió pobre y casi olvidado, y por eso Zaldívar cree que debe haber instancias que le den el lugar que merecen los mejores de la música popular.
El día de la muerte, reza la leyenda, la diputada porteña Daysi Quesada, del Partido Acción Ciudadana (PAC), interrumpió la sesión para anunciar la muerte de Gilberto Hernández en el Hospital Monseñor Sanabria, para quien de inmediato pidió un minuto de silencio.
Ese quizá ha sido el mayor homenaje que hasta ahora ha recibido el cantante de piezas como “Tarjeta roja”, “Porque te quiero tanto”, “Recordando mi puerto” y “Noche inolvidable”.
El bolerista, que falleció a los 81 años, es −de acuerdo con Zaldívar− una de las figuras más prominentes de la música popular tica. ¿Se le debe una biografía?
“Hacer una biografía de Gilberto Hernández es muy difícil, porque al haber muerto se pierden muchos detalles de su historia. No quiero decir con esto que sea imposible”.
Figuras como Hernández han formado parte del amplísimo repertorio de “Eres inolvidable, conversaciones con Mario Zaldívar”, programa que se puede escuchar en la frecuencia 90.3 de Radio Sinfonola, los domingos a las 8 p.m.
De paso, Zaldívar resaltó el inmenso aporte que dicha emisora hace al país al contar con el mejor “archivo fonográfico de música de los años 40 y 50 y, en general, de la música popular”.
“Todo va desapareciendo y ese esfuerzo por conservar esa música es muy valioso y único en el caso de Sinfonola”, puntualizó.