Cultura

La metamorfosis de los niños a través de la escritura creativa

El concurso Mi cuento fantástico se ha convertido en una herramienta clave en el cambio de paradigma_en_la_enseñanza del lenguaje y recién abrió su sexta convocatoria.

El lunes 17 de junio de 2024 en todas las escuelas de Costa Rica, por primera vez de forma coordinada y a la misma hora, 8 a.m., los niños comenzaron, con una precisión de relojería suiza, a escribir cuentos y relatos, como una forma de celebrar el cambio de paradigma en la enseñanza del español, impulsado una década atrás. Gracias a este, el país había sepultado los fantasmas de la lectoescritura que hablaban de la dificultad de los estudiantes, incluidos los universitarios, para aprender a leer y escribir verdaderamente. Por ello, los titulares de los periódicos de esa jornada, nacionales e internacionales, destacaron las grandes destrezas que para entonces manejaban los educandos para analizar, razonar, explicar y comprender los textos que caían en sus manos.

Las crónicas de la época cuentan que los profesores en el 2014, cuando empezó el proceso de cambio en la enseñanza del español, impulsado por el Ministerio de Educación Pública (MEP), expresaron asombro y reticencia, porque no podían concebir cómo prescindir de los dictados y la copia de textos. Ese proceder, además, ayudaba a mantener a los niños ocupados y quietos, mientras que otorgarles la posibilidad de elaborar sus propias historias incitaba al bullicio, al caos y a la imaginación, lo cual no dejaba de resultar contraproducente en un sistema en el que parecía que ya todo estaba inventado.

La convocatoria de Mi cuento fantástico estará abierta entre el 23 de julio y el 24 de agosto.

El poder de la escritura y del lenguaje es tal que incluso es posible imaginar una situación como la antes descrita para ahondar en el valor de darles a los estudiantes de preescolar y primaria la opción de que mediante la escritura logren un cambio que les permita tener competencias en la lectoescritura, una materia en la que el país arrastra un grave rezago. Este ha quedado manifiesto en los resultados obtenidos en las pruebas del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés) y en lo puntualizado por los diferentes informes del Estado de la Educación.

Según las pruebas PISA de 2009, 2012 y 2015, los estudiantes costarricenses de 15 años tienen dificultades para comprender un texto y se ubican en el nivel más básico. En 2012, por ejemplo, en lectura se ocupó el puesto 47 entre 65 países. Se reveló que el 32% de los estudiantes nacionales obtuvieron resultados inferiores a la competencia de lectura mínima, frente al 18% de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

La citada prueba constató que en el 2012 el país en comprensión de lectura logró un puntaje de 436, mientras que en el 2015 fue de 427; es decir, en vez de avanzar hubo un retroceso en este campo.

En medio de ese gris panorama, en el 2012 se lanzó el concurso Mi cuento fantástico –una iniciativa de la Asociación Amigos del Aprendizaje (ADA), el MEP; la Universidad Estatal a Distancia (UNED), la Asociación Libros para Todos y la Comunidad de Empresas de Comunicación (Comunidad)– que en 2018 llega a su sexta edición y que en las cinco anteriores ha registrado cerca de 50.000 cuentos con un total de 1.005 escuelas participantes en todo el país.

La clave del concurso está en que los niños, en el aula, con el apoyo de sus maestros y en algunos casos de los bibliotecólogos, elaboren los cuentos, los cuales pueden ser mejorados con el apoyo del grupo en general, que hace sugerencias y críticas con el fin de que el autor pueda ampliar su perspectiva.

En este contexto, Mi cuento fantástico se ha convertido en una herramienta invaluable para que los niños tengan una motivación especial y se lancen a la aventura de crear sus propias historias, dado que la modalidad del concurso apuesta por la total libertad en cuanto a la temática a elegir.

La recepción de cuentos de la sexta convocatoria será entre el 23 de julio y el 24 de agosto. Toda la información se encuentra disponible en www.micuentofantastico.cr

TODO EMPIEZA EN EL AULA

Renata Villers, Directora Ejecutiva de ADA, expresó que, aunque parezca increíble, todo empieza en el aula, cuando al niño se le abren las puertas para que sea todo lo creativo que quiera mediante la escritura de cuentos y relatos, los cuales luego puede compartir con sus compañeros para conocer sus aportes.

Sin embargo, la operación no es tan sencilla como parece, porque mediante ella se pasa de un paradigma mecanicista a uno creativo y, para ello, los profesores necesitan capacitación y apertura para adentrarse en la riqueza de la escritura, que hace que todo el ingenio del niño entre en funcionamiento.

“Es un cambio sencillo de determinar, pero que requiere de una gran profundidad para realizarlo”, puntualizó.

Villers, graduada en Harvard en economía, explica que el anterior paradigma de la enseñanza del español respondía a una sociedad agrícola, que hoy quedó atrás debido al advenimiento de las nuevas tecnologías y que, en ese contexto, Costa Rica debe entender que interactúa en la sociedad del conocimiento.

“La principal barrera que nos hemos encontrado es que estamos en un cambio de paradigma. Como país seguimos pensando en la lectura y escritura como hace 20 años, cuando creíamos que para leer bastaba con descifrar palabras y que la escritura era copiar un texto. Esa era la conciencia de lo que percibíamos como lectura y escritura”, afirmó.

La visión de lo que es el país en este campo, pese a las buenas cifras en alfabetización, no coincide con lo que sucede en la realidad.

“La gente insiste en que somos un país muy alfabetizado porque los datos de Naciones Unidas dicen que tenemos una tasa de 96% de alfabetización. Preguntémosle a la gente qué es saber leer y escribir, y las respuestas nos van a remitir a una sociedad agrícola, pero ahora estamos en la era del conocimiento. Llevo 25 años en Costa Rica y antes exportábamos orquídeas, ahora exportamos conocimiento”, explicó.

Aunque fue en el 2014 cuando se impulsó de manera oficial el cambio en la forma de enseñar el español, con el fin de que los niños, desde preescolar hasta primero y segundo ciclo, trabajaran las cuatro competencias clave (expresión oral, comprensión oral, escritura y lectura), lo cierto es que los docentes inmersos en el viejo paradigma han tenido dificultades para responder a las nuevas exigencias.

“Cómo entendemos la lectura y la escritura es difícil porque tenemos una población de docentes que aprendieron de una forma y para una economía, y ahora les estamos pidiendo que enseñen de otra manera y para otra economía, y no están preparados”, manifestó.

Esa visión que transmiten los maestros se refleja en el rendimiento de los educandos. De esta forma, datos del MEP en el 2010 indicaban que solo el 20% de los estudiantes de sexto grado contaban con las habilidades lingüísticas básicas.

Azuzado por los resultados de las distintas mediciones y por las continuas quejas de los profesores universitarios, quienes afirmaban que los estudiantes que recibían no sabían leer ni escribir, el MEP decidió dar un paso adelante en la enseñanza del castellano.

“Es muy grave que se diga que los estudiantes que llegan a las universidades no saben leer ni escribir, pero esa es la realidad, y, aunque se puede decir que Costa Rica está mejor que el resto de países de América Central, lo cierto es que las pruebas nos ubican en el 30% de las naciones con la comprensión lectora más baja”, dijo Villers.

En este contexto, la directora destaca que Mi cuento fantástico les ha dado a los niños la posibilidad de que por medio de las historias ejerciten su imaginación al tiempo que despiertan un mayor interés por leer.

Entre las sorpresas con que se han topado en las cinco ediciones que lleva el concurso, se destaca que la escritura se ha convertido en un medio para que los niños ordenen, elaboren y cuenten, en muchos casos, la propia realidad que les rodea. De ahí que diversas historias tratan de maltratos, el alcoholismo en sus hogares, el bullying e, incluso, de las noticias que perciben en los medios.

“Cuando un niño de Sarapiquí escribe sobre bullying e invita a través de su texto a que otro opine sobre el tema en Desamparados, esto despierta el interés de ese niño. Mi cuento fantástico trata de romper esas barreras y de ir más allá de la idea de que leer es solo decodificar las letras”, puntualizó.

La tarea a la que se enfrenta el país en general y el MEP en particular no es nada fácil, porque, de los 32.000 docentes de español, la mayoría responde al viejo esquema con el que aprendieron el lenguaje las generaciones de los ochenta, noventa y todavía de comienzos del nuevo milenio.

“En ADA hemos capacitado a 3.000 maestros de primaria en el nuevo abordaje de la enseñanza del español y es muy interesante porque, cuando entran a los cursos, les preguntamos si escribir equivale a copiar y si leer responde a limitarse a la comprensión literal del texto, y la mayoría responde de forma afirmativa. Cuando terminan la capacitación, se muestran asombrados de las posibilidades con que cuentan para trabajar en el aula” afirmó.

Aunado al nuevo paradigma está la era digital en que se mueve el mundo actualmente, donde la escritura y la lectura desempeñan un rol de alta relevancia. De ahí, de nuevo, la importancia de que los estudiantes estén en capacidad de comprender a profundidad los textos con los que se encuentran, incluso si estos provienen de las redes sociales, en las que abundan las falsas informaciones.

“En ADA tenemos diez años de escuchar a papás y docentes decir que aprender a leer y escribir no es importante porque la computadora, las máquinas y los videos van a reemplazar esa capacidad. Esto no es cierto, porque las estadísticas dicen que hoy producimos más textos que nunca y, por eso, es necesario tener una mejor comprensión lectora para saber cuándo un argumento es válido” argumentó.

El poder de la escritura y la lectura, que en realidad son caras de una misma moneda, es tan poderoso que la propia Villers reconoce que nunca imaginó que llegara tener tanta influencia en la capacidad de entender el mundo de un ser humano.

“Empecé con ADA antes de tener hijos y no sabía nada de educación. Nunca pensé que la escritura tuviera relación con la escritura y, cuando lo supe, motivaba a mis hijas para que me contaran historias orales”, concluyó.

ES VÁLIDO EQUIVOCARSE

Para Ana María Hernández, educadora, rectora adjunta de la Universidad Nacional (UNA) y jurado en todas las ediciones de Mi cuento fantástico, el gran problema que ha tenido Costa Rica en las últimas décadas es que se confunde lectura con decodificar las letras de una palabra o frase, y se asocia escritura con el hecho de copiar un texto. Esto hace que los niños, adolescentes y en muchos casos los estudiantes que ingresan a la universidad, a la hora de las horas, no comprendan en sus múltiples alcances lo que el texto les dice.

“Leer no es decodificar. La escritura no es copiar ni hacer garabatos, es construcción de sentido”, afirmó.

Para lograr que el cambio de paradigma camine por sendas esperanzadoras, resulta imprescindible la formación de los docentes y, en este ámbito, según Hernández, en las universidades públicas sí se cumple con este cometido, mientras que en las privadas la situación es totalmente la contraria.

En los cursos de extensión en lectoescritura de la UNA se detectan las muchas deficiencias que arrastran esos educadores formados en los centros privados.

“El MEP debe ser muy riguroso en supervisar cómo están formando a los maestros en las universidades privadas, porque, si no tienen un sustento pedagógico y teórico, estamos muy mal, y, si a un docente no le gusta leer o no sabe leer ni escribir en el sentido de tener una buena comprensión, no va a ser un mediador adecuado en el aula. En este sentido hay una gran problemática”, puntualizó.

Los estudios en las neurociencias han constatado que el proceso de la lectoescritura es complejo y, por lo tanto, consideró Hernández, el abordaje de quienes son los llamados a llevar la batuta en la enseñanza deben gozar de la mejor preparación y eso no sucede en el país.

“Los docentes de las universidades privadas en lectoescritura llegan muy mal preparados y con una educación bancaria, como dice Paulo Freire, porque manejan la idea aquella de que mamá amasa la masa. Se quedan en un nivel silábico y alfabético que para el niño no tiene sentido. Hay que ponerle mucha atención a la formación”, explicó.

Como jurado de Mi cuento fantástico, Hernández destacó que el darle la oportunidad a los niños de que cuenten sus propias historias hace que logren transportar al lector a los diferentes sitios en que ambientan los cuentos, y, a través de ellos, se nota el manejo del lenguaje, el vocabulario y las estructuras, con la ventaja de que ese trabajo se realiza en el aula.

Y es que, si a los infantes se les tira de la cuerda de la imaginación, son capaces de hacer maravillas y en muchos casos los ejercicios responden a enfoques innovadores, pero que guardan gran sencillez, como el caso de elaborar palabras, frases e incluso una historia a partir del nombre de cada niño.

En este caso entra a jugar la creatividad y un aspecto que se olvida a menudo: la parte lúdica. Para ello, hay que tener en cuenta cómo se gestiona el error.

“Las equivocaciones en la lectoescritura son muy bien vistas, porque estoy construyendo sentido. Si invento un cuento, puedo borrar, corregir, y, si hay una falta de ortografía, el docente puede aprovechar para que haya una reflexión de por qué está mal escrita la palabra y, en vez de enviar al niño a copiarla cinco o más veces, resuelve el problema de forma creativa. Él tiene derecho a equivocarse. Así también se aprende”, manifestó.

Los problemas de la lectoescritura y sus alcances en la comprensión no son exclusivos del país. A Harold Bloom, el crítico literario más influyente en el último medio siglo en Estados Unidos, le inquieta sobremanera la capacidad de los estudiantes que asistían a sus clases en la Universidad de Yale.

“La niñez pasada, en gran medida mirando la televisión, se proyecta en una adolescencia frente al ordenador, y la universidad recibe a un estudiante difícilmente capaz de acoger la sugerencia de que debemos soportar tanto el haber nacido como el tenernos que morir; es decir, de madurar”, afirma en Cómo leer y por qué, un libro que se ha vuelto de culto entre sus seguidores.

Visto así, el panorama que plantea el genial profesor, quien todavía recibe estudiantes próximo a cumplir el 11 de julio sus 88 años, es desolador. No obstante, siempre hay un destello de esperanza, como él mismo afirma en ¿Dónde se encuentra la sabiduría?:

“La mente siempre retorna a su necesidad de belleza, verdad, discernimiento. (…) Y todos aprendemos que el tiempo siempre triunfa”.

Quizá en un día de 2024, de tanto adentrarse en sus propias historias y narraciones, y de tanto festejar las maravillas de la creación, los niños de Costa Rica no temerán despertarse un día como Gregorio Samsa, atrapados en esa peculiar metamorfosis, porque lo realmente valioso habrá sido esa larga e infinita travesía en las alas de la imaginación.


Detalles de Mi cuento fantástico

El concurso Mi cuento fantástico fue creado en el 2012 por la Asociación Amigos del Aprendizaje (ADA) y con la de 2018 serán seis las convocatorias para que niños de todo el país puedan contar sus historias y participar en diferentes categorías.

En el 2018 serán escogidos 12 ganadores nacionales y se entregarán 27 menciones de honor, una por cada región educativa en que está dividido el país.

El reglamento y el formulario para que los niños, guiados por sus maestros y bibliotecarios, participen se encuentra en la página www.micuentofantastico.cr

En la página también se encuentran las antologías disponibles para que los niños pueden descargarlas de forma gratuita. De igual manera, en la dirección de ADA, www.ada.or.cr, los interesados podrán encontrar más información.

Hasta la fecha, el concurso ha generado unos 50.000 cuentos en cinco ediciones y han concurrido alumnos de 1.005 escuelas de todo el país.

Actualmente, la iniciativa es coorganizada por ADA, el Ministerio de Educación Pública (MEP), la Universidad Estatal a Distancia (UNED), la Asociación Libros para Todos y la Comunidad de Empresas de Comunicación (Comunidad).

Los ganadores recibirán diferentes tipos de premios, como computadoras, pases al Museo del Niño y tabletas. La recepción de cuentos estará abierta a partir del 23 de julio y se cerrará el 24 de agosto.

ADA es una organización sin fines de lucro creada hace 16 años y trabaja en tres áreas de interés: el Programa de Desarrollo Profesional en Línea para docentes, el concurso Mi cuento fantástico y Proleer, que es una organización internacional que impulsa investigaciones y políticas en el ámbito educativo.


En el sitio www.micuentofantastico.cr los interesados pueden descargar las cinco antologías con los cuentos ganadores.

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