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La danza de la esperanza en el caos

Danza Abierta de Danza Universitaria estrena la obra Vorágine en el Teatro de la Danza el próximo fin de semana de mayo.

La vorágine creada por el caos puede generar destrucción; sin embargo, también ese remolino es creador de movimiento, emociones y danza.

Tal es la experiencia de Danza Abierta de Danza Universitaria de la Universidad de Costa Rica, proyecto estudiantil de mediación pedagógica que este fin de semana del viernes 10 y sábado 11 de mayo, a las 7 p.m., y el domingo 12 a las 6 p.m. presenta, de manera gratuita, la coreografía Vorágine, dirigida por Gloriana Retana.

De acuerdo con el programa del espectáculo, la vorágine es un remolino que en el espacio de creación dancística se desata entre los cuerpos para destruir y a la vez crear. (ver recuadro adjunto)

Al respecto, el manifiesto continua: “Es la historia de un caos que invita a la esperanza, un espacio para la transformación de la materia, donde deja su huella la fuerza de la naturaleza impregnada de magia y misterio, a través de la creación incesante de nuevas y múltiples estructuras y formas”.

Para Gloriana Retana, el proceso fue fascinante y la transporta a su pasado de aprendiz de la danza, del cuerpo, de la escena, del silencio, y le permite valorar ese momento creativo. (Foto: Shirley Benavides)

Para Retana, que inicialmente se formó con Danza Abierta, trabajar con el grupo le toca una parte sensible por su historia como bailarina de danza contemporánea.

“Danza Abierta es un espacio que valoro y quiero muchísimo, del cual tengo recuerdos hermosísimos y frases que tienen que ver con mi formación y el trabajo hecho hasta ahora; por ejemplo, me recuerda a Rogelio (López, exdirector de Danza U) diciendo: se aprende bailando”, recordó Retana.

En el marco de la coreografía, con 19 intérpretes de la agrupación, Retana comparte la transmisión de su conocimiento y propuesta creativa a través del lenguaje de la danza, que cristaliza en una propuesta escénica.

Para la directora del espectáculo, el proceso fue fascinante y la transporta a su pasado de aprendiz de la danza, del cuerpo, de la escena, del silencio, y le permite valorar “ese momento creativo”, agregó.

Retana se refirió al colectivo como talentoso y con una energía grupal hermosa, que está dispuesto a emprender un viaje que le trae retos interpretativos, relacionados con el tema de la vorágine y el caos.

El nombre del espectáculo fue acuñado, según mencionó, a raíz de que, en la Maestría en Artes de la UCR, la profesora Marta Rosa Cardosa solicitó leer una antología en que venía el libro Las siete leyes del caos, de John Briggs y F. David Peat.

“Ese texto me marcó profundamente, es hermosísimo y luego pensé que qué bonito trabajar a partir de su premisa; son de esas obras que una utiliza como referencia para enriquecer la creación”, puntualizó.

La obra coreográfica está planteada en tres niveles o bloques: uno es el caos relacionado con la creación y la destrucción, la transformación de la materia y que en el caos siempre hay un orden. “Tiene que ver con la conexión, con el efecto mariposa: el aleteo de un colibrí o de una mariposa que está en Japón, puede tener resonancia en otra parte del mundo”.

En ese sentido, Retana hizo alusión a la conexión que provocan las redes sociales, “que me parece alucinante y maravillosa”.

De ahí nace la utilización del heno como elemento escenográfico metafórico que hace referencia a la frase “polvo somos y en polvo de estrellas nos convertimos”.

El segundo bloque tiene que ver con que para Retana, en la actualidad, se vive una coyuntura histórico-caótica, de guerras sin sentido, irracionales, de injusticias y hambre: “es espeluznante ponerse a escuchar noticias a nivel mundial, realidades frente a las cuales, le comentaba al grupo, no podemos ser indiferentes”, afirmó.

El montaje es una búsqueda de un lenguaje de remolinos, circularidad, de encuentros energéticos, de movimientos indefinidos, confusos, que definen la cualidad creativa de Gloriana Retana. (Foto: Anel Kanjekeeva)

Según Retana, ese caos que aqueja a nuestras sociedades es enfermo y retrógrado.

Finalmente, el tercer bloque se refiere al plano interno del caos que si bien es cierto está vinculado con la soledad, también lo está con ese momento caótico provocador de decisiones afortunadas que conducen “a rebelarnos”, expresó Retana.

En conexión con la juventud de los bailarines de Danza Abierta, Retana cierra la coreografía con un tono esperanzador, ya que “también me impregné de la adolescencia, de ese brillo de ellos, de esa vida, de ese momento de los veintes que están viviendo y aposté por un mundo que cambie a partir de ese caos”.

Abrazar la ficción de una transformación posible. El montaje es una búsqueda de un lenguaje de remolinos, circularidad, de encuentros energéticos, movimientos indefinidos, confusos, propios de la cualidad creativa de Retana.

“Busco valorar las diferencias corporales y basarme en la escucha de  esos cuerpos distintos. Trabajar con esa materia expresiva tan fuerte de la diferencia en los cuerpos”, redondeó Retana, a partir de su experiencia coreográfica.


Vorágine, destrucción y vida

Vorágine es un remolino en y entre los cuerpos para desatar el remolino creativo de los intérpretes, un lugar donde la destrucción es creación y viceversa. Es la historia de un caos que invita a la esperanza, un espacio para la transformación de la materia, donde deja su huella la fuerza de la naturaleza impregnada de magia y misterio, a través de la creación incesante de nuevas y múltiples estructuras y formas.

Basta imaginar la poderosa explosión del Big Bang y lo que su proceso caótico produjo para revelarnos una nueva mirada del caos, un cambio de paradigma sobre la complejidad del mundo; la reinvención de la naturaleza, un fenómeno que incluye las voluntades y cada decisión cotidiana como motor de pequeños cambios.

Vorágine irrumpe como necesidad creativa para expresar también el caos contemporáneo y su efecto en los cuerpos. Evidencia sus pulsaciones a partir del universo creativo de la danza, y desde la sombra de los acontecimientos que nos perturban, nos lastiman y nos hacen impotentes de detener situaciones resultantes de la miseria humana: guerras, pobreza, desamparo, injusticia, desigualdad.

Esta obra dancística apela a imaginar la posibilidad de un orden, un universo energético a partir de la conexión de los cuerpos que se expresan y tratan de construir una red de vínculos afectivos, a pesar de su humanidad caótica, irracional, ininteligible.

La danza de Vorágine es esperanza; aboga por la utopía y en su discurso abraza la ficción de que es posible cambiar esta realidad.

*Programa de mano de la coreografía Vorágine, dirigida por Gloriana Retana


 

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