Cultura Crónica de la FILCR 2017

A la caza de libros y personajes en la Feria

En sí, la Feria del Libro encierra un pequeño hábitat del que es posible descubrir interesantes libros e historias si el visitante agudiza sus sentidos

En sí, la Feria del Libro encierra un pequeño hábitat del que es posible descubrir interesantes libros e historias si el visitante agudiza sus sentidos, como recomendaba el cronista polaco Ryszard Kapucinski.

En medio del bullicio y la aglomeración que se da en algunas tiendas, el buen buscador de libros debe procurarse el milagro de la concentración, para saber si en esas montañas de títulos hay alguno que valga la pena llevarse a casa, ya sea por su valor literario o por el mero valor sentimental de ver a su autor tratando de convencer a su “cliente” de que está a punto de hacer una adquisición inteligente.

Lisímaco Chavarría, que lleva el mismo nombre del poeta ramonense, es un excombatiente del 48 reconvertido en escritor. Un personaje que no debe pasar inadvertido.

La Feria del Libro, que terminará este 3 de septiembre, convierte La Antigua Aduana en un gran encuentro entre verdaderos amantes de la lectura y un buen grupo de curiosos que ojean este u otro tomo en busca de algún ejemplar para llevarse a su biblioteca.

El camino, como se puede apreciar, es muy personal, pero algunas observaciones podrían despertar la sensibilidad. La tarea para descubrir algún libro de interés no es tan fácil como parece, por lo que lo recomendable es darle varias veces la vuelta a la “cuadra”, ya sea en Antigua Aduana o en la Casa del Cuño, donde se concentran los escritores y las editoriales independientes.

De esta manera, si le interesa la crónica, ese género que cultivaron con gran ahínco los premodernistas y los modernistas en el siglo XIX, y que hoy procura sobrevivir en medio de las tecnologías y de la Internet, Crónica anacrónica, que a todas luces es un titular fallido y desastroso, podría, aun así, ser considerado, porque es una indagación del género en la segunda mitad del siglo XX.

Levantado del suelo es una novela de José Saramago que vale tener en cuenta, porque marcó un antes y un después en la historia del escritor portugués.

Donaldo Donado, el autor, conversa con reputados cronistas colombianos como German Castro Caicedo, Germán Santamaría y Juan José Hoyos, entre otros, en procura de saber por qué tan importante género ha sido casi desterrado de los periódicos.

Lo que apunta Santamaría parece que lo haya dicho esta misma semana: “Los periodistas de antes eran humanistas integrales. Además cayeron en la trampa de competirle a la televisión, la radio, con un periodismo igual: ligero, superficial y esquemático”.

En Ofertas de Edisa, que es donde está el volumen, hay algunos libros de análisis literario, monografías que podrían ser útiles, y que no se observan a menudo en las librerías. Tal es el caso de los análisis sobre Pedro Páramo y de figuras como César Vallejo.

300 Cantinas de Costa Rica es la obra más reciente de Mario Zaldívar, una obra imprescindible para los amantes de la historia y la nostalgia.

Un libro que puede valer comprarlo, sin importar si le interesa o no la religión, es el tercer tomo de las memorias de Hans Küng: Humanidad vivida, y que fuera publicado en 2014.

Küng, como se sabe, es uno de los humanistas y teólogos más interesantes del siglo pasado y ha sido particularmente crítico con la iglesia católica. En el estand de Ciencias Sociales de la Lehmann lo puede encontrar.

Y en esta ruta de sobresaltos por hallar un libro que valga la pena, para los que gustan de la literatura exquisita, la editorial Sirio ofrece Si una noche de invierno un verano y Los amores difíciles de Italo Calvino.

Tanto la novela como los relatos son fascinantes y comprueban, una vez más, lo gran escritor que fue Calvino.

Muy cerca de Calvino hay un tomo que hace las delicias, porque Todas las mujeres de Guy de Maupasant, ese magnífico cuentista que tanto admiraron escritores de la talla de Gabriel García Márquez, reúne cuentos en los que el autor deja entrever su mirada penetrante, a veces sin piedad, que tenía de la mujer.

Igualmente, en esos estantes de Dacapo, hay otro texto irresistible, si se quiere un acercamiento con Joseph Conrad, de escritos que, como lo pregona el titular, Fuera de la literatura, en su momento no se consideraron como parte de su producción literaria.

El ambiente en la primera semana de la Feria del Libro estuvo vibrante y con muchos visitantes.

Cerca también de Calvino y Conrad, hay un libro que tiene un valor especial porque rescata una de las tandas barbaridades cometidas por el franquismo: Trece rosas. En el texto Jesús Ferrero retrata la vida de esas 13 mujeres asesinadas cobardemente por el régimen del dictador, ya en el poder desde hacía cuatro meses.

“Madre, madrecita, me voy a reunir con mi hermana y papá al otro mundo, pero ten presente que muero por persona honrada. Adiós, madre querida, adiós para siempre. Tu hija que ya jamás te podrá besar ni abrazar… Que no me lloréis. Que mi nombre no se borre de la historia”, fue parte de una carta que Julia Conesa dirigió a su familia un día antes de que fuera fusilada. Ferrero, inspirado en la cruel historia, escribió su novela.

En medio de las aglomeraciones en la Librería Internacional, y de los montones de libros de autoayuda y otros libros de dudoso valor literario, se puede encontrar un pequeño volumen que, si bien se puede obtener con cierta facilidad, vale tener, porque marca un antes y un después en la carrera de José Saramago: Levantado del suelo.

Literalmente la obra levantó del suelo y del estancamiento a Saramago, a pesar de que la temática del libro para por otra vereda, pero por entonces el autor del Evangelio según Jesucristo pasaba por un período en el que no conectaba con los caminos de su literatura.

En esta novela, precisamente, ya se vislumbra al Saramago que el mundo conocerá con sus párrafos largos, su puntuación atípica, y sus temas controversiales, con los que luego ganaría el Nobel en 1998.

DOS PERSONAJES, TRES LIBROS

En la enésima vuelta, al fin, me encontré con dos personajes que promocionaban de una forma muy particular sus libros. Liesel Derezinski Selva, quien en el estand de libros de autores de la tercera edad, permanecía con una solemnidad ejemplar, a la espera de los lectores.

Nuestra odisea, libro publicado en 2007, conviene obtenerlo por su valor testimonial de una familia que en su momento tuvo que dejar Honduras para vivir en Alemania, en lo que entonces se llamaba la Prusia Oriental, y ahí sus integrantes padecieron los horrores de la Segunda Guerra Mundial.

El que Liesel, hija de padre alemán y madre hondureña, haya decidido narrar esta historia tiene en sí ya un gran valor. Su casamiento con un costarricense la devolvió a Centroamérica.

En ese mismo espacio se topará con un personaje que parece salido de sus libros. Es Lisímaco E. Chavarría, que recuerda desde luego al poeta ramonense.

Lisímaco anda en la feria con su “cachucha”, esa gorra inconfundible que utilizaron los combatientes del Ejército de Liberación Nacional liderados por José Figueres Ferrer en 1948.

A sus 86 años, Lisímaco cuenta que empezó a escribir hace dos años, y se ha entusiasmado tanto que ya tiene varios libros, entre ellos, como no podía ser de otra manera, uno sobre la caída de San Isidro de El General, donde él tuvo su participación en la guerra.

“Yo estuve en la guerra de 1955 también, porque en el 48 tenía 16 años”, afirma mientras se muestra orgulloso de una vida que lo ha llevado por varias estaciones, entre ellas estudiar, ya de viejo, como dice, Ciencias Políticas en la Universidad de Costa Rica.

Y cerca de estos dos escritores está el libro más reciente de Mario Zaldívar, una investigación que le demandó un gran esfuerzo y que rinde sus frutos en 300 cantinas de Costa Rica, que es una crónica gráfica sobre esos establecimientos a lo largo del país.

“Es increíble la riqueza de fotos que hay en este y otros campos. Este libro me ha llevado cinco largos años de trabajo. Algunas de las cantinas que aparecen todavía existen, por ejemplo, en San José”. Zaldívar es, además, un experto en música popular, en especial de la primera mitad del siglo XX.

Si anda despacio, vuelve sobre los pasos ya recorridos, mira aquí, se detiene allá y agudiza su sensibilidad literaria y humana, podrá descubrir interesantes historias y textos de valores singulares en la Feria del Libro.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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