Cultura

El impuesto al libro es calificado como afrenta a la cultura y al pensamiento

Intelectuales costarricenses, como el Premio Magón Juan Jaramillo Antillón, y el exministro de Cultura Arnoldo Mora, consideran que el impuesto es un ataque al

Intelectuales costarricenses, como el Premio Magón Juan Jaramillo Antillón, y el exministro de Cultura Arnoldo Mora, consideran que el impuesto es un ataque al desarrollo cultural del país.

El primer gobierno del Partido Acción Ciudadana (PAC), liderado por el Presidente Luis Guillermo Solís, pasará a la historia no solo por el “cementazo”, sino que también lo hará por pedir a la Asamblea Legislativa un impuesto del 4 % para el libro impreso, y un 13 para el de formato digital.

La inclusión del 4% sobre el Impuesto del Valor Agregado (IVA) se da tan solo dos meses después de que la Encuesta de Cultura de 2016 confirmara que el 56,8% de los costarricenses dijeron no haber leído un libro durante ese año, y solo leyó un 43,2% de la población.

Las reacciones a la posición del Gobierno han levantado fuertes críticas en diversos sectores de la cultura y del sector editorial.

El Premio Magón de Cultura 2016, Juan Jaramillo Antillón, expresó su repudio al impuesto, mientras que el exministro de Cultura (90-94), Arnoldo Mora, manifestó que esa era una forma de despreciar al libro como instrumento del pensamiento, en tanto el profesor y exdiputado Vladimir de la Cruz calificó como “una salvajada” el proceder del Ministerio de Hacienda.

La Cámara Costarricense del Libro, reunida el 16 de noviembre, acordó pedir a los diputados que modifiquen el proyecto “Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas”, como formalmente se denomina al paquete fiscal.

Al conocerse la reacción negativa que generó el citado rubro, Solís dijo tras el Consejo de Gobierno del martes 14 de noviembre, que estaba en contra del impuesto, por su condición de exprofesor y lector.

“En mi condición de Presidente de un país en el que se invierte en educación un porcentaje muy alto del Producto Interno Bruto (PIB), enviamos un mensaje que no es positivo al ponerles impuestos a los libros”, dijo.

Estas afirmaciones fueron desmentidas de forma categórica por el presidente de la Cámara del Libro, Luis Bernal Montes de Oca, quien aseguró a UNIVERSIDAD que él personalmente le había hablado de ese impuesto al Presidente, debido a su preocupación porque estaba incluido en el Plan Fiscal, y que ese sentir se lo reiteró durante una actividad en la que participó el mandatario en la Feria Internacional del Libro de setiembre pasado.

“Personalmente le había hablado del tema al Presidente Solís; por eso me sorprendieron sus declaraciones cuando aseguró que él desconocía la situación. No es cierto que desconociera que ese impuesto se iba a incluir en el paquete fiscal”, afirmó Montes de Oca.

Las gestiones de la Cámara se enfocarán en adelante en lograr que los diputados de las distintas fracciones estén de acuerdo en modificar el proyecto de ley, destacó.

En la nueva reforma fiscal, el gobierno aspira a cobrar un IVA del 13%. No obstante, en el artículo 11, apartado dos, del proyecto, se especifica que el libro impreso pagaría un IVA del 4%, mientras que el digital tendría que cubrir el monto del 13%.

“Los libros con independencia de su formato. Esta exoneración no será aplicable a los medios electrónicos que permiten el acceso y lectura de libros en soporte diferente del papel”. El texto, como se puede apreciar, no es muy riguroso en cuanto al uso del lenguaje, porque el término “independencia” no parece ser el más preciso en el contexto y tiende a confundir la redacción general.

Montes de Oca expresó su preocupación sobre esa primera línea –los libros con independencia de su formato-, porque más allá de su oscuridad, en ella se incluyen los libros de texto, que año a año las familias de todos los sectores sociales tienen que comprar para que sus hijos asistan a las clases de primaria y secundaria.

“Aquí se da la gravedad de que los textos escolares están incluidos, y no solo los libros que la gente compra por el gusto de leer”.

UNA AFRENTA A LA CULTURA

Para  Mora el hecho de que el Gobierno haya incluido en su paquete fiscal un impuesto al libro deja ver la forma mercantil con que valoran al libro, un elemento cultural que impulsó de manera extraordinaria el avance de la humanidad, a partir de la invención de la imprenta en 1439 por Johannes Gutenberg.

“El error de pretender gravar libros con un impuesto es una aberración proveniente de la mente de los que absolutizan el mercado como fuente y criterio único de valores por los que se ha de regir la sociedad. Hacen de una obra cultural una  simple mercancía, pero la cultura no es una mercancía, sino un valor que se sitúa más allá de toda valoración mercantil”.

De acuerdo con Mora, el valor que tiene el libro es de una gran relevancia y no se puede tratar a la ligera como se hace en este caso.

“Un libro es un vehículo e instrumento que produce y fomenta, que trasmite y conserva la cultura, un trasmisor  y propagador de ideas, de saber y arte literario, de ciencia y educación. Por eso Gutenberg ha sido considerado el hombre más influyente de los últimos 500 años. Sin el libro nada hubiera sido posible en la edad moderna”.

Pese a las limitaciones en que se ve envuelto el mercado del libro en el ámbito nacional, en la que la mayoría de los tirajes de las editoriales estatales como el de la Universidad Estatal a Distancia (EUNED), Editorial Costa Rica, la del Tecnológico y de la Universidad de Costa Rica (UCR) oscilan entre los 300 y los 500 ejemplares, el país mantiene un liderazgo significativo en este campo en Centroamérica.

“Costa Rica tiene el honor de producir y distribuir más libros que todo el resto de los países de Centroamérica juntos, posee las mejores universidades e institutos tecnológicos, y es el único país que hace investigación científica pura.

“Esa propuesta de imponer un tributo a los libros me recuerda lo que dijo, a propósito de una estupidez dicha por otro político durante la Revolución de 1789: Eso es algo peor que un crimen. ¡Es una estupidez!”.

En el país en el que aquella frase de “Para qué tractores sin violines”, de José Figueres Ferrer, fundador de la Segunda República, se hiciera famosa hasta el punto de que se repite año tras año para resaltar la vocación cultural de sus gobernantes y pobladores, pierde peso ante la embestida que hoy sufre el libro como bien del pensamiento.

“Una propuesta de esta naturaleza da la imagen ante la opinión pública de que la educación y la cultura no son importantes, a pesar del discurso demagógico al que recurren  los políticos, diciendo que ellos fomentan la educación y la cultura como principal medio para promover el desarrollo y  bienestar del país. El hecho mismo de que hayan enviado esta propuesta como parte de un  paquete tributario, ya de por sí muy injusto, porque no pone a tributar suficientemente a los poderosos, como sí lo hace con los sectores medios y populares, demuestra que la cultura y la educación no son importantes para ellos”.

Por el contexto electoral en que surge el plan fiscal, Mora considera que la población y los sectores ligados al libro deben confrontar a los candidatos a la presidencia.

“Es necesario que la opinión pública confronte y enfrente a los candidatos ahora que estamos en campaña electoral y que los exija a comprometerse con políticas que fomenten el libro”.

Precisamente una de los reclamos del sector editorial del país con el actual gobierno es que el Consejo Nacional del Libro, un mecanismo que podría ayudar a aglutinar el medio, no fue puesto en funcionamiento.

Con el fin de conocer cuál era la posición de la Ministra de Cultura, Silvie Durán, el jueves 16 de noviembre, en la mañana, se envió una solicitud al área de prensa, en la que se precisaba que la consulta era en relación con el libro.

La respuesta de la dirección de prensa fue que la Ministra se encontraba en Guanacaste y que para continuar con el trámite debía precisarse más el tema, pese a que en el mensaje enviado se explicaba que la consulta se limitaría al impuesto del 4% del libro impreso.

Al cierre de edición no se había podido conversar con Durán, motivo por el que no se incluyen sus declaraciones.

UN ENORME RETROCESO

Jaramillo Antillón, ganador del Magón 2016 y uno de los últimos enciclopedistas con que cuenta el país, lamentó que el Estado costarricense pretenda establecer un impuesto a los libros, en sus diferentes formatos, porque ello significa un gran retroceso, después de los muchos y variados esfuerzos por hacer que la gente lea, sin que tal objetivo se consiga siempre como lo demostró recientemente la Encuesta Nacional de Cultura:

“Gravar los libros después de tantos años de tratar de ayudar no poniéndoles impuestos para que las personas se cultiven en las diferentes ramas de la cultura, incluyendo en ello a la ciencia, es un retroceso, además de que encarece su costo,  y si los porcentajes de lectura son tan bajos, con el impuesto serán peor”.

Jaramillo Antillón, quien fuera profesor en la Escuela de Medicina de la UCR por muchos años, confiaba en que el gravamen no alcanzase a los libros de texto, pero de tener éxito la propuesta del Ministerio de Hacienda en el Congreso, también ese tipo de libros se verá afectado.

“Supongo que el impuesto no se refiere a los libros de textos ni de consulta escolar, secundaria o universitaria, pues eso indudablemente nos haría quedar como un país que no desea mejorar los conocimientos de sus estudiantes. Ahora bien, si el impuesto es para los libros fuera de los estudios ya señalados, aun así, me parece un serio error puesto que el impuesto, insisto, hará que las personas lean menos, en un momento en el que se necesita tener fuentes confiables del conocimiento, y los libros de cualquier tipo de cultura, y escritos por autoridades, son usualmente la mejor manera de aumentar la información y los conocimientos”.

El Premio Magón resaltó que es un grave error creer que las redes sociales pueden sustituir el valor de los libros y de las investigaciones rigurosas.

“A aquellos que opinen que la información de las redes sociales es ahora suficiente, creo que es adecuado recordarles que en los Estados Unidos, ganó la presidencia un comerciante multimillonario, debido a que realizó su propaganda sobrevaluándose y a la vez criticando con hechos no demostrables a la otra candidata. Ello fue importante para lograr ese éxito”.

La ausencia de la lectura y del libro, supone, agrega, un “gran analfabetismo cultural de las masas” como sucede en Estados Unidos, el país “del que salen la mayoría de los Premios  Nobel”. “Hoy se dice, por ejemplo, con gran preocupación que Internet y sus redes sociales están desplazando a la prensa oral y escrita, seria y responsable, de ese país. Señalo lo anterior, para que se vea la importancia del libro, pues es en ellos donde uno comprueba, con el prestigio de los autores, la seriedad de un tema. Por otro lado, están los riesgos de creer que los medios de comunicación pueden ser fuentes confiables del conocimiento,  para lo cual todavía hay muchas dudas”.

UNA BARBARIDAD

El excatedrático y profesor de la UCR y la Universidad Nacional, el historiador De la Cruz, afirmó que “es una salvajada” que el gobierno haya enviado una propuesta para gravar al libro, porque ello no resuelve el grave problema fiscal que enfrenta el país.

“La propuesta del Ministerio de Hacienda de establecer un impuesto a los libros verdaderamente es un ataque a la cultura. Es una salvajada. Esta propuesta del Partido Acción Ciudadana en el gobierno deja a la Ministra de Educación, Sonia Marta Mora, que fuera rectora de la UNA, y a la de Cultura, a Silvie Durán, al margen de ello, sino es que fueron complacientes con esa decisión”.

De la Cruz sostuvo que si bien para el fisco el impuesto no es relevante, para la cultura sí lo es y mucho, y que ello vendrá a ser un grave obstáculo para la adquisición de libros en general y en particular los de texto.

“Las familias tienen que comprar cada año los libros de texto escolares y de secundaria, porque este es un gran negocio incontrolable por el MEP y los sectores involucrados los crean y diseñan de tal forma que no se puedan utilizar al año siguiente. Este impuesto es una salvajada y un ataque frontal contra la cultura, y un país que requiere formar hábitos de lectura no puede cobrar un impuesto a los libros”.

De la Cruz añadió que oponer obstáculos al libro es fomentar “el analfabetismo funcional, porque la gente les dará prioridad a los gastos en transporte, vestido, alimentación” y dejará de lado el libro como elemento para disfrutar en su tiempo de ocio.

“Facilitar la adquisición de libros es una manera de fortalecer el espíritu, la cultura, la educación y de establecer nuevas dimensiones histórico-universales para las personas. Si hacemos lo contrario, lo que fomentaremos es una población inculta y analfabeta”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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