Cultura Arcadio Esquivel, caricaturista

El humor como punzón de la realidad

El caricaturista Arcadio Esquivel crea desde el 2007 la tira cómica Wences, que llegó a su número mil

El caricaturista Arcadio Esquivel crea desde el 2007 la tira cómica Wences, que llegó a su número mil y es publicada en varios países del viejo y nuevo continente

Más de 50 años después de haberse iniciado como caricaturista, Arcadio Esquivel logra otro hito personal y nacional.

El creador de la tira cómica Wences, que llegó a su número mil en abril, exporta su arte a Noruega, Alemania, Brasil, España y Estados Unidos, y está en negociaciones para su publicación en Argentina.

Probablemente Arcadio no se imaginó, cuando hizo sus primeras caricaturas en su adolescencia, que la historieta que narra las aventuras y reflexiones de un chico y sus amigos tendría el éxito que hoy disfruta, sobre todo porque para él en ese momento iniciático eran “muy malas”.

El tiempo no le dio la razón y, además, Arcadio es persistente y asumió su arte de forma profesional, conquistó espacios en Newsweek y Japan Times, entre otros medios de comunicación que para él tienen un significado especial.

Arcadio recuerda que en el colegio empezó todo, a raíz de dos compañeros que hacían caricaturas rápidas, “increíbles, yo me admiraba, entonces llegaba a mi casa e intentaba hacer lo que ellos hacían”.

Luego de graduarse del Colegio Técnico Profesional de Calle Blancos decidió que ser caricaturista era su camino y en busca de una tribuna pidió trabajo al periódico La Verdad. “Los hermanos Salom me dieron la oportunidad de publicar por primera vez en el 1979”, rememora.

Actualmente, Arcadio es profesor del Taller de caricatura en Estudios Generales de la Universidad de Costa Rica y el resto del tiempo lo dedica a darle vida a Wences y a realizar caricaturas sobre temas de actualidad en el campo político, económico, del medio ambiente y social.

Admirador de Quino por su capacidad de dar ese brinco internacional que precisamente ha logrado él mismo con su tira cómica, y de Hugo Díaz, a quien consideraba su maestro pero, sobre todo, su amigo. Arcadio cristalizó su propio estilo y visión basados en la crítica con distintos grados de humor, sin llegar a la burla.

¿Cómo eran esas primera caricaturas?

-Cualquiera que las vea ahora pensaría que no había futuro de ningún tipo, muy malas, sinceramente lo reconozco.

Pero le dieron trabajo en el periódico La Verdad…no eran tan malas.

-Nunca entendí porque me lo dieron, quizá por mi insistencia. Luego estudié dibujo en la escuela española CEAC donde me gradué como caricaturista y en Bellas Artes de la UCR. Mientras estudiaba tenía mi trabajo de caricaturista en La Prensa Libre y La Nación, y llegaba a mi casa a hacer los dibujos para los periódicos. En el CEAC estudiaba a caricaturistas españoles como Mingote y Gila, y por mi lado a otros grandes como Quino y Fontana Reyes. Claro, siempre con la influencia de Hugo Díaz que estaba trabajando en el Semanario.

Fue un maestro…

-Maestro y amigo que me influenció más como persona porque siempre estaba atento a hacer los dibujos cuando se lo pedían, sacarlos a tiempo, cuando tenía un compromiso no lo abandonaba. Era muy disciplinado.

¿Cuáles son los temas que lo movían y mueven a hacer caricaturas?

-El tema político, social y económico, con este último logré muchas cosas hasta la fecha porque es muy apetecido en periódicos grandes, por ejemplo en el Japan Times, Le Soir de Bélgica y en la revista Newsweek. El tema económico a todo el mundo le interesa, porque aunque no sepa nada se va a ver afectado.

¿Cómo fue evolucionando su carrera?

-En La Nación me veía obligado a tocar temas nacionales, pero son muy complicados para mí. Cuando firmé el contrato con Cartoonist and Writers en 1986, me di cuenta de las exigencias por ciertos temas en apogeo en aquel momento y uno podía escoger. Me di cuenta que los temas social, económico, político y medio ambiente eran clave. Otros tipos de  humor que eran más suaves luego me ayudaron a entender cómo hacer una caricatura, cosas cotidianas, pequeñas historias, para divertirse un poco, entretenimiento.

¿Hay distintos grados de humor en la caricatura para hincar, pellizcar a la gente?

-El tipo de humor de la caricatura de tema económico y político busca punzar un poco, a pesar de ser serios. Por ejemplo, lo que está pasando en Venezuela, si  yo quiero meterme en contra de Maduro tendría que hacer caricaturas que van a punzar a Maduro y a su gobierno.

¿Cuál es el secreto de la caricatura, su esencia?

-Es difícil de entender, solo sé que hacemos lo posible para que haya algo de gracia en medio de una crítica. Cuando el presidente de la República dijo que le encantaban los aviones, yo lo dibujé entre las nubes viendo todo desde arriba, y eso tiene cierta comicidad porque él está muy cómodo en su avión, en su nube, viendo que abajo hay presas y a él no le preocupa nada porque está ahí. Tratar de sacar algo serio y enfocarlo desde el punto de vista humorístico, pero haciendo crítica de eso, sin hacer burla. Es tratar el tema lo más elegantemente posible y decir la verdad más importante que se pueda decir.

Mencionó a Quino, ¿por qué lo admira?

-Por su capacidad de publicar Mafalda afuera y para que esa gente la entendiera. Mi tira cómica Wences está influenciada por Mafalda, Calvin and Hobbes y Charlie Brown.

Usted logró algo parecido con su tira cómica, ¿cómo?

-Empeñado. Hasta hoy en día estoy recibiendo ofertas para publicar Wences en otras partes del mundo. Hay mucho reconocimiento de lo que hago, no aquí sino afuera.

Acá no… ¿Hay tradición del arte de la caricatura en Costa Rica? Usted fue miembro fundador de La Zarigüeya.

-En aquel entonces había una gran necesidad porque habíamos una gran cantidad de caricaturistas trabajando; la prensa tenía caricaturistas en sus páginas, hoy en día no. Entonces había que agruparlos, exponer en Costa Rica y en lugares como México. Ya un compañero había formado La Pluma Sonriente, de donde salimos varios, yo fui el primero y después me siguieron y formamos La Zarigüeya en 1988. Pero como no había pago por eso, uno se cansa, tiene otras responsabilidades y lo deja de lado.

¿Cómo percibe ahora el quehacer?

-Está de capa caída porque ninguna agrupación se ve ni hace exposiciones, no creo que por la respuesta de la gente porque siempre va a apoyar la caricatura, pero instituciones y empresas cuesta mucho que den apoyo. Ahora lo que uno hace es un trabajo colectivo a través de las redes sociales donde la respuesta es mucho más amplia. Aquí hay mucha caricatura en redes sociales: Mecho, los compañeros de La Zarigüeya.

¿Ha cambiado la forma de crear caricatura?

-Radicalmente. Yo viví todo el proceso cuando todo era en papel. Cuando yo firmé el contrato en Nueva York  éramos cinco latinoamericanos, y el resto norteamericanos y europeos y nos pagaban muy bien, porque no había otra manera de que consiguieran las caricaturas que no fuera por los sindicatos, pero cuando aparecieron las redes sociales empezaron a aparecer miles de caricaturistas que no podían acceder a las agencias de publicación.

¿Se abrió, se “democratizó” el mercado?

-Totalmente, y esa democratización  provocó que le pasara como a la música y al cine, nuestras caricaturas las han publicado sin permiso y sin pago, masivamente. La piratería es demasiado fuerte.

¿Usted se ha podido sostener de la caricatura?

-Yo pude hacerlo hasta que La Nación me quitó. Trabajo con agencias que me pagan bien pero no muy frecuentemente. La UCR me tiene trabajando tiempo completo y financio con eso mi labor. Doy cursos libres y se repletan, el programa mío de Canal 13 (El mundo de Arcadio) es ad honorem.

¿Crea la caricatura con las nuevas herramientas o a mano?

-Parcialmente, tengo la intención de pasarme al formato totalmente digital, pero no quiero abandonar la parte artística. Hago una tercera parte manual, y las otras dos en la computadora. Lo escaneo, le pongo y quito colores.

Para abordar la caricatura que usted crea tiene que estar al día con la actualidad…

-Estoy al tanto de cuáles son los temas que están en la cima, escucho las noticias, oigo diferentes emisoras de radio del mundo, y escucho distintos puntos de vista, así voy formando un criterio y además voy viendo los dibujos que hacen mis colegas.

¿Trump?

-Ese es el hombre más apetecido…

No se si más apetecido…

-Para dibujar, con malas intenciones porque se lo gana.

¿Qué piensa del humor costarricense del meme, por ejemplo?

-Yo incluso incursionaría en eso. Es un desahogo de la gente, eso lo hace cualquiera con un poquito de sentido del humor, y algunos son geniales, me encantan.

Hay gente que dice que los ticos no nos tomamos en serio nada, que de todo hacemos un chiste…

-En todo lado sucede lo mismo, en todos los países, pero cada país lo asume como si fuera solo de ellos; los norteamericanos hacen chota por lo que está pasando actualmente.



La universalidad de Wences

La tira cómica Wences de Arcadio Esquivel nació en las aulas de la UCR, al calor de los análisis que hacían los alumnos del caricaturista.

En el taller que imparte en Estudios Generales estudiaban a  Charlie Brown, Calvin and Hobbes, Lorenzo y Pepita y Los Melaza, todas historietas norteamericanas, y de vez en cuando a Mafalda del argentino Quino. “Yo decía: por qué siempre tenemos que hablar de una caricatura internacional y no nacional”.

Con el objetivo de tener material costarricense para analizar solicitó a los colegas y amigos Francisco Munguía y Gilberto Ramírez, que creara cada uno una tira cómica, sin embargo, un tiempo después solo él la producía.

Fue así como del 2001 al 2004 dibujó una serie de 300 tiras que desechó pues no le gustaba el enfoque, y a partir del 2007 inició la etapa actual de la historieta, cuyo personaje principal se llama Wences y de la cual publicó un libro e hizo una exposición.

A partir del momento en que un periódico de España se la pidió para publicarla, “empecé a darle más atención”, logrando que a la fecha llegara a su tiraje número mil.

Arcadio considera que a pesar de que la tira cómica es muy nuestra también es universal pues toca temas políticos, económicos y sociales que interesan a países muy distintos.

“Es posible hacer humor en Costa Rica que pueda ser comprendido en Noruega y Alemania, porque creo que los conceptos son universales”, destacó Esquivel.

Es así como actualmente, la caricatura es publicada en las revistas Toonsmag.com de Noruega; Toonpool.com de Alemania; Humor Político de Brasil; milapiz.es de España;  Comicsquare.com de España; La Cremallera de España; Cagle Cartoon Inc. de Estados Unidos, el periódico Monitor XXI de Curridabat y próximamente en La Duendes en Argentina.



 

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