Cultura

Hacia la segunda resurrección de Aracataca 

Netflix podría ser la clave para que el mundo vuelva la mirada hacia Aracataca, el pueblo en el que nació Gabriel García Márquez, del que surgió el mítico e imaginario Macondo y donde creció el realismo mágico y brotaron_las _hipérboles_por_doquier.

El anuncio de Netflix de que filmará una serie sobre Cien años de Soledad, la novela que Gabriel García Márquez nunca quiso ver en una pantalla, podría ser el golpe maestro que requiere Aracataca -el pueblo donde el escritor encontró el semillero principal para su obra- que por esas metáforas inversas del tiempo ha pasado sometido al olvido y confinado a vivir de sus sueños.

A pesar de los esfuerzos realizados en la Casa Museo, presidida por el poeta Rafael Darío Jiménez, y los avances en cultura que se han dado en Aracataca desde el 2010, cuando se inauguró ese espacio dedicado al narrador, el pueblo donde nació García Márquez todavía tiene un pie en el pasado. No ha encontrado los caminos para convertirse en un destino turístico que saque a sus pobladores de ese aislamiento económico y cultural en que por muchos años han estado.

Ahora que los focos se dirigen al pueblo y a los personajes de la ficción, el de la vida real reclama una segunda oportunidad sobre la tierra, y espera que incluso tras el anuncio empiece a generarse un interés mucho mayor por este rincón del caribe colombiano, desde donde se puede divisar la Sierra Nevada.

El alcalde de Aracataca, Pedro Javier Sánchez, con García Márquez en una fotografía de grato recuerdo para él. (Foto: Municipio de Aracataca).

Pedro Javier Sánchez, actual alcalde de Aracataca, y Jiménez coinciden en que ojalá la serie contribuya a subir el interés por un pueblo que tuvo el honor de ver nacer a García Márquez un 6 de marzo de 1927, y donde están todas las claves que dieron origen a Cien años de Soledad.

En Aracataca, que cuenta con 30.000 habitantes -la mitad de ellos con un servicio de agua deficiente-, la figura de García Márquez tiene una omnipresencia extraordinaria, a tal punto que cualquier esquina y cualquier actividad se vincula con él. Todo con el afán de que su imagen se perpetúe como el hombre que convirtió el polvo y el calor de la tarde en materia literaria de tal calibre, que le permitió un 10 de octubre recibir el máximo galardón de las letras universales.

Aunque el ganador del Premio Nobel en 1982 jamás autorizó el que se hiciera una película sobre Cien años de Soledad, sus hijos Rodrigo y Gonzalo, así como su viuda Mercedes Barcha, consideran que Netflix -que viene de triunfar con Roma en los Premios Oscar- es la vía adecuada para dotar de imagen a esos míticos personajes como el coronel Aureliano Buendía, José Arcadio Buendía, Melquiades y tantos otros que entran y salen en esa ficción que el autor llamó en vida un largo vallenato.

Muchas veces olvidado por los gobiernos de turno, Aracataca es un pueblo en el que hay tantas claves de Macondo, que se confunden con la vida real, y fue incluso el propio Sánchez que en 2006 planteó una consulta popular para determinar si en adelante el pueblo debía llamarse Macondo.

Para su sorpresa, la votación resultó favorable para que se mantuviera el nombre original, que arrastraba reminiscencias de los indios chimilas, dado que “Ara” significa “río de agua clara” y “Cataca”, respondía al nombre del cacique.

De ahí que el anuncio que le dio la vuelta al mundo el 6 de marzo, día en que García Márquez habría cumplido 92 años si hubiera estado vivo -hay que recordar que murió un 17 de abril de 2014-, fue un destello de esperanza para los “cataqueros”, porque como ha sucedido en otras oportunidades con películas de gran divulgación, el pueblo de la ficción hace que el de la realidad reciba miles de visitas.

La casa museo de Gabriel García Márquez cumple una gran función para resguardar la memoria del escritor en su pueblo. (Foto: Cortesía Casa Museo).

TORCER LA RAMA

Aunque Jiménez expresa que es respetuoso con la decisión de la familia de García Márquez, al tiempo que espera que la filmación de Cien años de Soledad se convierta en un incentivo para que turistas de medio mundo decidan conocer las verdaderas raíces del autor de Crónica de una muerte anunciada, le cuesta aceptar que la novela sea convertida en una serie. El motivo es la admiración que él le tiene a la obra de Gabo, quien en vida no solo le firmó muchos ejemplares de sus libros, sino que le concedió una larga entrevista que saldrá en formato de libro.

“Los que admiramos la obra de García Márquez somos respetuosos de lo que haga la familia, desde luego, pero por otro lado nos parece que eso contradice los principios del maestro, quien en vida siempre rechazó propuestas para que se hiciera una película de Cien años de Soledad. Gabo fue muy celoso de su obra hasta el final de sus días, entre otras razones porque se dio cuenta de que en relación con sus novelas y cuentos llevados al cine, no hubo aciertos en un cien por ciento”.

Jiménez, quien es autor de un libro dedicado al coronel Nicolás Ricardo Márquez, el abuelo que llevara al escritor un día a conocer el hielo, imagen que también aparece en la novela de García Márquez, considera que para Aracataca puede ser una gran noticia, siempre y cuando los productores y directores de la serie tengan la rigurosidad de no alterar la esencia de la obra.

“Sé que es un derecho familiar que García Márquez le otorgó a sus hijos y a su esposa Mercedes, por lo que nosotros sus paisanos estamos atados de manos. Ahora lo que esperamos es que haya fidelidad y que esto venga a ayudar un sueño que yo tengo y es convertir a Aracataca en una ciudad literaria, como otras que hay en el mundo, para lo que se requieren recursos para hacer muchas librerías, por ejemplo”.

NACER OTRA VEZ

Tras el auge de Aracataca en los buenos tiempos de la compañía bananera, con la presencia de la United Fruit Company, también evocada en Cien años de Soledad, el pueblo comenzó una debacle y un camino hacia la oscuridad.

Esa imagen es la que predomina en la primera novela de García Márquez, La Hojarasca, en la que los advenedizos llegan al pueblo en busca de riquezas y oro que no encuentran, y al final lo que va quedando es esa hojarasca humana.

En Aracataca, desde tiempos lejanos, ha habido una serie de intentos por convertir los lugares míticos de las novelas de su hijo predilecto en un lugar de peregrinación, lo que hasta ahora no han conseguido.

“El anuncio de Netflix es bueno porque estamos en un momento en que estamos despuntando como destino turístico. El actual alcalde Pedro Javier Sánchez así lo ha entendido y está adoquinando las calles céntricas del municipio y el centro histórico. Ello va desde el cementerio, pasa por la alcaldía; la Plaza Bolívar; la Casa del Telegrafista; la casa donde vivió la maestra de García Márquez; la casa de Antonio José Barbosa, el boticario; la Casa Museo de García Márquez y concluye en la casona vieja; o sea, el comisariato. Es un trayecto como de un kilómetro”, puntualizó Jiménez.

García Márquez bajando del tren en Aracataca, el 30 de mayo de 2007, tras una ausencia de 24 años. (Foto: El Heraldo de Barranquilla ).

Esos lugares míticos vienen acompañados con una historia, que el poeta Jiménez se encarga de detallar a los visitantes, para que disfruten no solo en el pueblo en el que García Márquez vivió sus primeros años de vida, sino también para que se adentren en las aguas de la ficción frente al espejo de la realidad.

“El recorrido incluye la estación del ferrocarril; el puente de los varados; la academia de baile que en el día era un negocio serio y en la noche se transformaba en un prostíbulo; la misma plaza Bolívar; el cementerio, donde están enterrados varios generales; y el río de piedra prehistóricas. Estas y muchas otras cosas son las que la gente va a ver si vienen a nuestra Aracataca”.

LA CIUDAD DE LOS SUEÑOS

Pese a que en Aracataca la realidad pura y dura golpea al visitante, por las condiciones económicas en que vive una parte de sus habitantes, a tal punto que en un momento dado el propio García Márquez se refirió a ella “como un moridero de pobres”, en esta pequeña comarca a lo que nunca renuncian sus habitantes es a soñar.

El propio Rafael Darío Jiménez es protagonista de ello. Se empeñó en sacar adelante la Casa Museo cuando era un montón de ruinas. Así, con apoyos locales, regionales y nacionales logró ponerla a funcionar, a tal punto que hoy tiene una importante actividad cultural que implica presentaciones culturales, lecturas, visitas de escritores extranjeros, presencia de niños en muchas festividades, y siempre con García Márquez como el faro que ilumina todo ese hacer.

“Para nosotros Gabriel García Márquez sigue vivo. Gabo no ha muerto”, dice el poeta vía telefónica desde Santa Marta, a donde suele ir por sus labores, dado que su estancia en la Casa Museo está relacionada con la Universidad del Magdalena.

Para complementar la labor de la Casa Museo, Jiménez tiene proyectado crear la Biblioteca de Macondo, en el comisariato de la United Fruit Company.

Aunado a ello, tienen previsto fundar la “escuela de las vocaciones”, que era un tema que a García Márquez le atraía y le preocupaba, porque era partidario que los mayores debían respetar las vocaciones de los niños.

Esta idea la esbozó con lujo de detalles en el artículo “Manual para ser niño”: “Aspiro a que estas reflexiones sean un manual para que los niños se atrevan a defenderse de los adultos en el aprendizaje de las artes y las letras. No tienen una base científica sino emocional o sentimental, si se quiere, y se fundan en una premisa improbable: si a un niño se le pone frente a una serie de juguetes diversos, terminará por quedarse con uno que le guste más. Creo que esa preferencia no es casual, sino que revela en el niño una vocación y una aptitud que tal vez pasarían inadvertidas para sus padres despistados y sus fatigados maestros”.
Hay que recordar que García Márquez estudió en una escuela Montessori en sus primeros años y eso dejó huella en su educación.

“Creo que algunos niños a una cierta edad, y en ciertas condiciones, tienen facultades congénitas que les permiten ver más allá de la realidad admitida por los adultos. Podrían ser residuos de algún poder adivinatorio que el género humano agotó en etapas anteriores, o manifestaciones extraordinarias de la intuición casi clarividente de los artistas durante la soledad del crecimiento, y que desaparecen, como la glándula del timo, cuando ya no son necesarias”.

Esa escuela de las vocaciones sería una pieza más de las muchas que emergen para que los niños y los mayores tengan muy presente al escritor que puso la literatura de América Latina a la cabeza de lo que se llamó el boom, en lo que Cien años de Soledad fue clave.

NECESIDAD DE INVERSIONES

Sánchez, quien es alcalde de nuevo en Aracataca, ya lo había sido a comienzos del siglo, sostiene que todo lo que vuelva la mirada hacia su pueblo es una iniciativa positiva, pero que lo que ellos necesitan son inversionistas.

“Todo lo que se haga alrededor del maestro García Márquez es positivo para Aracataca. El hecho de ser noticia visibiliza mucho a nuestro municipio. El tema para el desarrollo no es que Gabo sea noticia, sino sobre todo el compromiso que tenga el Gobierno nacional y también la comunidad internacional, que han de entender que nosotros le dimos a Colombia el único Premio Nobel que existe en el país, y le hemos dado al mundo un escritor universal. Lo de Netflix es bueno, pero debemos revisar muchos aspectos para sacar adelante a este pueblo”, expresó Sánchez.

Para el alcalde, la magia en Aracataca-Macondo pasa por las inversiones para mejorar infraestructura y para levantar una nueva.

“La mitad de nuestros pobladores tiene un servicio de agua deficiente. Falta mucha infraestructura. No tenemos una escuela de artes para formar a los niños. No tenemos infraestructura hotelera. Invitamos a los inversionistas extranjeros que vengan a hacer un gran hotel a Aracataca. Tenemos, también, que generar empleo”, dijo.

Considera que el apoyo de los medios de prensa internacional pueden desempeñar un rol determinante en poner en el lugar que se merece al pueblo que un día vio nacer al escritor más laureado de su generación y al de una imaginación desbocada, tanto como para llenarlo de metáforas e hipérboles.

Los cataqueros adoran a su hijo predilecto y se identifican con sus colores, como en esta de la celebración del 92 aniversario del natalicio del escritor. (Foto: Cortesía Municipio de Aracataca).

“Sé que Aracataca es un diamante en bruto en cuanto a turismo. Sé que si el mundo se da cuenta de lo que somos, habrá empresas interesadas en invertir. Agradezco a su medio por divulgar lo que somos. Gracias por tener en cuenta a Aracataca y por pensar en el desarrollo nuestro”.

El calor que se percibe en varias obras del cataquero universal, los almendros tristes y rojos que están en zonas públicas, las gentes con su amor y admiración a Gabo, al que llaman así porque es suyo, les pertenece en su imaginación colectiva, y la leyenda que sostiene sus creaciones, hacen que este pueblo bendito y maldito a la vez espere en el anuncio de Netflix su segunda y definitiva resurrección. Sucederá cuando lleguen del mundo entero avalanchas de turistas y amantes de las novelas del Nobel, con el fin de contemplar personalmente  las muchas de las claves que el escritor desgranó a lo largo y ancho de sus obras.

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