Cultura Entrevista a Kim Torres, cineasta costarricense

“Hacer cine es encontrar gente especial con quien sincronizás creativamente”

El cortometraje Luz nocturna, de la cineasta costarricense Kim Torres, fue escogido entre poco más de 3.500 películas para competir por la Palma de Oro de cortometrajes del Festival de Cannes, que se celebra a partir del 17 de mayo. Este Semanario conversó con la directora sobre detalles de la filmación, entre otros temas.

La cineasta costarricense Kim Torres se fue a Quepos a crear el guion de Luz nocturna. Acostada en una cama y durante una semana escribió y escribió.

Su estado de ánimo, emocionalmente reflexivo, y el entorno, con una naturaleza opresiva, quedaron impregnados en el cortometraje, que 12 meses después fue escogido entre poco más de 3.500 películas participantes en un primer filtro por la Palma de Oro de cortometrajes de la edición 75 del Festival de Cannes.

Finalmente, Luz nocturna entró en la contienda junto a ocho filmes que serán proyectados entre el 17 y 28 de mayo, en el evento cinematográfico más reconocido y prestigioso de los circuitos festivaleros del mundo.

“Los colaboradores agregaron otras miradas, hubo una sincronicidad que conectó y eso es muy lindo”. Kim Torres, directora del cortometraje Luz nocturna. (Stills del cortometraje Luz nocturna)

“La gente de la industria está viendo a Costa Rica como un pequeño nicho, un pequeño semillero de talentos nuevos con mucha presencia femenina, que es algo muy particular. Al respecto he investigado un poco y no he encontrado otros lugares donde suceda que haya un grupo de cineastas mujeres que están empujando y que trabajamos de una forma tan solidaria”, Kim Torres.

Torres no es la primera costarricense que es seleccionada en alguna de las competiciones de Cannes. Como ella misma señala, varias mujeres cineastas ticas han caminado por la alfombra roja del Festival, pues sus películas fueron reconocidas por su sólida calidad estética y narrativa.

En ese sentido, destaca que las plataformas y circuitos del cine alternativo “están viendo a Costa Rica como un pequeño nicho, un pequeño semillero de talentos nuevos con mucha presencia femenina, que es algo muy particular. Al respecto he investigado un poco y no he encontrado otros lugares donde suceda que haya un grupo de cineastas mujeres que están empujando y que trabajemos de una forma tan solidaria”.

Luz nocturna es un cortometraje con una estética y un relato que privilegian un registro poético y onírico, en que los planos de la realidad y la fantasía se funden para hablar en torno al mito y el tabú de la madre abandónica, una especie de Medea que, sin matar a los hijos, no los asume y se va en busca de su realización propia como mujer.

 ¿Cómo nace el proyecto de crear Luz nocturna?

—Técnicamente nació porque estamos desarrollando una película que se llama Si no ardemos, cómo iluminamos la noche, que ganó el fondo Auge de la Universidad de Costa Rica. Los recursos sirvieron para crear prototipos de empresas y se dio la oportunidad de hacer una especie de prototipo de la película, un adelanto que nos ayudará a conseguir inversionistas. Luego de que nos dieron el fondo, yo vine de México con la fotógrafa mexicana Mel Nocetti para grabar en Quepos, que es donde decidimos filmar el cortometraje. Decidimos también trabajar con mis primitos como actores naturales e hicimos un proceso de casting para encontrar a la actriz para el personaje de la hermana mayor.

A un nivel más humano, la historia es cercana a mí y, aunque no quiero hablar sobre eso, sí es importante decir que he ido entendiendo ese acontecimiento bajo una luz distinta. Sobre esto último, en cambio, sí me interesa hablar de manera más pública. El tema es la maternidad y los roles que se nos asignan y que a veces la vida es muy compleja, y no es tan fácil ser una buena madre, por ejemplo: a veces ser una buena madre implica sacrificar muchas cosas, muchos deseos de vivir la vida o de tener otras experiencias.

Entonces es esta cadena de una madre que se va de la casa para seguir su vida y hacer lo que ella quiere, claro, de una manera irresponsable o lo que sea, pero cómo eso también pone a la hija mayor en una situación de pasarle la batuta. Es una presión que cargan muchas mujeres de tener que ser, en este caso, una buena hermana y quedarse con sus hermanas sin la posibilidad de realizar sus sueños y sus cosas. Es un peso muy grande que las mujeres cargan en la sociedad y por lo que muchas veces los padres u otras figuras masculinas no son juzgados cómo ser felices, hacer sus carreras e irse. Yo quería cuestionar estas presiones. ¿Cómo hacer para también soñar y  pensar en otras posibilidades y no estar atadas a lo que se supone que es ser una persona responsable y buena?

¿Cómo fue el proceso de construcción del guion? La película no está narrada con un canon o paradigma convencional.

—La estructura se creó en la edición. Yo llegué a Quepos y estuve en cama escribiendo durante una semana. Ahora lo veo y siento que se me pasó la mano en que a veces el guion es oscuro, denso y pesado, con su tiempo y silencios. La emoción que tenía en el momento se plasmó ahí, fue inevitable. A mí como guionista me gusta, desde el guion, tratar de buscarle otras estructuras a la película, otra  manera de contar la historia, sin necesariamente tener que decirlo todo y tratar de que la información esté ahí, porque a veces pasa que una por tratar de hacerlo sutil, después ya no quedó nada.

Desde el inicio hay una cosa en la estructura que está relacionada con esta expresión en inglés de wishful thinking. Luego lo grabamos y en el proceso de edición empezamos a reescribir, literal. La edición Mauricio Esquivel fue increíble. Nunca había trabajado con un editor así: agarró el material y empezamos a reescribir las escenas, incluso cambiar la intención a las miradas; fuimos encontrando lo que ya venía en el material y lo reescribimos. Ahí entró Luisa para terminar de cerrar los diálogos que los reescribimos después y los colocamos fuera de cuadro, que empezamos a explorar mucho, porque habíamos decidido la fotografía y yo de grabarlo todo muy conciso, en el sentido de que nos preguntamos cómo hacer para contar las escenas con uno o dos planos máximo. Nos pusimos ese reto que fue muy chiva para grabar y editar. Después entra el sonido y la escogencia de dónde lo coloca uno.

Yo sé que esas separaciones o cajitas no existen en realidad, pero se asemeja a la forma en que se construiría un documental: tenés un material grabado y en la edición se termina de hacer la propuesta narrativa, porque depende del material que grabaste. Las personas con las que cocreaste el corto van agregando su propuesta.

—Sí, se van añadiendo capas en la postproducción, como la música, el diseño sonoro, la edición, los diálogos que hacían falta, hasta terminar formándose lo que tenía que ser y que no necesariamente está desde el guion inicial. Es ir encontrando en el proceso creativo. Por eso los colaboradores son esenciales. Sin Luisa, Mau y el músico, el corto nunca se hubiera llegado a condensar en lo que tenía que ser, en eso que potencialmente estaba ahí. Los colaboradores agregaron otras miradas, hubo una sincronicidad que conectó y eso es muy lindo. Yo creo que hacer cine al final es ir encontrando esa gente especial con la que sincronizás creativamente.

Un detalle: a Mau, el editor, yo lo conozco desde que soy una niña, o sea, él era mi amiguito de las pijamadas, veíamos Harry Potter juntos, nos sabíamos los diálogos de Harry Potter y, de repente, estamos ahí editando este corto porque queremos hacer cine juntos. Con Lu (Luisa) nos conocemos hace más de diez años, hemos pasado todo tipo de aventuras y de repente estamos haciendo esto y todo tiene sentido. Al final tiene sentido haber terminado haciendo estas cosas juntas porque siento que hay un nivel de entendimiento muy profundo a la hora de colaborar y eso es demasiado valioso. Yo estoy demasiado feliz con haber encontrado estos vínculos.

Cuando vos planteaste el guion al inicio del proyecto ¿estabas consciente de este género de lo onírico o fantástico, que narrativamente podría estar asociado a relatos tipo leyendas o mitos, que los ves en civilizaciones ancestrales y que cuentan historias con personajes que están en un plano no realista? Yo sentí que la película tiene dos planos, o más de dos, uno de lo concreto y otro de lo fantástico, en el que se va narrando eso que se vuelve un mito y una especie de tabú que es la partida de la mamá que no vuelve. Hay una capa subterránea que te está contando otra cosa. Si la madre se va es una Medea que abandona a sus hijos y eso está contado en un tono sutil, de relato fantástico.

—Esto de que la mamá, cuando se va, se convierte en mito no lo había pensado, pero tiene sentido, totalmente. Para hablar de ese tipo de cosas es mejor hablar de fantasía, por ejemplo: a veces es mejor hablar de una mujer que se convierte en una luz, se mete en un bosque y se pierde, es decir, para poder expresar ese tipo de eventos innombrables se transforma en un tabú o un mito.

Cada vez que vengo a Costa Rica visito a mi papá que vive en Manzanillo y a mi mamá que vive en Quepos, entonces, he pasado mucho tiempo en esas zonas que antes no conocía tanto. Ha sido súper intenso ir conociendo cada vez más y más y más, seguir más adentro de la montaña y otros pueblos y otra gente, porque hay un ambiente un poco denso en muchos sentidos, un ambiente como de cierto abandono del gobierno, falta de trabajo. Hay esta presencia de la pobreza, la palma africana que es una transnacional, hay una pesadez. Al mismo tiempo es un lugar que tiene una fuerza demasiado intensa; hay tanto pasando en ese lugar a nivel humano y de la naturaleza. Yo quise tratar de capturar un poquito la magia del bosque, pero sí fue muy abrumador pasar tanto tiempo dentro de esa selva. Una termina reconociendo los tipos de ranas que suenan. Una empieza a entrar en una especie de locura de estar ahí tan adentro de esa naturaleza con todo tipo de animales, y siento que ese espacio, así como es tan hermoso e impresionante y tan lindo cuando uno va de visita, también puede ser muy aplastante cuando una está ahí “atrapada”, porque el entorno no necesariamente es amigable, es hostil también la selva, los animales. Yo quería lograr en contraste un pequeño núcleo de calidez y luz que logran tener ellos tres como hermanitos, acompañándose y que hubiera disfrute.

Sobre la selección en Cannes, ¿qué pensás al respecto? Costa Rica ha empezado a circular en esas plataformas y reconocemos un camino trazado ¿Qué significa que te hayan seleccionado entre 3.500 cortos?

—Es muy abrumador, porque la verdad no me había cruzado por la mente que era una posibilidad. Nosotros mandamos el corto y hubo mucho silencio, hasta que de repente fue: “por cierto fue seleccionada”. Fue una sorpresa genuina, me agarraron en curva, me llamaron al teléfono en México de un número francés y no entendía nada. Fue muy raro y de hecho no me la creí hasta que lo publicaron oficialmente. Pero la verdad me emociona muchísimo porque, como vos decís, este corto no es tan digerible en muchos sentidos y a veces da un poquillo de miedo experimentar, porque sabemos que dentro de esa experimentación hay una gran posibilidad de que no salga algo interesante. Aún así fue algo que intentamos con la fotógrafa porque lo peor que puede pasar es que no pase nada.

A veces por tratar de quedarse en una zona segura se pierden un montón de oportunidades de todo lo que se podría estar explorando, probando y fallando. Para mí fue muy extraño y al mismo tiempo muy gratificante que esta institución tan grande apreciara ese trabajo que considero está proponiendo algo diferente. Para mí ha sido prueba y error, prueba y error.

Siento que es muy importante el cine de Costa Rica y de la región centroamericana, que está agarrando mucha fuerza. La gente de la industria está viendo a Costa Rica como un pequeño nicho, un pequeño semillero de talentos nuevos con mucha presencia femenina, que es algo muy particular. Al respecto he investigado un poco y no he encontrado otros lugares donde suceda que haya un grupo de cineastas mujeres que están empujando y que trabajamos de una forma tan solidaria. Aunque yo vivo en México todo lo que quiero hacer de cine es en Costa Rica porque es lo que conozco y hay tanta diversidad que no ha sido representada en la pantalla. Ojalá hubiera más fondos, más apoyo económico, ojalá llamáramos la atención del Gobierno para que se den cuenta que hay gente haciendo producciones de un nivel alto y que la única manera de hacerlo es como un apoyo.

Sincronicidad creativa

Equipo artístico

Directora: Kim Torres

Productora: Alejandra Vargas Carballo

Guionistas: Kim Torres y Luisa Mora Fernández

Directora de Fotografía: Mel Nocetti

Dirección de Arte: Mauricio Esquivel

Diseño Sonoro: Gabriela Rivas Feoli

Montaje: Mauricio Esquivel y Adriana Ramírez Meza

Compositor: Rogelio The IIIrd

Postproducción de imagen: Chisco Arce

Elenco:

Melissa C. Pérez como “Ale”

Valentina Chinchilla Pérez como “Sofi”

Arturo Gael Chinchilla Pérez como “Arturito”

Suscríbase al boletín

Ir al contenido