Cultura

Hablar sobre la muerte para cantar la vida

Estudiantes de la Facultad de Bellas Artes presentan la obra Crónica de una pequeña alma para dialogar con niños y adultos sobre un tema escabroso

Todos deberíamos ser un poco la niña Alma cuando de hablar y convivir con la muerte se trata. La heroína de la obra de títeres Crónica de una pequeña alma no es ni lejanamente pequeña al asumir la desafiante tarea de preguntar y hablar sobre la muerte, un tema que nuestra sociedad elude hasta convertirlo en muchos casos en un tabú.

La puesta en escena es un proyecto de investigación de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Costa Rica -enmarcado en el programa Producción interdisciplinaria-, en el que participan estudiantes de las escuelas de Artes Dramáticas, Artes Plásticas, Artes Musicales, junto a Danza Universitaria y la Escuela de Ciencias de la Comunicación Colectiva, con el apoyo de la Vicerrectoría de Acción Social.

El objetivo de la decana María Clara Vargas Cullel, gestora de la iniciativa, fue “poner a trabajar a estudiantes de diferentes escuelas a través de una propuesta que les permitiera tener una oportunidad de crear y de tener una experiencia profesional en cuanto a su resultado”, según comentó a UNIVERSIDAD.

Recomendada para niños mayores de 5 años, la obra se presenta en el Teatro de Bellas Artes (ubicado en el campus Rodrigo Facio en San Pedro) el viernes 3 de noviembre a las 8 p.m. y el sábado 4 y domingo 5 de noviembre a las 4 p.m. con entrada libre.

Para la actriz y titiritera Naomi Quesada Sánchez, quien manipula y da vida al personaje protagónico, Alma es “muy curiosa y tiene mucha hambre de mundo,  de conocer, de crecer, de encontrar, al punto de que se va en un viaje con su abuelo y Caronte (personaje de la mitología griega) al supramundo y el inframundo” para vivir y superar los miedos vinculados tanto con la muerte como con la vida misma.

“Es una niña que tiene muchos miedos e inseguridades pero en el camino se va encontrando consigo misma y se va forjando y fortaleciendo con la experiencia”, comentó Quesada.

Heroína y muerte

La dramaturgia y dirección de Crónica de una pequeña alma estuvo a cargo de Allan Pérez Elizondo, estudiante de Artes Dramáticas a quien invitaron a presentar el proyecto. “Ha sido una aventura, un descubrimiento, un conejillo de indias, donde el interés era el intercambio estudiantil”, expresó entusiasta Pérez.

Con una propuesta original en todos sus elementos escénicos, el proyecto partió de una investigación sobre el movimiento del títere con el tema de la muerte.  “Hicimos ejercicios libres  y creativos que posteriormente desembocaron en la obra”.

El proceso fue alimentado con las experiencias, historias, anécdotas, noticias, marcos teóricos y costumbres de los artistas en torno al ‘escabroso’ tópico, apoyados en fuentes griegas, latinoamericanas y estadounidenses.

Con un acento puesto en lo onírico y surrealista, la obra narra las aventuras de una niña que vive con su familia, y que espera la llegada de un hermanito que se llama Juli.

En un momento dado, la mamá de Alma empieza a tener problemas con el embarazo y siente dolores muy fuertes en su vientre. En medio de esta situación angustiante, una noche la niña recibe la visita de Caronte, con quien viaja a diferentes lugares para ver qué sucede con Juli.

Pérez explicó que la dramaturgia está basada en el mito griego del héroe que sufre una ruptura con la realidad: “para ir a conocer el inframundo y el supramundo, donde descubre espíritus”, hasta llegar al clímax y el desenlace de la historia.

La investigación les permitió al equipo de creadores darse cuenta de que el proceso de duelo “es muy complejo y que nos supera, y que existe una relación directa entre la vida y la muerte que es indisoluble. Es algo inevitable”, afirmó Pérez.

El montaje, entonces, es un espacio abierto para que los niños se pregunten y pregunten a sus padres sobre la muerte, que en muchos casos ponen una barrera para dialogar al respecto.

“Cuando una persona muere, incluso los padres o tíos, primos, la persona desaparece y nunca se habla del tema, más bien se oculta casi que para que el niño no viva ese proceso. La obra invita, pretende, que los niños se enteren de qué es lo que pasa, el balance de la vida y la muerte y ese vínculo indisoluble.  Los niños se preguntan qué pasa, nosotros como adultos a veces no hablamos de eso tampoco”, concluyó Pérez.

Creatividad

Lucía González y Sofía Benavides de la Escuela de Artes Plásticas fueron las encargadas de esculpir con espuma los títeres, con tamaños que van desde los 60 centímetros hasta los dos metros.

González detalló que son muñecos con articulaciones que pueden mover la boca, las manos y los brazos y que el vestuario es colorido y las líneas faciales muy expresivas. “Al inicio del proceso no sabíamos cómo los iban a usar y cuando los vimos en escena fue increíble porque les dan vida. La obra cobra vida en escena”, compartió.

La actriz Vivian Bonilla interpreta al abuelo de Alma, que acompaña a la heroína en su odisea. Para la intérprete y titiritera “la historia es lindísima, vivencial”, y describe a su personaje como la cátedra de vida dentro de la obra, por su experiencia y los relatos que cuenta, y por representar el ciclo de vida: “unos venimos al mundo y otros se van”, comentó.

Su compañera de trabajo, Naomi Quesada, señaló, asimismo, que ella se ha encontrado en Alma, con quien comparte esa sensación del miedo de no saber qué va a pasar después. “Es como una caída que vemos reflejada en la obra literalmente cuando cae en el inframundo y se ve desligada de su casa y familia para explorar un mundo nuevo con el abuelo”.

La banda sonora de la puesta en escena es un personaje más de la obra. Sergio Delgado, clarinetista y profesor de EAM, es el compositor de las canciones con aires líricos y la partitura incidental que crea una atmósfera expresamente con influencia de Danny Elfman, creador de la  música de la películas de Tim Burton.

“Aproveché elementos de lo teatral de la ópera que es asignar leitmotivs o motivos musicales  relacionados con situaciones o personajes que cada vez que aparecen en escena el público puede identificarlos, creando una atmósfera con la voz, el piano, y el clarinete”, destacó Delgado.


 

El ciclo inevitable

Qué: Obra de títeres Crónica de una pequeña alma.
Quiénes: Iniciativa de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Costa Rica con estudiantes de las escuelas de Artes Dramáticas, Artes Plásticas, Artes Musicales, Danza Universitaria y la Escuela de Ciencias de la Comunicación Colectiva, con el apoyo de la Vicerrectoría de Acción Social.
Dónde: Teatro de Bellas Artes en el campus Rodrigo Facio.
Cuándo: viernes 3 de noviembre, 8 p.m. y sábado 4 y domingo 5 de noviembre, 4 p.m.
Recomendada para niños mayores de 5 años.

Entrada libre.

Más información: www.facebook.com/monstruocomealmas


 

 

 

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